Las Entrevistas de El Gráfico

2006. BERTONI 100x100

Fue uno de los delanteros más brillantes del fútbol argentino. Campeón mundial 1978, integró un Independiente mítico con Bochini y el Nápoli de Maradona. En 100 respuestas recorre su historia y opina con autoridad.

Por Redacción EG ·

05 de noviembre de 2018

1 ¿Cuál fue tu ídolo de chico? Raúl Bernao. Me gustaba su desborde, su habilidad. Cuando jugaba contra Boca y Marzolini, más todavía. Silvio era el mejor tres del mundo, impasable para todos, menos para Bernao, que le daba unos bailes bárbaros. Además, era ídolo adentro y afuera de la cancha. Una vez, mi viejo le dijo que yo lo quería saludar, vino, me dio un beso y me acarició la cabeza. Yo era un nene y me sentí en las nubes.

2 ¿Quién te puso Superpibe? Pancho Sá y el Zurdo López. Nos decían así a mí y a Bochini, los más chicos. Tuvimos la suerte de jugar al lado de gente de experiencia que nos aconsejó bien. El Zurdo nos decía “ustedes inventen, que nosotros aguantamos”. ¡El paladar negro de Independiente, jajaja! El Rojo tuvo grandes equipos, pero también ganó defendiéndose. Los triunfos tapaban todo.

3 ¿Qué recordás de tus cuatro partidos como técnico de Los Andes? Fue una experiencia y punto. A la mañana presentaron a Ginarte y a la tarde a mí. La comisión estaba dividida, los jugadores también... No pude hacer la pretemporada ni nada. Con eso se hubiera visto el fruto de mi trabajo, porque agarré antes del receso de fin de año. Pero no hubo caso. 

Imagen Como hermanos. Bertoni y Bochini en los setenta. Dos leyendas del mejor Independiente,
Como hermanos. Bertoni y Bochini en los setenta. Dos leyendas del mejor Independiente,


4 ¿En Independiente te pasó algo parecido? Sí. Agarré cuatro días antes de empezar un torneo, sin elegir los jugadores ni haber participado en la pretemporada, en un momento difícil porque había muerto un ídolo como el Pato Pastoriza. Fui a dar una mano, como le dije al presidente. Comparada sabe que está en deuda conmigo. Le agarré el equipo para colaborar, no por la plata, que era casi nada. Tuve que cambiar el estilo de juego y el grupo de trabajo, dejando afuera a buena gente como Cirrincione, pero yo debía tener el mío. Si nos hubieran dejado, nos hubiera ido bárbaro. Pero Comparada aprendió cosas de nosotros, lo noto en cambios fundamentales de adentro. No creo que lo de Independiente sea un problema de técnicos, sino la contratación de jugadores. No forman equipos competitivos.

5 La ciudad que más te impactó. Florencia y Sevilla. Dos lugares hermosos donde jugué y viví. Fui muy feliz en ambas. Nápoles y Udine también tienen su encanto.

6 ¿El fútbol te hizo llorar muchas veces? De tristeza, no de emoción. Salí campeón del mundo y no lloré, lo tomé con alegría. Pero cuando me fui de Independiente a Sevilla, pasé a saludar a los muchachos y me encerré en el baño a llorar. Dejaba todo: el vestuario, los compañeros y una parte de mi vida. Igual que en Fiorentina.

7 El mejor jugador del mundo hoy. Hay varios muy buenos. En Brasil están Ronaldinho y Kaká. Nosotros tenemos a Messi, que todavía está en deuda con el fútbol argentino, y a Agüero, que aún no explotó. Rooney en Inglaterra. Eto’o es un crack. Pero figura figura es Ronaldinho. Sobresale, transmite algo más, pese a que ahora está algo bajo.

8 ¿Por qué decís que Messi está en deuda? Con el fútbol argentino y con él mismo. No sé quién lo dirige o lo representa, pero le han hecho un mal. No había jugado casi nada en la Selección e hizo más publicidades que tipos con una trayectoria larguísima, como Crespo, Sorín o Riquelme. Quedó en deuda futbolística, por más que Pekerman no le haya dado demasiadas oportunidades. Cuando le tocó entrar, no las aprovechó. Y tampoco lo hizo desde que asumió Basile. Las publicidades engruesan el bolsillo, pero distraen la concentración. Lo esencial es demostrar en la cancha que los elogios que recibe son merecidos. Es un gran jugador, pero debe dar más.

9 Carlos, tu hermano mellizo, ¿probó con el fútbol? Sí, pero le va mejor como promotor de seguros. Era marcador de punta, pegaba de lo lindo. Tenía problemas de asma, no le daba para jugar demasiado.

10 Te diste el lujo de jugar con diez muy importantes...  Grandes de verdad: primero, Bochini; después, Maradona; y cracks como Antognoni, Kempes, Alonso, Villa... Fui un afortunado, los diez clásicos ya murieron.

11 ¿Es un puesto en extinción por la falta de potreros o por los sistemas? La falta de potreros mató a todo el fútbol, no a un puesto solo: ya no hay especialistas... Los diez de antes eran todos de categoría. Veías River-Independiente y era Alonso contra Bochini; Newell’s-Central, Zanabria contra Poy; Estudiantes-Gimnasia, Della Savia contra Carlitos López... Los sistemas y el cemento destruyeron al diez.

12 ¿Alguna vez te agarraste a trompadas con un compañero? No. Yo era alegre, bromista, intentaba unir, no dividir.

