¡Habla memoria!

1994. ¿Vos quién sos, Sorin?

Un desconocido lateral izquierdo que tenía un gran presente en Argentinos Juniors había sido citado por Passarella, una sorpresa por aquel entonces. Luego Juampi fue un icono de la Selección.

Por Redacción EG ·

05 de mayo de 2022

Los últimos días de Juan Pablo Sorín pasan como un zapping de imágenes que él quiere retener, pero el tiempo no le alcanza.

Hace dos meses mostraba una larga cabellera y alternaba en la reserva de Argentinos Juniors en su puesto habitual de lateral izquierdo. Hoy es uno de los veintitrés futbolistas que Daniel Alberto Passarella citó para formar la nueva Selección Argentina.

En medio de tanta vorágine de sensaciones, él -ahora con pelo corto- muestra una tranquilidad poco común en un adolescente de 18 años. "Trato de acostumbrarme a todo este mundo nuevo, pero cuando empiezo a sentirle el gusto a algo, enseguida viene otra cosa que supera la anterior... (muestra una sonrisa como de sorpresa). Es así, pensaba debutar algún día en Primera y el 9 de septiembre se me dio. Después llegó la convocatoria al Juvenil de Pekerman, cuando tenía apenas cinco partidos. Con eso ya me sentía conforme, pero el viernes 21 de octubre mis compañeros de Argentinos me avisa-ron en Corrientes que estaba en la lista de convocados para la Selección Mayor... casi me muero. Ah... además ese domingo hice mi primer gol en Primera. Todo me pasa muy rápido, me quiero reponer y viene otra cosa. Es increíble"...

 

Imagen Juan Pablo en la habitación de su casa de Palermo.
Juan Pablo en la habitación de su casa de Palermo.
 

Su físico asombra... pero por lo pequeño. Sus escasos ciento setenta y dos centímetros con sus sesenta y cinco kilos no forman un cuerpo de esos que intimidan a los delanteros. Era aún más chiquito el año pasado, cuando decidió ir al instituto de la doctora Patricia Sangenis. Allí aumentó seis kilos su volumen físico. Habría que imaginarlo -y sobre todo verlo- como era antes.

Hijo de una familia de clase media, aunque apuntando a alta, vivió desde siempre en el barrio de Palermo. Su infancia transcurrió en Cabello y República de la India, su presente lo disfruta en Scalabrini Ortiz y Arenales. "Vivo con mis viejos: Jaime, que es arquitecto, y Ruth, asistente social. Tengo una hermana, María Verónica, que es la loca de la familia... si ella estudia Física".

El año pasado terminó la secundaria en el colegio nocturno Revólución de Mayo y se inclinó por el periodismo. "Pensé en estudiar Letras, pero necesito mucho tiempo y con los entrenamientos es imposible. Me inscribí en el Taller Escuela Agencia, TEA, y ahora estoy rindiendo libre las materias".

Por el living de su casa desfilan fotos de veraneo en Villa Gesell ("Siempre voy allí con mis amigos. Además, en esa ciudad conocí a mi novia, Florencia"), otras con la camiseta de Social Parque ("De ese club salieron un montón de jugadores: los dos Batista, Redondo, Cáceres, Rudman"), los compact discs muy bien ordenaditos ("Hay de distintos gustos. Están los míos: Sabina, Divididos, Redondos, y los de mi viejo, que son todos de tango"), y los libros de Osvaldo Soriano en las dos bibliotecas que, junto a los dos sillones y a la fina alfombra, forman la escenografía de un departamento de cuatro ambientes.

Imagen Sorín frente a ortega, cuando tenía el pelo largo, luego se cotnagió del look que usaba la Selección por aquel entonces.
Sorín frente a ortega, cuando tenía el pelo largo, luego se cotnagió del look que usaba la Selección por aquel entonces.

Martín lo mira, casi que lo admira ante cada respuesta. Es su mejor amigo y está feliz por el presente de Juampi, por ser como de la familia y por su primer acierto periodístico. ¿Cómo es eso? Mejor que lo explique Martín: "Con Juan Pablo nos conocemos desde la secundaria. Ahora estamos estudiando periodismo. Hace un par de meses un profesor de TEA nos pidió una nota sobre otro alumno y yo, por supuesto, hice una con él. Y allí, en veinte líneas, dije que era un jugador que iba a dar que hablar". Está orgulloso con su descubrimiento el muchacho de pelo largo, hincha de Huracán.

La lista de jugadores para la Selección Nacional presentó sorpresas en la gente, sobre todo apareció un tal Juan Pablo Sorín. "¿Quién es?", se preguntaban todos. Él lo toma con soda -qué antiguo ¿no?, ahora se dice tranqui-.

"Yo soy consciente: a mí no me conoce nadie, solamente en el edificio donde vivo saben quién soy. Pero está todo bien. Sigo yendo en colectivo al IMOS, donde entrenamos con Argentinos: me tomo el 15 y llego igual que si fuera en coche. A practicar con la Selección me lleva Germán Burgos. La primera vez me fui en remise, estaba por tomarme el '86 pero después cambié. ¿Por qué me llamó Passarella? No sé, supongo que quiere formar la base para los Juegos Panamericanos de Mar del Plata". A partir de la convocatoria, el teléfono inalámbrico del living empezó a sonar más seguido, ya no son sólo sus amigos los que llaman -el Pininito Más, Marcelo Trapasso o Gabriel Caiaffa-, ahora se suman otras personas. Y también viejos recuerdos. Por ejemplo, el pediatra que lo atendió cuando era pequeño o el primer preparador físico de Argentinos (Juan José), quienes le dejaron mensajes de felicitación por su llamado a la Selección

Imagen Producción para El Gráfico. Juampi ya pintaba para crack.
Producción para El Gráfico. Juampi ya pintaba para crack.
Se define como un tímido, "No soy muy social, si hablo es para decir algo, si no me callo". Eso sí, cuando de fútbol se trata, él se arriesga a hacer un retrato de sí mismo: "Marco bien, es la primera función de un lateral. Después me gusta ser salida, pero por sorpresa. En pelotas paradas subo a cabecear porque, a pesar del físico, salto bien. En inferiores hacía cinco o seis goles por temporada. ¿Defectos? Un montón, pero especialmente la pierna derecha. Aunque está en franca mejoría..."

El pelo largo ya fue, la Selección se lo recortó, pero "mi personalidad quedó". Tiene 18 años y tiempo es lo que le sobra, a pesar de que las últimas imágenes se encimaron y no le dejaron espacio para disfrutar un poquito. En su primer año de periodismo se anima a juzgar cada nota que le hicieron. Ahora habrá que ver si Passarella no le dice nada. Porque al DT -dicho con un toque de humor- no le gusta nada tener un periodista adentro y a toda hora. ¡Cruz diablo!

Por LEO BURGUEÑO (1994).

Fotos: GERARDO HOROVITZ y GERARDO PREGO.