Los 25 cirujanos del futbol argentino
Giunta, Pachamé, Ruggeri, Albrecht, Trotta, "Hacha Brava" Navarro, Passarella, Perfumo, entre otros, figuran en este ranking de los 25 jugadores que hacían temblar a cualquiera que osara enfrentarlos.
25 Pablo Erbin
● Célebre por haber sido el culpable del retiro de Bochini. Fue en un Independiente-Estudiantes del 91. La mala praxis, según Pablito, fue por culpa de la cancha mojada. “Me llevó la pierna derecha y me dobló la rodilla. Roto no tengo nada, pero me duele todo”, dijo el Bocha al dejar el partido. PRONTUARIO: Pasó por Temperley, Estudiantes, Boca, River y Huracán. En Platense, en el 99, las prácticas de fútbol resultaban mortales para los juveniles: Pablito pegaba más que en los partidos de Primera. TEXTUAL: “Esa jugada con Bochini quedó como una mancha negra en mi carrera. El no estaba bien de la pierna. Después de eso, tuve que cambiar de camino para ir a La Plata. Pasaba por Avellaneda, pero desde esa jugada, los de Independiente me patoteaban bastante. Me gritaban ‘carnicero’, me decían que me iban a matar”.
24 Eduardo Bennett
● A la pelota le pegaba con el empeine y a las piernas de los rivales, con la suela. Se le escapaba algún codito (a Ubeda), pero su copyright era la plancha (sin vaporizador). Se la dejó marcada a Federico Domínguez, a Roberto Ayala, a Víctor Molina, a Solano, también a Ubeda (cinco puntos de sutura) y a muchos más. CIRUGiA MAYOR: A Christian Acevedo, de Vélez, le provocó una doble fractura en el Amalfitani. También lesionó feo a Cancelarich. PRONTUARIO: San Lorenzo, Argentinos y Quilmes. TEXTUAL: “Bennett no es un santo ni un animal. Lo que pasa es que a veces juega muy fuerte”, intentó defenderlo Bermúdez en El Equipo de Primera. Hasta que llegó Maradona y dijo: “El negro es indefendible. ¿Atleta de Cristo? Por favor. Es un mala leche”.
23 Roberto Perfumo
● La cara de ángel lo salvaba. Por abajo era una fiera, pero no iba al bulto, sino que pegaba con la precisión de un relojero. Su ídolo era Pedro Dellacha. “Hasta que Pizzuti me puso de dos, era un descontrolado que entraba en la cancha sólo a dar patadas. No me pregunte por qué… Una vez en Chile, crucé la cancha para dar un puntapié increíble.” A El Gráfico, en 1967. CIRUGiA MAYOR: Un patadón a Bilardo en La Plata, que le costó una expulsión. El Narigón había estado provocando a un compañero y el Mariscal se sacó. PRONTUARIO: Racing, Cruzeiro y River. TEXTUAL: “Perfumo hacía ‘tobillito’. Pero no se tiraba al suelo, se quedaba con la pierna medio agachada y… zas”. Daniel Passarella, que hizo dupla con él en River.
22 Julian Camino
● El ex lateral no daba precisamente el target de asesino, pero varias veces se le escapó la pierna demasiado arriba. Lesionó a Jorge Martín (un año y medio sin jugar), fracturó a Oscar Acosta, pero se lo recuerda más que todo por una patada. “La” patada... CIRUGiA MAYOR: Qué otra si no la que le pegó a Franco Navarro, al minuto de juego en el Argentina-Perú de las eliminatorias del 85. A la salida de un córner, el peruano agarró la pelota y Camino le dio tal planchazo que lo sacó de la cancha. Después del partido, se detectó que hasta él mismo se había lesionado el tobillo y tuvo yeso por dos semanas. PRONTUARIO: Estudiantes, del 79 al 87. El Argentina-Perú fue su último partido en la Selección. TEXTUAL: “Juro que no fue premeditado, que fue casualidad. La cancha estaba barrosa, no pude parar y le fui muy arriba”.
21 Ernesto Chiarella
● Tuvo un paso efímero por Independiente, en el año 31, donde jugó 14 partidos en los que dejó su sello. A la hora de frenar al rival, no se andaba con chiquitas.