13 Un papelón en la cancha. Con la Selección le quise dar de zurda, creo que contra Polonia. Pifié, me pegó en la derecha y salió para cualquier lado. ¡Qué vergüenza! Menotti siempre nos decía que en esos casos había que levantar la cabeza y salir corriendo hacia la mitad de la cancha para no darles de comer a los leones. Así que pifié y le hice caso al Flaco.
Imagen Promesas de los ’70: Ortíz, R.Domínguez, Avanzi, Tarantini, Bertoni, Mamberto, Pekerman, Aldo Rodríguez y Scalise.
Promesas de los ’70: Ortíz, R.Domínguez, Avanzi, Tarantini, Bertoni, Mamberto, Pekerman, Aldo Rodríguez y Scalise.


14 ¿Cambiarías algo del reglamento del fútbol? No, ¿para qué? Se perdería la esencia del juego. Estuvo muy bien impedir que los arqueros la agarren con la mano en un pase atrás. Y también comparto el castigo a las patadas de atrás, el fair play.

15 ¿Recordás la primera vez que te llevaron a la cancha? Fue mi viejo, para ver a Independiente. ¡Qué emoción! Ibamos a la Visera, con los socios. Mi viejo me decía “¿te imaginás jugando acá?”, y yo le decía que sí, convencido. Por eso fue una alegría que después se haya concretado. Toda la familia es fanática del Rojo, salvo mis dos hijos, que son las ovejas negras y me salieron de Boca.

16 ¿Por qué? Cuando estaba jugando en el exterior, mi mujer vino acá y mi cuñado, que es bostero, los llevó a la Bombonera. Se flashearon con el espectáculo y se hicieron de Boca. Esa hinchada te atrapa, no hay vuelta que darle.

17 ¿A qué técnico recordás con más aprecio? De juveniles, al Gordo Díaz, un visionario del fútbol; al Vasco Iturrieta, que tuve en Quilmes, y a Coco Rossi. Otro que me dejó marcado fue Rubén Bravo, nuestro maestro cuando fuimos a un torneo juvenil en Cannes con la Selección. Fue como un padre.

18 Pero el Gordo Díaz fue el que más tuvo que ver en tu carrera, ¿no? Y... sí, porque un día me cansé y me fui del fútbol. Los clubes eran pobres, no teníamos botines ni camisetas, entrenábamos en lugares precarios, cuando llovía las medias pesaban doscientos kilos cada una... Ser jugador en la época nuestra era doble mérito. Pero volví por el Gordo. Ojo, en los potreros me descubrió el Viejo Pérez, de Quilmes. Pero el Gordo me fue a rescatar cuando mi papá no me dejaba volver. Lo convenció en un restaurante. Me dijo: “Si vos me hacés caso, vas a ser internacional, tenés condiciones, me doy cuenta con verte caminar”. Fue un visionario, tuvo el famoso Arsenal de Llavallol, donde pasaron Rojitas, Maschio, Angelillo, Rubén Magdalena...

19 ¿Y de los técnicos de Primera? Tuve varios monstruos, como al Flaco Menotti, un maestro del fútbol y de la vida, al que recuerdo con gran cariño. Y el Pato Pastoriza, que fue un compañero más, no sólo un técnico. Tenía calle el Pato.

20 ¿Con qué técnico te llevabas mal o tenías pica? Ottavio Bianchi, en el Napoli. De visitante no quería jugar con dos puntas. Prefería poner volantes, a Maradona tirado atrás y a Giordano solito, o yo. Entonces los sábados me encaraba: “No te veo bien”. “Yo estoy bárbaro, estoy para jugar”, le decía. “Pero no te veo bien”. “Yo estoy bárbaro, y si me saca les voy a decir a los periodistas que usted me dijo que me borraba porque no me veía bien, pero que yo estoy bárbaro”, le retrucaba. Y después me ponía, la rompía y me felicitaba. Era un tira y afloje interminable. El primer año salimos terceros, con un poco más de audacia hubiéramos sido campeones.
Imagen Capos. Junto a Passarella y Maradona, en un Napoli-Fiorentina. Abrieron fronteras.
Capos. Junto a Passarella y Maradona, en un Napoli-Fiorentina. Abrieron fronteras.


21 Una anécdota napolitana con Maradona.

Diego opacó la figura de San Genaro, no es verso. Nunca vi nada igual. Donde estaba Diego era una locura total. Un sábado sin fútbol vino a mi casa para comer milanesas, porque Mabel, mi señora, las hace bárbaras. Yo vivía arriba, en la zona de Posilipo, un paraíso enfrente de Capri. Pero se enteraron los de abajo y... ¡para qué! Aparecían los hinchas por todos lados. Hasta en el patio de mi casa se metieron. Saltaban el muro como gatos con tal de verlo a Diego.

22 ¿Quién fue más ídolo en Sevilla: vos o el Gringo Scotta? Los dos. El Gringo fue un ídolo bárbaro. A mí también me quieren mucho, dejé un buen recuerdo. El primer campeonato me costó, pero el segundo fue espectacular, hicimos 16 goles cada uno, aunque yo no pateaba penales. Ahí me vendieron a Fiorentina, donde sí fui ídolo ídolo. Estuve cuatro años, hasta que me fui al Napoli de Maradona, donde había chance de salir campeón.

23 Pero el scudetto nunca se te dio. Mala suerte, el scudetto siempre me esquivó. Del 80 al 82 estuve a punto de ir a la Roma, no se dio y salió campeón. Después vinieron del Verona, tampoco fui y salió campeón. Dejé el Napoli y salió campeón. Y en el 81-82, en Fiorentina, lo perdimos en la última fecha, cabeza a cabeza con la Juve. Ellos fueron a Catanzaro, les dieron un penal inexistente, no les cobraron uno en contra y en nuestro partido nos anularon un gol válido. ¿Qué casualidad, no? La historia siempre fue igual con la Juve...

