Las Entrevistas de El Gráfico

Vicente del Bosque: “Ustedes son los alemanes de Sudamérica”

Simeone, Messi, Cristiano, la escuela holandesa, las razones del predominio español de esta década, sus preceptos básicos, Cruyff, el gen argentino. Todos los temas en un mano a mano con el único entrenador en la tierra que ha ganado Mundial, Eurocopa y Champions, y a los 65 años prepara su adiós de la profesión.

Por Diego Borinsky ·

08 de agosto de 2016
Imagen Del Bosque dirigía a España en la Euro, en los últimos partidos como DT de la Roja y, quizás, de su carrera.
Del Bosque dirigía a España en la Euro, en los últimos partidos como DT de la Roja y, quizás, de su carrera.

“Le pido perdón por no haberle podido atender la semana pasada, pero realmente se nos complicó ese día”, es lo primero que dice después del “buenas noches”, Vicente del Bosque González, español de Salamanca, 65 años, desde el hotel donde se encuentra alojado en Francia con su selección, el martes 14 de junio, tras el debut triunfal en la Eurocopa del bicampeón continental, por 1-0 ante República Checa.

Un caballero. La confirmación de su don de gente, del que nos habían hablado colegas españoles. Una muestra más de que este hombre, único exponente en la tierra de la Santísima Trinidad de los Banquillos (ganador de Mundial, Euro y Champions) no ha perdido la humildad que le inculcó su padre Fermín, ferroviario denunciado por rojo y confinado a prisión durante 3 años.

El Bigotón más emblemático en el mundo del fútbol no tiene ninguna obligación de dar la entrevista ni ningún compromiso con el periodista, con el que está hablando por primera vez, y menos ya con la competición oficial iniciada. Pero había dado el ok para la charla con El Gráfico un mes atrás y no quería faltar a su palabra. Unos días después de la entrevista, tras el 3-0 a Turquía que depositaría a España en octavos de final, reincidiría con su mensaje, que sin duda lo retrata en su esencia: “Como deportistas necesitamos la mayor humildad posible si queremos hacer algo; el fútbol daña al prepotente”.

Dañar al prepotente. Si lo sabrá Del Bosque, quien en 2003, apenas 24 horas después de haber conquistado la Liga con el Real Madrid, y a pesar de haber conquistado 2 Champions en menos de 4 años, fue cesado por Florentino Pérez. “Hemos entendido que necesitamos otro perfil de entrenador. Vicente del Bosque tiene un librillo muy tradicional. Nos gustaría un librillo más sofisticado desde el punto de vista de la técnica y la estrategia”, argumentó entonces el mandamás de la Casa Blanca. Despedido por antiguo, por no hablar inglés, por no ser guapo. La prepotencia se pagaría cara: el Madrid tardaría 12 años para volver a reinar en Europa, mientras Del Bosque completaría su álbum de éxitos con las figuritas más codiciadas por cualquier entrenador de un seleccionado nacional (Mundial y Eurocopa) y alcanzaría el mejor porcentaje de victorias en la historia para un seleccionador con al menos 100 partidos dirigidos.

Es un placer hablar de fútbol con don Vicente del Bosque.

-¿La final de la Champions la vio como hincha del Madrid o consigue despegarse de los sentimientos por su función?
-Bueno, después de haber pasado tantos años en un club, es imposible que me pueda desligar de ellos, está claro. Al final, he estado 36 años en el Madrid, desde que ingresé a los 17 como un niño. Fueron 14 como jugador profesional, he dirigido la cantera otros 18 y 4 más en el primer equipo. Es mi otra familia, allí me educaron, no solo para el fútbol, y entonces eso marca mucho. De todos modos, debo decir que en esta última final tenía que elegir jugadores para la Euro, así que era absolutamente neutral, tenía la mirada del profesional.

