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Descubriendo a Julio Furch

En la delantera de Olimpo está asomando un jugador picante. Un pampeano con notable olfato goleador.

Por Alejandra Altamirano Halle ·

09 de junio de 2011
Imagen Julio Furch, una de las jóvenes promesas de Olimpo.
Julio Furch, una de las jóvenes promesas de Olimpo.
Sin vueltas, cuenta que se probó “en todos los clubes de Buenos Aires”, pero no quedó en ninguno. Tenía 12 años, cuando jugaba para el Deportivo Mac Allister y viajaba desde La Pampa con la ilusión de quedarse en Boca, Huracán, Racing o Lanús, por citar sólo algunos de los clubes que se lo perdieron.

Siempre como delantero, porque desde que arrancó a los 5 años en el Club Social y Deportivo Winifreda, siempre le gustó hacer goles. En el club de su pueblo estuvo hasta los 10, hasta que pasó al del Colorado, en Santa Rosa. Su papá Héctor, más conocido como Lalo, hacía los 50 kilómetros para llevarlo al club y cuando surgían problema, Julito se prendía con algún comisionista que iba para esos rumbos. Allí se formó y aprendió a mantener las esperanzas, aún cuando perdían por goleada con equipos más fuertes.

Mientras tanto el rubio de apellido alemán, admiraba a Hernán Crespo, a pesar de ser hincha de Boca desde que nació (el 29 de julio de 1989), y también hacía renegar a su mamá Irma porque, con tantos viajes, se había llevado una materia por faltas.

Volvió al Deportivo Winifreda a los 15, y desde entonces salió dos veces goleador en los campeonatos de la Liga Cultural de La Pampa. Luego llegó a Olimpo, que le abrió las puertas de la pensión, donde vivió un año y medio. Desde ese momento, fue todo en Ascenso: su equipo dejó la B Nacional para sumarse a Primera.

Había estado en el banco no más que dos oportunidades, cuando el técnico Omar de Felipe lo hizo ingresar en el segundo tiempo de la derrota contra Banfield del 8 de agosto de 2010. Tres fechas más tarde, entró desde el inicio en el triunfo ante Lanús, y recibió elogios múltiples.

Pero fue ante Tigre, en su segundo partido como titular, cuando marcó su primer gol en Primera. El equipo perdía 2 a 0 con Tigre, pero el pibe no podía disimular la alegría, aunque no pudo festejar mucho. Alto, con gran potencia física, tiene la habilidad de pegarle bien con las dos piernas, virtud que apuntala a un gran delantero.

Por Alejandra Altamirano Halle