24 ¿Qué recordas de la Selección juvenil que fue a Cannes? Cuando se estaba preparando, vino a jugar un amistoso a Quilmes. Yo tenía 16 años, era de inferiores y me llevaron al banco de Primera. Perdíamos 1-0, entré, hice dos goles y ganamos. Al día siguiente me llamaron para hacerme el traje y sumarme a la delegación. Ni una vez había entrenado con ellos. Era un equipazo con Delménico, Trossero, el Beto Alonso, Ferrero, Mouzo, Asad, Chirdo... Perdimos la final con gol de oro contra Brasil. Al año siguiente fui de nuevo, ya como capitán, con Trobbiani, Kempes, Bochini, Rocha... Salimos terceros.

25 ¿El gol del Bocha a la Juve, en la Intercontinental del 73, fue tan impresionante como se dice o lo exageró el paso del tiempo? Fue un golazo infernal, con los dos tirando paredes por el medio. Se agigantó porque Independiente venía de perder varias finales Intercontinentales. El Bocha me la pudo haber tocado a mí, que venía por el medio, pero la definió por arriba de Zoff. Si lo hubiera errado, todavía lo estaba puteando...

26 Pocos les tenían fe a ustedes. Sí, no viajó casi nadie. Y el único fotógrafo, Julio “Motoneta” López, que era hincha del Rojo, no sacó la foto por gritar el gol y se lo tuvo que comprar a los diarios italianos. Tiró la cámara para festejar.

27 ¿Es cierto que el Bocha le había anticipado a tu papá que iba a hacer un gol tremendo? Sí, pero nosotros siempre le prometíamos. Ojo, ellos nos cagaron a pelotazos todo el partido, cruzamos la mitad de la cancha tres o cuatro veces. A los 2 del segundo tiempo, Cuccureddu, que después fue compañero mío, tiró un penal por arriba del travesaño, mató a un italiano que estaba en la tribuna del Olímpico... Siempre lo cargué con eso en la Fiore... Ese día, Santoro sacó todo, la pelota pegaba en los palos, en cualquier lado. Pero hicimos esa pared y aguantamos con el paladar negro de Independiente, jajaja...

28 ¿Cuántos años vivieron juntos con el Bocha? Cuatro. Fue un hermano más. Le pedí permiso a mi padre para que se viniera a vivir a casa. Es el día de hoy que lo quieren mucho, es un hijo más. Un chico bueno, honesto, de barrio. A la mañana dormía, no podía despertarlo para ir a entrenar, siempre quería torrar un poquito más.

29 ¿Aprendiste a manejar gracias a él? Sí. Me había comprado un Fiat 128, pero no sabía usarlo. Un día me puso fichas: “Dale, manejá hasta el entrenamiento”. Yo no tenía registro ni nada. Y no era fácil ir de Quilmes hasta Avellaneda por las avenidas Mitre y Calchaquí. Estaba lleno de colectivos. ¡Lo que sudé para llegar! Terminé bañado como si hubiera corrido. Y bueno, ahí me largué a las pistas.
Imagen Daniel por las calles de San Telmo. Una trayectoria brillante, un personaje muy querido por el mundo del fútbol. (foto: Jorge Dominelli)
Daniel por las calles de San Telmo. Una trayectoria brillante, un personaje muy querido por el mundo del fútbol. (foto: Jorge Dominelli)


30 La charla técnica que más recordás. La de Menotti antes de la final del Mundial 78. Corta y concisa. En vez de meternos presión, nos liberó de todo. Tácticamente no necesitó decir nada, habíamos trabajado todo en la semana: cómo presionaba Holanda, como contrarrestarlo cambiando de frente...

31 ¿Si no hubieras sido futbolista...? Es lo que me pregunto yo. Estoy agradecido a la vida por haber sido futbolista. Yo estudiaba industrial, mis viejos siempre me inculcaron la importancia de tener una profesión. Pensaba ser tornero, pero me salvó la pelota.

32 ¿Llegaste a trabajar de algo? Nooo... Empecé en una carpintería y me fui a la semana. Cuando me hicieron levantar uno de esos tablones pesados, dije chau, esto no es para mí. Mi viejo me bancó siempre, hizo un gran sacrificio para que yo llegara.

33 El defensor que mejor te marcó. El Tano Pernía. Te pegaba, pero era leal, sabía marcar. También el Hueso Glaría. Pero para mí fueron difíciles y muy lindos duelos con el Sapo Villar, de San Lorenzo, y el Negro González, de Central. Ellos marcaban y jugaban, entonces me obligaban a una doble tarea. No los podía dejar venir.

34 ¿Y el marcador al que enloqueciste? Una vez le pegué un baile impresionante al Colorado Suárez, de Boca. Ganamos 2-1 e hice el último faltando un minuto, por arriba de la cabeza de Gatti. En la revancha también lo estaba bailando, pero Lorenzo me cambió el marcador, lo mandó a Tarantini de mi lado.

35 ¿Creés en el aporte de la psicología en el fútbol? Sí, totalmente. Iba a incorporarlo en Independiente. Tanto creo, que yo mismo iba a ir a un psicólogo para que me ayudara a resolver situaciones vinculadas con el manejo del grupo. Mi idea era que el psicólogo deportivo estuviera trabajando de afuera, que los jugadores supieran que ese recurso lo tenían a mano para lo que necesitaran.

36 El mejor equipo que viste. El Ajax de Cruyff. Jugaban, corrían, presionaban, hacían todo. Fútbol total. A nivel selecciones, me quedo con Brasil del 70. Unos monstruos, fenomenales. Decían que no podían jugar cinco diez juntos y eran un ballet. ¡Lo qué dibujaba Rivelino! Para mí, no se lo valoró en su justa medida, igual que a Kempes acá. Mario fue un grande, hizo historia, aunque pocos se lo reconozcan.
Imagen SUEÑO: un año antes del Mundial 78, soñó que hacia un gol en la final del Mundo.
SUEÑO: un año antes del Mundial 78, soñó que hacia un gol en la final del Mundo.