CIRUGiA MAYOR: Ante Bernabé Ferreyra, en un partido contra River. Le estaba pegando tanto, pero tanto, que el Ñato en un momento le dijo: “Che, Chiarella… ¿¡Todas a mí!? ¡¡¡Repartí un poco!!!”. El propio Chiarella reconocería: “Me dio tanta vergüenza lo que me dijo, que no le pegué más”. Códigos que hoy se perdieron, entre patadón y puntinazo.
20 Ricardo Vaghi
● En 1933, a los dieciséis años, pasó de Almagro a River, en el que integró la famosa Cuarta Especial. Al año siguiente, ya jugaba en Primera. Sus atributos para la marca y sus quites le otorgaron equilibrio a La Máquina. Pedernera siempre lo elogiaba, porque “hachaba pero también sabía salir jugando”. Fueron los propios dirigentes de River quienes lo dejaron libre en 1950, y también le cerraron las puertas de Gimnasia, obligándolo a un retiro forzoso. TEXTUAL: “Dijeron que era un jugador indisciplinado y por eso me dejaron colgado”.
19 Blas Armando Giunta
● En San Lorenzo le decían El Camboyano, pero no sólo porque comiera salteado. Parecía que entendía al fútbol como un duelo personal de vida y muerte, y así lo demostraba en cada pelota. Iba de frente. “En el Boca del 92, el Chino Tapia me decía: ‘Nunca en mi vida me tiré al piso’. Y yo le contestaba: “Pero tirate, tirate porque si no te voy a matar”. Su tackle deslizante en los primeros tres minutos aún es recordado por la gente de Boca, que lo sigue amando. CIRUGiA MAYOR: El Pájaro Domizi, bien a su estilo, habló de más en un partido de Newell’s en la Bombonera. Cuando terminó, Giunta lo corrió por toda la cancha, mientras la gente lo ovacionaba con su himno: “Giunta-Giunta-Giunta, huevo-huevo-huevo”. PRONTUARIO: Sus etapas más recordadas son en San Lorenzo y Boca. Pasó por Platense, Cipoletti, Defensores de Belgrano, el Murcia y el Toluca.
Nene, ¿vo’ queré morí en essste issstante? (sic) Su célebre frase a Burgos, que osó meterle un planchazo en Ferro cuando apenas se iniciaba.
18 Flavio Zandona
● El Chino ganó 8 títulos con Vélez, aunque después de su recordado incidente con Edmundo, muchos dijeron que el título que le correspondía era el de mediano. Integrante de una defensa que metía miedo, junto a Almandoz, Trotta, Sotomayor y Cardozo, también agredía con la pelota: tiraba misilazos y agarrate si uno te llegaba a pegar de lleno.
CIRUGiA MAYOR: Faltaban dos minutos en el 3-0 de Flamengo a Vélez (Supercopa 95), y el duelo con Edmundo venía cargadito. Manotazo de uno, cachetazo de otro. Hasta que el brasileño lo cargó y Zandoná no dudó en darle un terrible zurdazo que desató una batalla campal.
TEXTUAL: “Con lo de Edmundo tengo una favor y una en contra. A favor es que le pegué en Brasil, y en contra es que le pegué de atrás. Me hubiese gustado pegarle de frente.”
17 Oscar Ruggeri
● Impasable por arriba y por abajo. Pegaba fuerte, pero también lastimaba con su lengua larga, tratando de achicar a quien se le cruzara. Su patada más memorable no dio en el blanco. Fue a Chilavert, un enemigo de larga data, en un San Lorenzo-Vélez. Envenenado, Ruggeri voló como un Boeing. Le pasó cerca. PRONTUARIO: Líder de la Selección, Boca, River, Real Madrid, América de México y San Lorenzo, entre otros equipos. CIRUGiA MAYOR: Contra Brasil, en 1991, Careca III le rompió la nariz de un codazo. Dos años más tarde, sus equipos jugaron en México. Cada vez que Careca le pasaba cerca, el Cabezón le decía: “Cuidate, que hoy es la última vez que jugás al fútbol”. Hasta que por fin le pegó una patada terrible en un tobillo. Y al toque le dijo: “Mirá que esto no fue nada”. El brasileño se levantó y pidió el cambio. No tenía nada. O sí, bah, tenía miedo.