-¿Pero se sienta en la butaca a ver la final y se pone nervioso por el Madrid o no?
-El fútbol es emoción, es pasión, sin eso es imposible, siempre tienes un interés en que gane uno u otro, pero en casos como este, antes de una competencia, además, me debo manejar con la mayor neutralidad posible.

-A propósito de esa final, ¿coincide con la frase de Simeone de que del segundo no se acuerda nadie?
-Bueno, pues casi casi es verdad. Yo he jugado en el año 81 una final de Copa de Europa con el Madrid y no se acuerda nadie, porque la perdimos. El que pasó a la historia fue Liverpool, que nos ganó.

-¿El resultado es todo, para usted?
-Ehhh, no es todo, pero sí es cierto que las opiniones las marca el resultado final. Si nosotros ayer hubiéramos empatado a cero con República Checa, las críticas no habrían sido las mismas que ganando 1-0, como lo hicimos. De esto estoy seguro. Hay mucha gente con grandes capacidades pero que no han podido ganar en el fútbol. Nos guste o no, el deporte es resultado.

-¿Cómo explica el fenómeno Simeone, que haya terminado con el bipartidismo del Madrid y del Barcelona?
-Pues yo creo que es una gran labor que ha hecho el club en todos los sentidos, y en la parte técnica, el principal motor es Diego Simeone. Ha unido al Atlético de Madrid y lo ha llevado a cosas casi casi milagrosas, ha sido extraordinario lo que logró en estos años, las pruebas están a la vista.

-¿Por dónde pasa su fórmula?
-Yo creo que lo principal de un entrenador es que le crean. Y a él le han creído, eh. Ha conseguido resultados muy pronto, y aquí volvemos a lo mismo: para que a uno le crean tienen que llegar los resultados. Pero los jugadores del Atlético han sido soldados, eh, soldados a las órdenes de Simeone.

-Zidane no parece tener ese carácter para reclutar soldados, pero, sin embargo, ganó la Champions en su primer intento…
-Para mí no hay dos entrenadores iguales, cada uno tiene una personalidad, un carácter y una formación distinta. No hay un modelo único. Entrenadores hay tantos como caras distintas hay en el mundo, no hay dos iguales.

-¿Siempre fue muy tímido Zidane? Usted lo dirigió…
-A lo mejor, esa timidez bien utilizada le sirve para atraer a los jugadores. No lo conozco tanto como entrenador, no sé cómo se maneja en un vestuario, pero si dice cosas coherentes, aunque sea tímido, los jugadores le van a creer, claro.

Imagen Real Madrid fue su casa, donde realizó su carrera casi completa como jugador, donde se inició como entrenador de la cantera y donde ganó 7 títulos, incluidas 2 Champions, en casi 4 años.
Real Madrid fue su casa, donde realizó su carrera casi completa como jugador, donde se inició como entrenador de la cantera y donde ganó 7 títulos, incluidas 2 Champions, en casi 4 años.
-¿Cuál es su abc como entrenador?
-Cuando tomo un equipo, lo primero que busco es formar un vestuario con buena salud, eso es lo primordial para mí, y luego viene lo otro, claro, inculcar mis ideas futbolísticas, darle las herramientas al equipo, el método de entrenamiento para que juegue lo mejor posible y todo lo que eso conlleva.

-En la época de rivalidad extrema Mourinho-Guardiola, el vestuario de la selección no tenía buena salud, ¿no es cierto?
-De eso no quiero opinar, es un asunto pasado. Ya se habló demasiado en su momento y no quiero que los futbolistas se sientan incómodos con mi opinión.

-Pero la tuvo brava...
-Ehhh, fue de lo más desagradable que hemos vivido, en ese momento nos ha perjudicado un poco, pero bueno, tampoco quiero seguir, es asunto ya del pasado.

-¿A qué se debe esta hegemonía española a nivel clubes y selección?
-Pienso que los clubes han hecho un excelente trabajo en la cantera, y lo mismo en las selecciones españolas juveniles, que han nutrido a la absoluta. Antes, existía una gran distancia entre los clubes, la Federación y la selección, y ahora, afortunadamente, se ha unido todo.