37 ¿El fútbol de antes era mejor que el de ahora? El fútbol fue cambiando. Hoy es más físico que técnico. Se han desvirtuado cosas desde el potrero. No hay jugadores tan virtuosos. Antes el marcador de punta, o un central como Villaverde, Trossero, Perfumo u Olguín, tenían una técnica espectacular. Lo físico tapó la técnica.

38 ¿Y en cuanto a la mala leche o la botoneada? Antes se hablaba mucho, pero no se hacían gestos como ahora. Era de botón. Ahora piden la tarjeta, te mandan al frente con la gente. Si uno te hacía un gesto, sea rival o compañero, podía terminar a las piñas en el vestuario. Era un código que teníamos. Es una vergüenza que levanten la mano, igual que entrar de mala leche para romper a un colega, aunque eso pasó en todos los tiempos.

39 ¿Qué jugador de hoy tiene más cosas tuyas? Rodrigo Palacio. Yo jugaba bien de adentro hacia afuera o de afuera hacia adentro, como hace él. Mete diagonales, usa las dos piernas, es goleador como yo. Físicamente somos distintos, pero nos parecemos en velocidad y habilidad. Devuelve bien las paredes. Pesca dentro del área, se mueve bien en la línea del off side. Lástima que va a durar poco en el fútbol argentino, es crack. Esperemos que lo pueda demostrar internacionalmente, porque en el Mundial le dieron pocas posibilidades. Igual tiene que estar tranquilo, no mortificarse. En el 74 yo quedé afuera a último momento y después salí campeón, tuve la revancha. Palacio tendrá su revancha en el 2010.

40 Como delantero, ¿el estilo de Ronaldo o el de Batistuta? Los dos válidos. Ronaldo tiene más habilidad y otra marcha, pero Bati también tenía quinta. Ronaldo es habilidad y potencia, Bati era polenta y remate al arco.

41 Diego patentó la frase “la pelota no se mancha”. ¿En el último tiempo se la ensució demasiado? A la pelota la han manchado siempre, no sólo en esta época. Si miramos para atrás, sobran los ejemplos. Trataron de mancharla y de destruirla.

42 Ahora parece que todas las partes se están poniendo de acuerdo para salvar al fútbol argentino de una buena vez. Ojalá. El problema es que la sociedad argentina está enferma, no sólo el fútbol. Es un tema de educación. A los dirigentes políticos les conviene la ignorancia y no la educación. Y todo esto se transmite a otros ámbitos, por eso el fútbol está como está.

43 ¿Cambiarías el sistema de los torneos? Sí, lo haría para evitar las suspicacias. Y si se suspende un partido por cualquier razón, debe jugarse en el transcurso de esa semana. Nada de dos meses después.
Imagen Su tercer gol en la final frente a Holanda por el Mundial 1978.
Su tercer gol en la final frente a Holanda por el Mundial 1978.


44 ¿Y las barras? Es un problema de país. A las barras se las utiliza para todo: en los clubes, política y sindicalmente. Este tema debe cambiarse de raíz. No creo que se solucione de la noche a la mañana. Hay que copiar la receta de Inglaterra: tener los datos de todos los que concurren a las canchas y ser implacables. A Frankenstein lo dejaron crecer demasiado, ahora va a ser difícil matarlo.

45 Contá la historia de la foto antes del Mundial 78. El Gráfico me llevó al Monumental cuando lo estaban remodelando, vestido de jugador. Soñaba con hacer el último gol del Mundial y se dio. Hice el tercero ante Holanda y salimos campeones. Soy muy católico y creo que fue la ayuda de Dios. En el 77, durante la serie internacional, yo era titular inamovible. Pero me lesioné y estuve en duda hasta pocos días antes del debut. Al final le gané el puesto a René Houseman, uno de los más grandes después de Maradona, lo cual fue un orgullo. Dormíamos en la misma habitación, pero no competíamos, nos apoyábamos el uno al otro. 

46 ¿Te da bronca que esa conquista del 78 se haya manchado? Sí. Se manchó por el partido con Perú, que ganamos con la misma facilidad con que meses antes lo habíamos hecho en Lima. Pero estoy tranquilo porque nosotros sabemos lo que trabajamos para ser campeones. Además, no éramos favoritos. Siempre releo El Gráfico de aquellos tiempos y los candidatos eran otros: Alemania, Holanda, Italia, el mismo Brasil. Argentina no tenía historia en mundiales. Pero resulta que dejamos en el camino a tres europeos en la primera ronda, a una Polonia excepcional, a Brasil, a un gran Perú y a Holanda. ¿Qué más quieren? Jugamos contra equipazos y fuimos los mejores. Suspicacias hay siempre. ¿O ya se olvidaron del penal que le dieron a Italia contra Australia en el último Mundial? 
Imagen REALIDAD. El festejo verdadero, el que un año antes le había contado a nuestra revista.
REALIDAD. El festejo verdadero, el que un año antes le había contado a nuestra revista.


47 Vos decís “no éramos favoritos”. ¿Ustedes cómo se veían? Teníamos una fe bárbara. Cada entrenamiento de fútbol era una final a muerte. Todos queríamos ganarnos el puesto. Imaginate que yo empecé de suplente y compartía equipo con Alonso, Maradona, Ortiz... Jugábamos contra los titulares y a veces los bailábamos. Si hasta Menotti me quiso echar en un entrenamiento de Mar del Plata... Fuimos a probar el césped del nuevo estadio y le metí un golazo de emboquillada al Pato Fillol. Lo grité demasiado y los albañiles también lo festejaron. El Flaco se puso como loco y quería rajarme, lo pararon entre Luque y Passarella. El grito me salió de adentro porque quería ser titular, igual que el resto.