16 Fermin Lecea
● Meter en un tubo de ensayo a la efervescente sangre vasca, mezclar con pasado de boxeador (campeón santafesino en welter, estuvo cerca de representar a la Argentina en los Juegos Olímpicos de Amsterdam) y sazonar a gusto. El resultado: el temible Vasco Lecea, uno de los primeros cirujanos del fútbol argentino, fácilmente identificable porque jugaba con boina. PRONTUARIO: Mandó en el fondo de Independiente por casi una década (1932-40). Logró hacer una simbiosis automática con Coletta, con el que formaba una zaga tan temida como inexpugnable.
15 Carlos Pachame
● Un día, un periodista le dijo: “Un amigo, al enterarse de que lo iba a entrevistar, me aconsejó que usara canilleras”. Y sí, la fama era para tanto. CIRUGiA MAYOR: El 3 de abril de 1967, en un Estudiantes-Racing, sucedió el colmo: Pacha le pegó a Bilardo, con quien venía discutiendo sobre unas marcas. Primero fue una trompada en el estómago y después un rodillazo que no llegó a destino. El árbitro lo expulsó. Si así trataba a los compañeros, imaginen a los rivales. PRONTUARIO: Casi siempre en Estudiantes. También jugó en Boca (72-73), Lanús y Quilmes (1977). TEXTUAL: “Yo peleo en el terreno que me lo propongan, si quieren pegar de frac, peleo de frac, si viene un tipo de la barra brava, peleo con el de la barra brava.”
14 Rafael Albrecht
● El seis tucumano era tan vehemente ante las piernas de los rivales como ante los dirigentes de su club a la hora de pelear los contratos. Al árbitro Luis Pestarino le pedía “una, déjeme una antes de los cinco minutos”. Su fama de tipo duro la tiene bien ganada: lo atropelló un auto en 1971 y un tren en 1989 (estuvo en coma cuatro), y sobrevivió a ambos accidentes. Imagínense la roca que era en la cancha. PRONTUARIO: Atlético Tucumán, Estudiantes, San Lorenzo, la Selección, el León y Atlas (México) CIRUGiA MAYOR: En el Mundial de Inglaterra 66, lo expulsaron contra Alemania, después de un patadón a Haller. “Le pegué con la rodilla, el muslo y la cadera. ¡Cómo voló!”. TEXTUAL: “Yo siempre respeté al rival. No digo que no pegara, pero tenía una virtud, pegaba fuerte, pero de frente”.
13 Jose Maria Silvero
● Si hay algo que los contrarios no querían ver cuando jugaban contra este recio zaguero, era la suela de sus botines número 41, “alemanes, con tapones intercambiables”, según contaba orgulloso. En 1965, El Gráfico marcaba que uno de sus defectos era la “tendencia al nerviosismo ante la provocación”. El decía que en Boca lo acusaban de pegador, pero que nadie se fijaba en la manera que daba Orlando: “Le reventaba los talones a todos”. PRONTUARIO: Estudiantes (1952-61) y Boca (del 62 al 66) TEXTUAL: “En mi equipo, el dos sería (Hacha Brava) Navarro. Son necesarios hombres fuertes, hace falta anticipo y pierna.”
12 Pedro Dellacha
● En su autobiografía, un ex futbolista recordó a “Pedro del área“ (como le decían) como uno de los jugadores que más fuerte lo marcó. El dato no sería muy importante, sino fuera porque ese ex futbolista es Pelé. PRONTUARIO: Quilmes (hasta 1950), Racing (hasta 1960) y Necaxa. CIRUGiA MAYOR: Debutó en la Selección contra Inglaterra (el partido del famoso gol de Grillo, en mayo del 53), en donde le dio un cabezazo terrible a Tommy Taylor, el nueve. Dos meses después jugó con España y tuvo que marcar a Kubala. “A la primera que paró –recordó–, le rechacé la pelota entre las piernas, con patas y todo. Le metí la rodilla en el culo y el codo en la espalda. Le dolieron hasta las orejas”.
11 Federico Pizarro
● “Sandías, melones, decile a Pizarro que lo pare a Walter Gómez”, cantaban irónicamente los hinchas de River, cada vez que este defensor tenía que valerse de la parte más oscura de su ingenio para poder frenar al wing uruguayo. A veces, ni apelando a la rudeza podía. PRONTUARIO: Se inició en Chacarita (1947-54), pasó a San Lorenzo (55-57) y por último se fue a la vereda de enfrente, Huracán. ¿Pero quién iba a animarse a recriminárselo cara a cara?
