Cuando Diego empezó a ser Maradona

1982. En aquellos años internet, los teléfonos celulares y las redes sociales habitaban el mundo de la ciencia ficción. Un nombre real, sin embargo, ya recorría el mundo: Diego Maradona.
 

Cuenta la leyenda

Una delegación de dirigentes de Barcelona aterrizó en Buenos Aires el 28 de mayo de aquel año. Josep Luís Núñez, presidente; Joan Gaspart, alto directivo; y Joan Ignasi Brugueras, abogado.

 

El último de ellos era muy importante: había que arreglar con Boca y con Argentinos; con Diego, su contrato; y además convencer a la AFA de que el Diez argentino no se distraería de su objetivo principal: la Copa del Mundo de España 1982, que ya estaba muy cerca.

 

La cifra total de la operación redondeó los 1.200 millones de pesetas, unos 7,2 millones de euros de la actualidad. Hoy, “nada”; entonces, sin dudas, una cifra récord.

La Selección Argentina por entonces estaba concentrada en Alicante, a la espera del comienzo del Mundial 1982. El 4 de junio Maradona se tomó un avión desde allí hacia Barcelona para firmar el contrato.

 

Con 21 años se cumplía el sueño del pibe: jugar en Europa, una región a la que entonces no era sencillo llegar. Se materializaba la ilusión de darle a su familia la vida que se merecía. Sobre todo a la Tota, que simulaba dolor de estómago para no comer y poder darles a sus hijos, y a Don Diego, el padre laburante que todo lo podía.

Maradona llegó al aeropuerto de El Prat a las 10.20 de la mañana, para ser presentado en el Camp Nou cerca del mediodia. Recién volvería a tierras catalanas después del fracaso en el Mundial, el 27 de julio. Su debut fue el 4 de agosto frente al S.V. Meppen de Alemania: Barcelona gano 5-0 y Diego fue "genio y figura" del partido.

 

Esa es la breve historia de un fichaje que se construyó durante cuatro años, con idas y vueltas. Boca, Argentinos, la AFA y el Mundial de por medio. Eran otras épocas pero el nombre de Maradona, de todas maneras, ya daba vueltas por el mundo.

Diseño y edición de fotografía
Matias Di Julio.