48 ¿Por qué nos fue mal en el 82? Fallamos, nos equivocamos todos. Fuimos como campeones del mundo pensando que con eso solo alcanzaba para revalidarlo. Pero no se revalida con la chapa, hay que demostrarlo adentro de la cancha. Eramos mejor equipo que en el 78, se habían sumado Ramón Díaz, Calderón, Maradona... Pero nos equivocamos feo. Y encima nos tocó la zona de la muerte, con Italia y Brasil. Esa sí que fue la zona de la muerte, no la del 2002, que era facilísima y no la pudimos pasar. 

49 ¿Cómo fue jugar un Mundial en medio de una guerra como la de Malvinas? Difícil... Mi generación fue reprimida en muchos aspectos. Pasamos momentos duros, como la guerra entre Montoneros y militares, los procedimientos del Ejército a cualquier hora, ya sea en tu casa o cuando te paraban con el auto. A los argentinos de esa época nos paralizaba el miedo. Si se pudiera volver el tiempo atrás, no hubiera jugado ese Mundial. Argentina debió retirarse de la competencia. Lo tendríamos que haber decidido entre la AFA y nosotros, porque al gobierno le convenía que jugáramos para distraer al pueblo. Se estaba muriendo gente inocente que luchaba por nosotros. Y fuimos a jugar. Una vergüenza.

50 ¿Qué recordás de tu paso por el ascenso? Fue un orgullo jugar para aquel Quilmes. Debuté a los 16, y el Flaco Motta, ahora técnico de Chicago, le decía a Iturrieta “ponelo a ese pibe que es un fenómeno, te va a salvar”. Me tenía visto de la Tercera. Motta siempre me lo recuerda: “Daniel, te hice poner yo”.

51 Naciste en Bahía Blanca, pero te criaste en Quilmes, ¿no? Sí. Mi papá trabajaba en la base de Puerto Belgrano, era lechero. Quería progresar y un tío mío lo llamó para trabajar de camionero en un corralón de materiales de Quilmes. Yo tenía un año. Era otra época: aunque alquilábamos, mi viejo nos mantenía y hasta íbamos de vacaciones al campo. Hice la primaria, luego el industrial en el Mosconi. Era un alumno vago, estudiaba cuando quería. Pero me cultivé, tan burro no soy. Mis viejos nos enseñaron códigos de vida y de familia. Códigos de respeto. En la época mía estudiar en la escuela del Estado era mejor que en la privada, donde iban los de guita para no repetir, porque pagaban y pasaban.

52 ¿Jugaste torneos por plata en la villa? Millones. Incluso cuando estaba en la Tercera de Quilmes y ya entrenaba con la Primera. Un amigo, Carozo, tenía una ambulancia vieja y me pasaba a buscar. Ibamos tocando la sirena por Calchaquí para abrir paso. Se armaba cada quilombo... Me metían en la ambulancia para que no me viera mi viejo. Ibamos a una villa de Solano, a otra cerca del río... Las veces que habremos dejado la pilcha porque no quedaba otra que salir corriendo... Ganábamos casi siempre, yo era como el as de espadas para los tipos.

53 ¿Cuánto cobraban? Chirolas. Para comprar camisetas, botines y pelotas. Y para hacer un lunch con sándwiches y cerveza. Yo no me llevaba un mango. Jugaba para ellos. Era un pibito, tenía 14 años. Por eso me protegían. “Si hay piñas, vos quedate a un costado que nos arreglamos nosotros”, me decían, y se fajaban de lo lindo.

54 ¿Qué extrañás de tu época de jugador? Todo. El fútbol es mi gran pasión. El primer gran amor. Me dio todo como persona, como padre, hermano e hijo.

55 ¿No te llena seguir vinculado como panelista de tele o entrenador? Mi trabajo actual me mantiene activo, en contacto con la gente del fútbol, que es mi gente. Pero me gustaría dirigir. Tener la revancha como técnico. Me quedó una espina. Estaba haciendo las cosas bien en Independiente, lástima que me tocó una comisión de fútbol de las peores que ha tenido el club en su historia, una comisión desastrosa. Y así le fue a Independiente en los últimos años, incluso económicamente. Lo salvó la venta de Agüero, si no podría haber ido a la quiebra.

56 ¿Confiás en que se va a recuperar? La ilusión siempre está. Aunque él siga en deuda conmigo, le tengo confianza a Comparada. Sé que quiere hacer las cosas bien. Ojalá las haga.
Imagen Copas le sobran. Con el Rojo ganó tres Libertadores, la Intercontinental y la Interamericana.,
Copas le sobran. Con el Rojo ganó tres Libertadores, la Intercontinental y la Interamericana.,


57 La principal enseñanza que te dejaron tus viejos. Principios de vida, honestidad, educación. La calle también me dio educación, por más que digan que puede llevar por mal camino. Los muchachos de antes nos daban consejos, códigos de educación y respeto. Hoy no se puede estar, hay otra calle. La calle de antes te enseñaba, la de hoy te pierde.

58 ¿Una mala persona puede ser un gran futbolista? Sí. Conozco varios ejemplos, pero no voy a hacer nombres. Hay buenas y malas personas que llegaron a grandes futbolistas. La mala persona es capaz de hacer de todo por llegar. Y la buena llega por propias condiciones y sacrificio.

59 ¿Tenés alguna asignatura pendiente como jugador? No me puedo quejar: fui campeón del mundo, jugué en el equipo de mis amores, estuve nueve años en Europa y en dos mundiales, pasé por otro amor como Quilmes. Me faltó un scudetto, pero tengo el orgullo de haber abierto la frontera cuando permitían un extranjero por equipo y sólo se llevaban a los mejores, no como ahora, que se van en masa. Es una medalla que llevo sobre el pecho.

