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IDA Y VUELTA

Gabriel Calderón.

Por Redacción EG ·

27 de marzo de 2008

-¿Fue penal o no?
-Sí, fue un penal más grande que una casa. Lo sentí en ese momento y lo confirmé hace poco cuando la TV Suiza me dio las imágenes de esa final con Alemania. Me caigo mal, torpemente, pero se ve claro que Matthäus me levanta el pie de apoyo y me tira.
-¿Codesal los bombeó?
-Yo creo que no lo vio porque estaba tapado. Se pueden decir muchas cosas, que no nos cobró ese penal, que el de Sensini fue dudoso, pero unos minutos antes hubo un penal mucho más escandaloso que le hizo Monzón a Augenthaler y no lo dio. Entonces, sinceramente, pienso que se equivocó pero no por mala fe.
-¿No le hizo mal al fútbol argentino que un equipo tan especulativo como ése llegara a una final de Mundial?
-No. Tal vez puede hacer mal si entrenadores de inferiores quieren utilizar esa manera de jugar para inculcárselas a los chicos. Ahí sí puede ser perjudicial, pero con los grandes tenés que ganar. Yo quiero ganar siempre, y si no me sale el partido bien, quiero ganar igual. No me gusta decir: “jugué bien pero perdí”. En ese Mundial jugamos muy mal, futbolísticamente no podemos estar orgullos pero salvo Brasil, tampoco nos superaron. Y hay que rescatar la solidaridad y la mentalidad del futbolista argentino que supo sobreponerse a todas las adversidades.
-¿Por qué hiciste referencia a las inferiores?
-Porque estamos corriendo un riesgo importante en la formación. En Argentina vivimos una rueda resultadista en las inferiores, y lo sé por amigos que trabajan como entrenadores con los chicos, que si no ganan tres partidos echan a los técnicos. Entonces esos técnicos sólo piensan en ganar y dejan a un lado la formación. A veces estos amigos míos les preguntan a los chicos cuántos trabajos específicos de delantero hicieron los últimos años, cuántos trabajos de definición, por ejemplo, y nada, hacen físico y gimnasio. Y a la hora de salir a la cancha les piden que jueguen al pelotazo, que corran. Y sino, afuera.
-¿De quién es la culpa?
-Acá hay muchos responsables, empezando por los dirigentes que echan a los técnicos de inferiores si pierden dos partidos y los entrenadores que no quieren arriesgar. Yo, mi trabajo, lo voy a arriesgar jugando al fútbol, nunca con trabajo físico y pelotazo, pero por ahí hay entrenadores que sólo piensan en no perder el sueldo. Por ahí dicen “este pibe no corre, no defiende”, y aunque tenga un gran talento, lo dejan afuera. Ahí estamos corriendo un riesgo grande, porque acá van a salir jugadores siempre, pero cada vez en menor cantidad.
-¿Vos qué harías?
-En inferiores hay que formar, potenciar el talento, no importa el resultado. Vayamos al ejemplo de Brasil, que nos guste o no, son los mejores del mundo: allá todo el mundo hace 4-4-2 y tienen una tradición que se respeta. Acá, en inferiores, hay entrenadores con diferentes estilos. Y no puede ser que se priorice la táctica y lo físico. No se le puede decir a un chico de 14 años “marcame al cinco y tirá pelotazos”, no se puede, así no va a progresar. Después, sí, con los grandes tenés que ganar, buscate la vida y ganá, que haya un Bilardo, un Bielsa, un Basile, distintos estilos, pero no olvidemos que en el mundo Argentina es respetada por su formación. Es la escarapela que tenemos y que nos distingue.
-Te fuiste del país hace 25 años, volviste ahora, ¿cómo notaste al fútbol argentino?
-Está claro que casi todos los mejores jugadores se van muy jóvenes, entonces ves una liga local que es recontra competitiva con chicos que van surgiendo a cada rato y los equipos nunca terminan de asentarse porque cambian permanentemente. La gran diferencia con Europa es que allá los equipos son más estables, algún cambio por temporada y nada más. En cuanto al juego, allá los partidos parecen más rápidos que acá. Y veo que en Argentina cada vez se juega más a la pelota parada, es todo más trabado, cada vez se juega menos o te dejan jugar menos al fútbol.
- ¿En qué le gana el fútbol argentino al europeo?