10 Enrique Hrabina
● La barba que ningún wing derecho hubiera querido ver jamás. El Ruso (Jarabina, según Viale) era un tipo tranquilo… hasta que empezaba el partido, cuando se transformaba en un personaje de Tarantino. Había que tenerle miedo, jugaba al límite de la violencia y nunca se daba por vencido, como aquella célebre tarde cuando trabó con la cabeza. “Me salió automático, pum y listo”. Llegaron a juntárseles cinco desgarros y no aflojaba. “Recién paré cuando vi que ya no podía caminar más”. Le llevó 13 meses recuperarse. PRONTUARIO: Atlanta, San Lorenzo y Boca. CIRUGiA MAYOR: En el Colo-Colo vs. Boca del 91, Quique repartía patadas a quien le pasara cerca. Llegó a darle un terrible puntinazo en la cara a alguien que estaba en el suelo. Pasó la noche en la comisaría. TEXTUAL: “¡Traigan coramina, que ahí cierra el Ruso!”. Era la frase que gritaba el Bambino Veira en el banco de San Lorenzo, cada vez que Hrabina salía con todo para hacer un cruce.
9 Oscar Huss
● Arrancó como delantero, pero una lesión de un zaguero lo reubicó en el puesto en el que sembraría miedo junto a Allegri. Taladrando era imbatible, pero para que él cayera tenía que haber un terremoto. Un día le pusieron un terrible pelotazo en la cabeza que lo dejó aturdido. Siguió jugando casi en estado de semiinconsciencia, terminó el partido, saludó a todos… y se desmayó recién en el túnel. PRONTUARIO: Siempre en Vélez, entre el 45 y el 57. TEXTUAL: “Creo que toda defensa debe contar con un hombre firme, que gane cuando va al choque. A mí nunca me llevaron por delante”.
8 Roberto Trotta
● Ostenta un récord muy particular: es el jugador más expulsado en la historia del fútbol argentino, y eso que dio ventaja porque últimamente jugó en el exterior. Le mostraron 21 rojas en torneos locales. Tampoco puede acusar a algún árbitro que lo tuviera de hijo: lo echaron 17 referís distintos. Y hasta fue preso por pegarle a un boletero de Colón, porque sintió que alguien lo había insultado y pensó que había sido él. PRONTUARIO: Hizo de las suyas en Estudiantes, Vélez, Racing, Unión. También pasó por la Roma, el Sporting Gijón, el Atlante, el Puebla y el Barcelona de Guayaquil. CIRUGiA MAYOR: Patada a la altura de la pelvis a Euller, en un Vasco da Gama-River del 2000, que después concluyó con un pisotón, tarjeta roja y gresca en Brasil. TEXTUAL: “No dicen que mis expulsiones fueron casi todas por protestar. Yo rompí una sola nariz, en la Copa, y me mataron. No soy guapo, pero tampoco cagón. Juego al fútbol, no soy un cowboy que viene con una pistola a ver quién queda vivo.”
7 Tomas Rolan
● Llegó de Uruguay, desde donde trajo un pasado de parquetista. Quizás en ese oficio haya nacido su proclividad para la lustrada, que perfeccionó en el Independiente copero de los 60. Junto a Silveyra, solían amedrentar a los rivales, diciéndoles de cerca: “¿A éste lo atiendo yo o lo atendés vos?” PRONTUARIO: Danubio, Independiente. Sus patadas ya no fueron iguales desde su rotura de ligamentos, aunque ya lejos del Rojo, las siguió aplicando en Español, Olimpo y Guaraní. TEXTUAL: “Señor, yo soy buenito. Se me ha hecho fama de malo, pero no sé por qué. Los que me gritan asesinos están locos”, a El Gráfico, en 1962.
6 Hector Moran
● Uno de los nombres más recordados del desaparecido Deportivo Mandiyú, por su depurada técnica… para pegar. El Indio tenía tanto trabajo como cirujano que tranquilamente pudo haber contratado una secretaria para que le manejara los turnos. Pocas veces daba de frente, lo que elevaba su peligrosidad a límites insospechados. Le rompió la mandíbula a Diego Cagna, que tuvo que usar una máscara y tomar sopita por tres semanas. También le rompió la nariz a Pompei, de otro codazo. CIRUGiA MAYOR: Ostenta un récord muy particular: haber lesionado a Giunta… ¡dos veces! Mejor tenerlo lejos… PRONTUARIO: Mandiyú, del 92 al 94. Le alcanzó y le sobró para conocer el Tribunal de Disciplina como el patio de su casa. En su primer torneo corto, lo echaron tres veces. También jugó en Nacional y en la selección uruguaya.