60 ¿Qué te aportó vivir en Europa? Cultura y educación, aunque educación ya traía de mis padres.

61 La cancha más pesada en la que jugaste. San Telmo, Talleres de Escalada, todas las de la B eran pesadas, igual que la de Estudiantes en Primera, porque había una pica grande con Independiente. En La Plata nos recibían con las estufas prendidas aunque fuera verano. Abajo del techo de chapa hacía mil grados de calor. Encima te tiraban gamexane entre los escalones de madera... Ojo, en la cancha salían partidazos.

62 Contá la historia de los 1000 pesos. Serían cincuenta pesos de los actuales. Mi viejo me los daba para que fuera al baile, pero yo me quedaba y se los daba a mi hermano, a los amigos. Pegaba una vuelta y volvía a dormir. Creo que llegué porque era consciente de que debía cuidarme.

63 ¿Esa convicción te la transmitió tu viejo? No, me enloquecía el fútbol. Llegaba de la escuela y me iba al potrero todo el día, o jugaba solo en un pasillo de mi casa, relatando las jugadas y todo. Le daba de zurda y de derecha contra la pared, por eso fui dúctil con las dos.

64 ¿Por dónde empezás a leer el diario? Por la sección Deportes. La política ya no me interesa, me pudrió. Sólo Deportes, y hasta ahí nomás, según lo que sea. Al chusmerío lo paso de largo.

65 ¿Te identificás con algún técnico actual? No, tengo mis ideas. Fui uno de los primeros que puso doble cinco con el 4-4-2 en el fútbol argentino. Siempre me lo dice Gallego: “Empezaste vos y nadie te lo reconoce”.

66 ¿Tuviste muchas frustraciones en tu carrera?  No haber ido a dos mundiales en los que tuve chance: Alemania 74 y México 86. Pero fui a dos y salí campeón en uno, no me quejo.

67 ¿El día que más disfrutaste? Cada vez que gané un título. Son sensaciones muy intensas, incomparables.

68 ¿Te acordás del día que conociste a Bochini? Fue en la cancha de River, durante una práctica del juvenil dirigida por Ignomiriello. Se puso esos pantalones de antes, sin elástico, y unas medias gruesas, todo le quedaba grande. “Cómo jugará éste”, decía yo, porque no tenía pinta de nada. En la primera pelota fuimos tirando paredes hasta el otro arco, hicimos un golazo.

69 ¿Cómo ves el proyecto de Basile para la Selección? Me gusta que entrene con los muchachos de acá. Fijate que Dunga lo está haciendo en Brasil, convoca jugadores por regiones. Es lo que impuso Menotti con la Selección del Interior antes del 78. Yo haría dos: una de la provincia de Buenos Aires y otra del resto. Y de ahí sacaría un lindo equipo. Está bueno que entrene acá, así van agarrándole la mano al sistema. Juntándose dos días antes no podés tirar muchos conceptos, confundís a los muchachos.

70 ¿Creés que los dirigentes van a cederle los jugadores? Eso espero. Argentina debe recuperar el protagonismo. Ya pasaron veinte años del último título. Demasiado tiempo.

71 ¿Por qué nos sucedió eso? Porque se venden jugadores constantemente y el técnico dejó de ser entrenador para transformarse en seleccionador, elige jugadores a los que pocas veces puede entrenar. Guarda: tampoco salieron jugadores de elite, distintos de verdad, como en Brasil.

72 ¿Tenés pasión por otro deporte? Sí, me gustan todos. Como vivo en la zona norte, veo mucho rugby, soy hincha del SIC, el mejor. Miro todo: vóley, natación,  tenis, básquet...

73 ¿Cuál fue tu peor momento en el fútbol? Tuve varios. El año de la colimba, 1975, lo tengo marcado mal. No podía entrenarme a fondo, daba ventajas físicas y se notaba en el juego. También me agarraron bajones en Italia y España, pero tuve carácter para salir.

74 ¿Cuánto valdría Bertoni en el mercado actual? No, dejá, paso... Sería feo decirlo. No sé.

75 ¿Te gusta el Independiente de Burruchaga? Con algunos retoques puede ser campeón. Cuando digo retoques me refiero a un par de refuerzos. Me parece que Burru fue corrigiendo. Al principio del torneo metía un gol y seguía atacando como si no lo hubiera hecho, regalaba demasiados espacios. Ahora lo mete, retrocede unos metros, para dos líneas de cuatro y contragolpea bien. Usa el espacio a favor.

76 ¿Cómo calificarías el nivel del torneo argentino? Mediocre. Veo pocas figuras de nivel. Sin entrar en detalles, y con todo respeto, algunos equipos de Primera tienen nivel de Nacional B.

77 ¿Te preocupan los arbitrajes? Para nada. Miralo a Elizondo. Acá le vemos defectos, pero cuando salió del país no le vimos ninguno y se transformó en el mejor del mundo. Jamás le tuve miedo al arbitraje argentino. Está entre los mejores.
Imagen En Florencia, una de sus ciudades preferidas, dejó una huella. Fue ídolo de Fiorentina.
En Florencia, una de sus ciudades preferidas, dejó una huella. Fue ídolo de Fiorentina.


78 ¿Te parece tan terrible que los jugadores de hoy se pasen toda la concentración jugando al PlayStation? Sí, yo lo viví en Independiente. Es muy malo. Yo les decía “ojo que están pasando Racing-Vélez”, y la respuesta era “ya los conocemos”. Mentira. Es contraproducente que el jugador no mire fútbol, debe conocer a los rivales. Si no, el técnico pierde tiempo explicando cuestiones que serían sencillas si ellos ya las tuvieran asimiladas. Al técnico de hoy le cuesta horrores hacérselos entender. Y no siempre puede.