-Siempre nos buscaron por la mentalidad, la personalidad ganadora que tenemos. Técnicamente, el jugador argentino es bueno y se adapta a cualquier país. A la hora de la verdad, en momentos difíciles, ellos cuentan con el jugador argentino. El brasileño, que técnicamente es superior, antes tenía es deficiencia en lo mental, pero ahora el brasileño mejoró ese aspecto. Todos los equipos de Europa quieren jugadores argentinos y brasileños, eso es así, por la calidad técnica y la mentalidad.
-¿En Sevilla sos Gardel?
-Gardel no, pero sí me siento muy querido. Voy seguido a Sevilla porque ahí trabajé en la radio y en la televisión ya retirado, ahí también puse un negocio con mis hermanos. Me pasa seguido que voy a comer a un bar y cuando quiero pagar el encargado me dice “Ya lo pagó aquel hombre”. Cuando me acerco a agradecerle, el hombre me dice: “Gracias a ti, por las tarde de alegría”. Y pasaron más de 20 años... Es que con la camiseta del Betis me pasó algo extraordinario, que todavía me emociona. Yo fui el primer futbolista extranjero que tuve el privilegio de generar el traspaso de un rito, el del torero, a un estadio de fútbol.
-Tus famosos tiros libres.
-Exacto. Cuando un torero está por matar al toro, el público hace “shhhh” pidiendo silencio para que el torero esté concentrado. Es una situación de vida o muerte, por eso el respeto a esa situación. Además, el torero hace una curva, no va derecho, para esquivar el cornazo. Yo pateaba mis tiros libres así, no iba derecho a la pelota sino hacía una curvita. Metí un gol de tiro libre, después otro, me hicieron en una entrevista la comparación por la curvita y una noche, antes de patear, la gente empezó a pedir silencio. ¿Sabés lo que son 40 mil personas haciendo “shhhhhhhh”? Eso no se había visto nunca, lo cuento hoy y se me pone la piel de gallina.
-¿Basile ya tenía este vozarrón cuando te hizo debutar en Racing en 1977?
-No me acuerdo su voz, sí que siempre tuvo una gran personalidad, siempre fue un líder y con la edad lo valoro mucho más. Alguna vez, un DT de experiencia me dijo “no pongas tantos jóvenes en los equipos, porque nunca te van a salvar”. Y Basile, en un Racing que vivía una situación difícil se la jugó por mí, que tenía 17 años, me dio una confianza tremenda. Igual que el Panadero Díaz, al que quiero muchísimo. Tenía 34 años y revoleaba al que fuera cuando le pegaban a un compañero de su equipo, más si era pibe. Te sentías respaldado de verdad, un apoyo moral importante.
-¿Por qué creés que está tan irritable ante cualquier pregunta?
-No sé, tal vez después de 35 años como entrenador, escuchar las mismas preguntas lo sacan de quicio, quizás diga “mirá la pregunta que me hacen, ya me la banqué 35 años, no la aguanto más”. Es una realidad que con el tiempo cada uno va teniendo menos paciencia.
-Fuiste a un Mundial con Menotti (82) y a otro con Bilardo (90). ¿Quién fue tu mejor DT?
-Menotti. César me agarró a una edad en la que me preparó para el fútbol internacional. Me enseñó tácticamente cosas que yo desconocía o cómo superar la marca personal, por ejemplo. Bilardo me agarró de grande y algunas de sus enseñanzas me sirvieron mucho para mi tarea como entrenador, pero si tengo que elegir a uno, me quedo con Menotti, sin ningún tipo de duda.
 
 
Gabriel Humberto Calderón se inició como futbolista en Germinal, de Chubut, debutó en la primera de Racing en 1977 y en 1981 pasó directo a Independiente. “A los dos les estaré siempre agradecido”, asegura, sin hacer distinciones. En 1983 firmó para el Betis, y luego jugó en el PSG de París y se reitró en el fútbol suizo. Fue campeón mundial juvenil en 1979 con Maradona y Ramón Díaz. “Siempre me sentí muy querido por Diego, un fuera de serie como jugador y como persona”, destaca. Con la mayor disputó los Mundiales de 1982 (4 partidos)  y de 1990 (5). Como entrenador clasificó a Arabia Saudita para Alemania 06 pero fue despedido unos meses antes de iniciarse la Copa. “Ahí me cortaron las alas como entrenador, pero momentáneamente”. Luego tomó la conducción de Omar pero renunció. Hoy, es el único argentino de los 18 “instructores FIFA” que dan cursos en todo el mundo para entrenadores. “Hace poco di uno en Camerún para ex mundialistas de la Selección. Y se los dije bien claro: ustedes nos tienen que agradecer a nosotros por hacerlos conocidos y nosotros a ustedes porque gracias a esa derrota llegamos a la final”.