5 Pedro Monzon
● El Moncho fue un estudioso… de las artes marciales. Las practicó por ocho años en los gimnasios (“para descargar la violencia que tenía adentro”), aunque los exámenes los rendía en las canchas. ¡Qué variada forma de pegar! El archivo de El Gráfico guarda un sobre de fotos catalogado así: “Monzón, Pedro Damián / Acciones violentas”. CIRUGiA MAYOR: El cruce a Klinsmann en la final de Italia 90, que significó la primera roja en una final de un Mundial. Aunque en la repetición no se ve bien el contacto, el alemán rodó como si lo hubiera atropellado un tren. “Si no hizo contacto conmigo, ¿cómo es que tenía un tajo de 15 centímetros en mi pierna?”, dijo Klinsmann el mes pasado. PRONTUARIO: Brilló y lustró en Independiente, del que luego fue barrabrava. También pegó en Unión, Huracán, Barcelona de Ecuador y Wanderers de Chile. TEXTUAL: “Con lo de Klinsmann voy a tener que convivir de por vida. Nadie se acuerda de que le hice el gol a Rumania ni de que salí campeón intercontinental con Independiente”.
4 Juan Carlos Colman
● Morocho, recio y elástico, Colman primero fue conocido como El Sargento, pero la hinchada de Boca le aggiornó el sobrenombre por el de El Comisario, porque no dejaba pasar a nadie en el área (su bigotito le daba crédito al apodo). Junto a Edwards formó una dupla que sacaba todo y a todos. De baja estatura, pero de contextura muscular admirable, Colman infundía respeto en cada intervención. PRONTUARIO: Comenzó en Libertad, de Entre Ríos. Luego aplicó el botín duro en Newell’s, hasta que en 1950 lo presentaron en Boca. En el ocaso de su carrera, pasó por Atlanta y Dock Sud, siempre como “back derecho”. También jugó en la Selección. TEXTUAL: “No éramos un gran equipo, pero ganábamos a lo Boca. Teníamos una garra terrible”.
3 Ruben Marino Navarro
● En sus 209 partidos en Independiente, logró lo que muy pocos: que su apodo, Hacha Brava, pasara a ser más conocido que su nombre original. Capaz de haber sacado de la cancha al Tanque Rojas, con su hacha se transformaba en un cometobillos. A veces, por ir tan fuerte, se lesionaba a sí mismo, como cuando resultó quebrado en un choque con Medina, de Central. PRONTUARIO: Independiente. Se afirmó en 1960 y se mantuvo hasta el 66. CIRUGiA MAYOR: Se la practicó a Veira, en un 9-1 ante San Lorenzo que le dio al Rojo el título de 1963. Fue un hachazo abajo, que le provocó fractura de tobillo. TEXTUAL: “Navarro era un jugador fuerte. Pegaba, pero nunca se quejaba cuando le daban. Así debe ser un jugador”. Elogio de Aguirre Suárez. Ejem…
2 Daniel Passarella
● Si el fútbol radica en dos elementos básicos, jugador y pelota, el Kaiser no permitía que ni uno ni otro sobrepasaran su línea. Si pasaba la pelota, el jugador no. De codos filosos, encargó varias cirugías de nariz cuando los árbitros miraban para otro lado, además de haberle pegado a un periodista del Corriere y al masajista del Verona. CIRUGIA MAYOR: El codazo que le astilló la nariz a Jorge González (Vélez) en 1980. Otra acción similar terminó con Sergio Villar (San Lorenzo) en estado de shock. Hubo otra “caricia” al holandés Neeskens, a los 40 del ST en la final del Mundial 78. PRONTUARIO: Sarmiento, River, la Selección, Fiorentina e Inter. TEXTUAL: “Passarella es una mala persona, interpreta el fútbol con mala intención. Pega, insulta y escupe”. De Ruud Krol. “¿Yo malintencionado? No hay que confundir calentura del momento con violencia.”