-¿Cuánto tuvo que ver Cruyff en los éxitos de la selección de España en esta última década?
-Bueno (piensa)… pues él trajo unas ideas al Barcelona y es verdad que le impregnó un estilo. Creo que todos los grandes equipos que juegan en campo contrario y defienden con mucho espacio a sus espaldas, pues al final no muestran tanta diferencia en sus estilos. El Madrid y el Barcelona, por caso, juegan en campo contrario, dominan los partidos, tienen que buscar imponerse en espacios reducidos y defienden en campos grandes.

-Voy más atrás y me remonto a Rinus Michels con Holanda del 74 y Cruyff jugador. ¿No cree que España ganó Euros y el Mundial con la escuela holandesa?
-La escuela holandesa era muy clara, y no solo en la forma de juego, sino también en los entrenamientos. En el Madrid lo hemos aprendimos de Beenhakker también. Los equipos que ganan, es cierto, crean tendencia. Aquella Holanda fue segunda pero dejó una huella, lo mismo que el Ajax con Cruyff, que ganó 3 Copas de Europa. Crearon tendencia, eso es inevitable. Modestamente, en estos últimos años hay una corriente favorable a nosotros porque hemos ganado bastante...

-¿Cree que España ha jugado en estos años, también con “la nuestra”, el estilo histórico argentino?
-Tengo un alto concepto de los jugadores argentinos, desde que los he tenido como compañeros en el Madrid. Recuerdo a Oscar Pinino Mas, a Quique Wolff, Chupete Guerini, Roberto Martínez, jugadores de los que aprendí mucho y por quienes tengo enorme aprecio. Y luego también he dirigido a varios argentinos. Siempre han sido muy profesionales y me han parecido jugadores supercompetitivos. Yo los veo a ustedes como los alemanes de Sudamérica: gente muy batalladora, luchadora, y además con un estilo y una técnica admirables.

-¿Por qué nos cataloga de alemanes?
-Porque no son fáciles. Tienen como característica común que son grandes competidores. Son muy pocos los jugadores argentinos que han fracasado en Europa, muy pocos.

-¿Cuándo y por qué empezó el cambió en el fútbol español? ¿A qué se lo adjudica?
-Pues creo que hay unos cuantos factores que han conducido a ello. Siempre hemos sido importadores de jugadores y entrenadores y ahora si bien seguimos trayendo, ya también salen chavales nuestros al extranjero, y eso nos ha ayudado a enriquecernos. Lo mismo pasa con los entrenadores. Hoy día, las instalaciones deportivas en el país, las organizaciones en general, han mejorado muchísimo. Todo lo que es el entorno, también: los médicos, fisios, ayudantes de entrenadores, preparadores físicos, cada día vienen con mayor formación, y eso ha redundado en beneficio de todos los chavales, y cada día se juega en mejores condiciones. Se habla de veinti tantos mil partidos por fin de semana en España, eso es dato de que las cosas se hacen bien, vamos…

-¿Cuál fue el punto de quiebre?
-La frontera del antes y el después no la sé poner pero desde luego que nosotros nos beneficiamos de entrenadores extranjeros que vinieron a España, ha habido muy buenos y, entonces, en nuestro país ha habido una permanente evolución y progreso, como en líneas generales se han dado en otros aspectos de la sociedad española. Hemos ido al ritmo de los países de nuestro entorno y hemos perdido esos viejos complejos que no conducían a nada y ya hoy creo que nos podemos considerar igual que un francés, un italiano, un inglés, parecidos a ellos...

-¿Ganar la Euro 08 les quitó una mochila de encima, la del eterno candidato que no gana nunca?
-Claro, claro, podemos presumir que ese fue un momento clave para los éxitos, con una generación de muy buenos jugadores y un entrenador, Luis Aragonés, que supo entenderlo perfectamente, y nosotros hemos seguido esa estela.