79 ¿Cómo eran las concentraciones de tu época? Tranquilísimas. Había cuatro canales, pero no teníamos televisión en las habitaciones del Constitución Palace. A veces nos llevábamos una tele chiquita para ver alguna pelea o un partido importante. Hoy tienen todo y no lo miran. Están enviciados con el PlayStation, en vez de pensar en su profesión.

80 ¿Estás a favor de que en la Selección jueguen juntos los habilidosos bajitos? No. El fútbol perdió técnica y se volvió muy físico. Necesitás muchachos dotados físicamente para llegar lejos. Hoy marcan la diferencia los jugadores que, además de hábiles, son veloces y potentes.

81 ¿Es cierto que en un congreso de técnicos escuchaste a Bilardo desmereciendo el logro del Mundial 78 y te levantaste y te fuiste? No. Bilardo dijo algo que no me gustó, pero entendí que lo hizo para pegarle a Menotti, no para ofender a los jugadores. El Flaco lo había atacado un día antes, entonces Carlos le devolvió la gentileza. Y me quedé, no me fui.

82 ¿Por qué creés que a los dos últimos técnicos de la Selección, Bielsa y Pekerman, se los tragó la tierra después de renunciar?  Son códigos. Se han alejado porque el fútbol ha sido ingrato con ellos. José le dio una enormidad a Argentina en el plano juvenil. Y Marcelo es uno de los mejores técnicos que vi, nos hizo ganar la medalla olímpica. Todo el ambiente se portó mal con ellos, no sólo el periodístico. Fueron honestos, trabajaron bien.

83 ¿Hay mucho chanta dando vueltas por el ambiente del fútbol? La mayoría. Varios tipos que no son del palo han hecho un vagón de guita con el fútbol. Pero como tienen capital, se meten y sacan provecho.

84 ¿Los empresarios son un mal necesario? No, son un mal innecesario. Y si no que me lo expliquen. Entre Parque Patricios y la Boca hay diez minutos de auto, entonces no comprendo por qué hace falta un empresario para llevar un jugador de Huracán a Boca. ¿Por qué no lo arreglan los dirigentes cuando se encuentran en la reunión del Comité Ejecutivo? Esas cosas sí que despiertan suspicacias.

85 ¿Cambiarías el descenso por promedio? Sí, prefiero el sistema antiguo: que bajen los dos o tres últimos. Así es en las principales ligas del mundo.

86 ¿Me­not­ti te qui­so lle­var a Bo­ca y a Ri­ver? Sí, pe­ro no se dio. Cuan­do me lla­mó pa­ra Ri­ver ha­bía de­ja­do de ju­gar y no me la sen­tí (sic). Un día me le­van­té, vi to­do nu­bla­do y no me die­ron ga­nas. En­ton­ces lo lla­mé y se lo di­je, por­que eso ha­bía­mos con­ve­ni­do. Pa­ra vol­ver, ne­ce­si­ta­ba las ga­nas del pri­mer día, co­mo me acon­se­jó el Pa­to Fi­llol. Una vez me lla­mó Ba­si­le pa­ra ir a Ra­cing: “Ma­ña­na te es­pe­ro, via­ja­mos a Su­dá­fri­ca”. Era aquel equi­pa­zo de Ru­bén Paz. Es­ta­ba en la can­cha de Ra­cing y le di­je “no sé qué ha­go acá, si mi can­cha es la de en­fren­te”. Ojo, con res­pe­to, por­que a Ra­cing siem­pre lo res­pe­té co­mo ri­val e ins­ti­tu­ción.

87 ¿En Udi­ne­se lar­gas­te por­que te dio bron­ca que les sa­ca­ran nue­ve pun­tos? Hi­ci­mos 26, jus­to pa­ra sal­var­nos, pe­ro con ese des­cuen­to nos fui­mos al des­cen­so. Pe­ro pa­ra el re­ti­ro tam­bién in­flu­yó la opi­nión de mi mu­jer. El pre­si­den­te que­ría re­te­ner­me pa­ra ju­gar en la B, pe­ro ella me de­cía “¿te pa­re­ce? Si vos siem­pre ju­gas­te en el pri­mer ni­vel”. Me con­ven­ció, aun­que des­pués me arre­pen­tí. Hu­bie­ra si­do lin­do ju­gar­lo, es un tor­neo du­rí­si­mo. Los nue­ve pun­tos fue­ron por una sos­pe­cha de arre­glo en un Na­po­li-Udi­ne­se an­te­rior a mi lle­ga­da al club.

88 Si fue­ras di­ri­gen­te, ¿en qué ju­ga­dor de los nue­vos in­ver­ti­rías? En Núñez, el pi­be de Ar­gen­ti­nos, que tie­ne co­sas pa­re­ci­das a mí: po­ten­cia, gam­be­ta, le da con las dos. Y otro que me en­lo­que­ce es Die­go To­rres, de Quil­mes.

89 ¿Al­gu­na vez te sen­tis­te dis­cri­mi­na­do por ser ar­gen­ti­no? Siem­pre te ha­cen sen­tir que sos ex­tran­je­ro, y mi­rá que lo di­ce un des­cen­dien­te de ita­lia­nos. Cuan­do ga­ná­ba­mos, ga­na­ba el equi­po, por más que a uno lo elo­gia­ran por ha­ber si­do fi­gu­ra. Pe­ro cuan­do per­día­mos, per­día el ex­tran­je­ro. Te lo ha­cían sen­tir.

90Un ami­go que te de­jó el fút­bol. Va­rios: Bo­chi­ni, el Grin­go Scot­ta, Tros­se­ro, An­tog­no­ni, Hou­se­man, el To­lo Ga­lle­go.