1 Ramon Aguirre Suarez
● El prototipo de jugador violento, en el que se amasó buena parte de la mala fama del Estudiantes de Zubeldía. Tenía dos apellidos y pegaba en proporción por cada uno. CIRUGIA MAYOR: ¿Una sola? Ehmmm, qué difícil… Pero tiene que ser el codazo que le pegó a Néstor Combín, argentino del Milan, en la final Intercontinental del 69, en la Bombonera. Le desfiguró la cara. Lo expulsaron y se armó una batalla campal. Aguirre Suárez quedó preso en la cárcel de Devoto por 30 días, junto a Manera y el Flaco Poletti. PRONTUARIO: Estudiantes de La Plata, Lanús y el Granada, de España, en donde hacía dupla con el uruguayo Montero Castillo y un paraguayo que también era una roca. Cuenta Montero que una vez se enfrentaron contra el Bambino Veira, cuando él estaba en Sevilla. “Bambino, por las puntas, por las puntas”, le advirtió a Veira. “¿Por qué?”, pregunto éste. “Porque el medio es Vietnam”, le contestó el uruguayo. TEXTUAL: “Dicen que era violento, pero yo nunca dejé postrado ni lisiado a ningún colega”.
Bonus Track
Fronteras afuera, la profesión de cirujano tuvo varios exponentes que la prestigiaron.
● El inglés Vinnie Jones hoy es reconocible por sus papeles de rufián en películas de acción, pero exactamente así era en la cancha. Pasó por el Wimbledon (la reencarnación del Estudiantes de Zubeldía), el Leeds United y el Chelsea, entre otros. Se lo recuerda como el jugador más violento de la historia del fútbol inglés. Patadas voladoras, piñas, codazos, apriete de testículos. También fue el amonestado más rápido, a los 5 segundos de juego. Esmerado, logró romper su propio récord: vio la amarilla a los tres segundos. En diciembre lo detuvieron por un ataque de furia contra una azafata en un vuelo. Sin dudas, el número uno de este conteo si el ranking hubiera sido internacional.
● Recordado como el Carnicero de Bilbao, Andoni Goikoetxea fue el autor de aquella criminal patada a Maradona que le provocó la fractura con la que comenzó su suplicio en el Barcelona. En el primer partido luego de la agresión, que le valió 18 fechas de suspensión, Goikoetxea fue llevado en andas ante una ovación de los hinchas del Athletic, que lo veían como un héreo vasco. Se dice que guarda aquel botín con el que rompió a El Diez en una caja de cristal. Hannibal Lecter, un poroto.
● El italiano Claudio Gentile, figura de la Juve y la selección, heredó el apellido más irónico que le podía tocar. Lo sufrieron Platini, en el 78, y Zico y Maradona, en el 82. Una bestia para la marca sin escrúpulos.
● Con su 1,82, Montero Castillo, aquel robusto uruguayo de Nacional, daba miedo antes de acercársele. Llegó a pelearse a las trompadas con 20 hinchas, en un Paraguay-Uruguay. “Uno es manso mientras no lo carguen o no le toquen a un compañero”, era su frase de cabecera. Su hijo, Paolo Montero, heredó todo su “talento”. Es el jugador más expulsado en la historia del calcio, aunque su vehemencia benefició más a la Juventus de lo que la perjudicó. “Paolo tiene varias virtudes. Una de ellas es la agresión, aunque a veces lo mete en problemas”, cree su ex técnico Carlo Ancelotti.
● Roy Keane, del Manchester United, es otro caníbal cuyo termostato explota al instante. Su momento de gloria fue una vendetta: por intentar darle una patada al noruego Haaland, se lesionó a sí mismo. Esperó la venganza por dos años. Y se la cobró. Después del planchazo de Keane, Haaland no volvió a jugar al fútbol.
● El boliviano Marco Sandy fue el verdugo de Darío Franco, en la Copa América del 93. Le quebró tibia y peroné y el argentino se quedó sin Mundial. Durante esa misma copa, quebró a otro jugador.
● El Peta Luis Ubiña, siempre en Nacional, aportó su granito de arena para la fama de la garra uruguaya. Otro sponsor del juego violento de la Celeste fue William Martínez, campeón en el Maracanazo del 50. En el Sudamericano de 1959, el partido disputado por Brasil y Uruguay en el Monumental, no terminó por una gresca generalizada.
El Gráfico (2004).