-¿A Messi lo ha tratado?
-No, muy poco, lo he saludado en algún acto pero siempre conmigo ha sido excepcionalmente simpático y majo. Sí, muy majo (Majo, según la Real Academia Española: que gusta por su simpatía, belleza, o gracia).

Imagen Con el Real Madrid estuvo vinculado 36 años, 14 como jugador y 22 como entrenador.
Con el Real Madrid estuvo vinculado 36 años, 14 como jugador y 22 como entrenador.
-¿En qué lugar de la historia lo ubica?
-No lo sé, decían el otro día que no tenía mucha personalidad, pero joder, al fútbol juega brutalmente. Es un jugador extraordinario. En España tenemos la suerte de contar también con Cristiano Ronaldo que, con otro estilo, también es extraordinario. Es la gran suerte que tiene el fútbol español de hoy, que podamos disfrutar a ambos.

-¿Por qué piensa que Argentina no gana nada desde hace tanto tiempo?
-Argentina tiene un poderío extraordinario de jugadores, pero muchas veces no se alcanzan los objetivos porque la suerte juega un papel importante. Argentina tiene todas las condiciones para ser de las mejores selecciones del mundo.

-¿Cómo lo ve a Santiago Solari de entrenador, usted que lo ha dirigido?
-No hablo habitualmente con él pero le conozco muchísimo y sé que es un hombre con buena formación, muy preparado y por la opinión que tengo de algunos compañeros que estuvieron con él, y que están aquí con nosotros en la selección, pues me hablan muy bien. Además es un chico espabilado en todos los sentidos, y conoce bien el fútbol.

Bendito universo el fútbol, que a veces te lleva de la mano a los rincones menos imaginados. Del Bosque jamás pensó que entrenaría profesionales. Su vida era la docencia, el fútbol formativo. Eso creyó, pero un día le abrieron la puerta grande y terminó ganando lo que ningún otro de sus colegas en la historia. También imaginó jugar un Mundial. Tenía todo preparado para venir a Argentina en 1978, pero se fisuró el peroné en la recta final y Ladislao Kubala no lo convocó; 32 años más tarde, llegó a un Mundial pero como entrenador para terminar alzando la Copa.

La vida también lo llevó a recuerdos cálidos, le templó el espíritu. “Cuando era jugador del Madrid -evocó hace un tiempo-, cada mañana nos visitaba en el vestuario de la vieja ciudad deportiva un niño con un trastorno genético. No recuerdo el nombre, solo que era muy divertido y le cogimos mucho cariño. A mí siempre me tocaba el bigote”. El 6 de agosto de 1989, su mujer Trini dio a luz a Alvaro, el segundo hijo de la pareja. Alvaro tiene síndrome de down. “Al principio lloramos mucho –admitió Del Bosque– pero ahora, cuando miro atrás, pienso: qué gilipollas fuimos. Mi hijo es feliz y contagia felicidad. Es pícaro, pero no sabe qué es la maldad”.

-¿En qué lo cambió Alvaro como persona?
-Bueno, te enfrentas a algo desconocido al comienzo y te planteas muchas cosas desde la ignorancia. Los primeros días nos preguntábamos por qué nos había pasado a nosotros, pero al poco tiempo asumimos lo que teníamos y buscamos qué era lo mejor, lo hemos tomado como una bendición. Como es lógico, Alvaro me ha enseñado a relativizar todas las cosas. Estamos encantados con él, es un chaval entrañable.

-¿Es cierto que nunca pensó en dirigir profesionales?
-Cuando me retiré como futbolista, mi idea era la de dedicarme al fútbol formativo, no estaba en mi mente dirigir profesionales, pero el fútbol tiene sus vaivenes y se dio un interinato, y luego otro, y lo hice con naturalidad, como si estuviera entrenando a los chavales del Castilla o de los equipos inferiores del Madrid, y esa normalidad es la que siempre llevé adelante. Yo me sentía preparado por los 17 años que llevaba en la cantera y desde noviembre del 99 pues me he dedicado al fútbol profesional, aunque mi intención no fuera esa.