91 El gol más lin­do que hi­cis­te. Uno a Gat­ti por arri­ba de la ca­be­za, fal­tan­do un mi­nu­to, por pa­se lar­go de Tros­se­ro. Ga­né la po­si­ción y le di de ai­re. Sir­vió pa­ra ga­nar. El Grá­fi­co tie­ne la fo­to.

92 ¿Y el más im­por­tan­te? Por to­do lo que va­lió, el ter­ce­ro a Ho­lan­da en la fi­nal del Mun­dial 78. Pe­ro tam­bién fue cla­ve el que le me­tí a Hun­gría en la pri­me­ra ron­da. Sir­vió pa­ra lo­grar la cla­si­fi­ca­ción en una zo­na du­rí­si­ma.

93¿A qué téc­ni­co jo­ven le ves más pas­ta? Los téc­ni­cos son im­por­tan­tes, pe­ro de­ci­den los ju­ga­do­res. El buen en­tre­na­dor de­be sa­ber ele­gir los ju­ga­do­res y ar­mar el gru­po. Les veo fu­tu­ro al Cho­lo Si­meo­ne, Bu­rru­cha­ga y Rus­so.

94 Re­cor­dá aquel 2-2 con Ta­lle­res, que los con­sa­gró cam­peo­nes del Na­cio­nal 77. Ese día no só­lo se ju­ga­ba la fi­nal In­de­pen­dien­te-Ta­lle­res, si­no el fu­tu­ro del fút­bol ar­gen­ti­no. Si ga­ná­ba­mos no­so­tros, Ju­lio Gron­do­na, que era nues­tro pre­si­den­te, se po­si­cio­na­ba bien pa­ra que­dar al fren­te de la AFA. Si ga­na­ba Ta­lle­res, pa­sa­ba lo mis­mo con Ama­deo Nuc­ce­te­lli.

95 ¿Pa­ra tan­to? Sí, no ten­gas du­das. En Cór­do­ba es­ta­ba la fies­ta pre­pa­ra­da: cho­ri­cea­da pa­ra los hin­chas, los dia­rios lo­ca­les ha­bían ce­rra­do la edi­ción con el tí­tu­lo “Ta­lle­res cam­peón”...  Pe­ro siem­pre de­fi­nen los ju­ga­do­res, y no­so­tros, con una gran ju­ga­da en­tre Bo­chi­ni, Bion­di y yo, em­pa­ta­mos y sa­li­mos cam­peo­nes por el do­ble gol de vi­si­tan­te. Nos echa­ron tres ju­ga­do­res, nos hi­cie­ron un gol con la ma­no y les die­ron un pe­nal por un foul afue­ra del área. Yo sa­lí en el ban­co, ve­nía de una le­sión. Cuan­do nos hi­zo en­trar a Bion­di y a mí, con el re­sul­ta­do aba­jo, Pas­to­ri­za nos di­jo “ha­gan lo de siem­pre, si te­ne­mos que mo­rir, va­mos a mo­rir con la nues­tra”. Y nos sa­lió esa ju­ga­da im­pre­sio­nan­te. Fue una ha­za­ña inol­vi­da­ble.

96 ¿Se­guís sien­do de­vo­to de la Vir­gen Mi­la­gro­sa? Siem­pre lo se­ré. Me mar­có mu­cho la muer­te por leu­ce­mia de un chi­qui­to, hi­jo del her­ma­no de un ami­go. Con el Bo­cha fui­mos a ver­lo an­tes de que Dios se lo lle­va­ra. Y la ma­má me re­ga­ló la me­da­lla de la Mi­la­gro­sa que ese ne­ne te­nía. To­da­vía la con­ser­vo. Y ten­go otra me­da­lla en el lla­ve­ro del au­to.

97 ¿Re­cor­dás al­gún con­se­jo del Fla­co Me­not­ti? Mu­chos, lo con­si­de­ro un maes­tro. Cuan­do vi­ne de Ita­lia pa­ra la Se­lec­ción, me la pa­sa­ba cam­bian­do de fren­te, co­sa que ha­cen mu­cho allá. “Pi­be, pa­re un po­co con eso que pa­re­ce ita­lia­no, jue­gue cor­ti­to y por aba­jo”, me de­cía. Te­nía ra­zón.

98 ¿Es cier­to que en una gi­ra por Cen­troa­mé­ri­ca lo res­ca­tas­te de la de­pre­sión a Bo­chi­ni, que se que­ría ma­tar? El Bo­cha era de de­pri­mir­se. En una épo­ca creía que te­nía cán­cer, que se iba  mo­rir pron­to. To­do psi­co­ló­gi­co, ¿vis­te? Siem­pre tu­vo ba­jo­nes. Y en esa gi­ra le aga­rró un ba­jón gran­de y nos asus­ta­mos, así que le es­tu­vi­mos muy en­ci­ma Sag­gio­ra­to, el Ne­gro Gal­ván, el Pa­ti­to Brí­tez y yo. En vez de pen­sar en los par­ti­dos, an­dá­ba­mos atrás del Bo­cha.

99 ¿Nun­ca se dio la po­si­bi­li­dad de vol­ver a In­de­pen­dien­te pa­ra el re­ti­ro? Se dio, pe­ro yo en­tra­ba por una puer­ta y por la otra sa­lía Ve­nan­cio Ra­mos, que ha­bía arre­gla­do. Ahí di­je bas­ta. Lo sen­tí co­mo una trai­ción. Es una his­to­ria do­lo­ro­sa que pre­fie­ro no ahon­dar.

100 ¿Qué le pe­di­rías al ge­nio de la lám­pa­ra? So­lu­cio­nar el te­ma de la vio­len­cia, mo­di­fi­car el sis­te­ma del cam­peo­na­to y re­flo­tar el Tor­neo Na­cio­nal, que era her­mo­so y unía al país en­te­ro

 

Por Elias Perugino  

Fotos: Jorge Dominelli y Archivo El Gráfico

 

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