-¿Tampoco imaginaba que iba a dirigir la selección cuando lo llamaron?
-Todo el mundo me decía que era el peor momento para coger la selección y yo decía todo lo contrario. Era un gran momento, en primer lugar porque veníamos de ganar una Eurocopa. Luego, porque ya se advertía un estilo de juego reconocido, y porque teníamos unas buenas relaciones personales en el vestuario. Además, conocía muy bien la cantera del fútbol español, tras trabajar durante 17 años allí. Afortunadamente, no me equivoqué.

-¿Cómo vivió no poder llegar al Mundial de Argentina?
-Me lastimé en un Madrid-Real Sociedad en los meses previos y esa experiencia me sirve hoy para darme cuenta del dolor que le puedes causar a un futbolista cuando no lo convocas. Lo sufrí mucho: tenía 27 años, estaba en plenitud, y la posibilidad de ir a un Mundial pues era fantástica. No se dio, la vida es así.

-Lo compensó ganándolo como entrenador. ¿Qué se siente ser campeón del mundo?
-Hombre, para un país tan futbolero como  lo es el nuetro y que nunca se había ni acercado a ganar un Mundial, fue algo muy especial. Pero repito: hemos sido todos beneficiados de los buenos jugadores de esta generación.

-¿Que lo echaran por “antiguo” del Real Madrid y años después lo eligieran entrenador de la selección de España lo tomó como una revancha personal?
-No conduce a nada mirar tanto para atrás, son cosas que no vienen al caso, una decisión de la que ya no quiero hablar, me da vergüenza hablar de ese tema…

-Para quienes no lo vimos jugar, ¿usted era un volante parecido a quién, de los actuales?
-Pues me hubiera gustado ser como… Busquets, o como Fernando Redondo, más o menos de ese corte. Era lento, peor jugador que ellos, pero con algunos detalles técnicos interesantes. Intentaba pensar en el equipo, ser jugador de equipo.

-Si era como Busquets o Redondo era muy bueno, entonces…
-Ja, ja, qué va, he dicho que me hubiera gustado ser como Redondo o Busquets...

Imagen Director de orquesta en esta Euro, su cuarta gran competición.
Director de orquesta en esta Euro, su cuarta gran competición.
-¿Cuándo se dejó el bigote?
-Ehhh, es que no me acuerdo ya, ja ja, cuando tenía treinta y tantos, mi mujer, que era mi novia entonces, me lo pedía, y ahora me da pena hasta quitármelo.

-A Santiago Bernabéu no le gustaba…
-Es cierto, don Santiago era un poco refractario a que lo lleváramos, aunque éramos muchos los jugadores que teníamos el bigote en ese entonces. Yo llegué al Madrid en 1968 y él murió en 1978, así que durante esos 10 años tuve bastante relación con él. Don Santiago fue un referente en mi vida, siempre mostró un cariño por todos los jugadores del club, pero especialmente por los de la cantera. Un hombre muy severo, pero un ejemplo como ser humano.

-A usted se lo ve siempre calmo en el banco, ¿en algún momento se pone nervioso y pega un grito?
-Vivo los partidos con mucho nervio, me tiritan las piernas, no lo puedo evitar. Pero bueno, lo que hace falta en un conductor es no alterarse demasiado, porque es el que debe tomar decisiones. Intento mantener la serenidad en el quehacer diario, pero soy nervioso, la verdad es que soy muy nervioso.

(La verdad, o no sabemos ver o don Vicente hace tremendos esfuerzos por disimularlo. En cualquier caso, la charla ha sido un placer, se lo ha escuchado muy tranquilo).

Por Diego Borinsky

Nota publicada en la edición de julio de 2016 de El Gráfico