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LOS HIJOS DE BIELSA

Eduardo Berizzo y Alfredo Berti se inician en la profesión con el mejor posgrado posible. Hay bielsismo para rato.

Por Diego Borinsky ·

15 de agosto de 2007
La nota la publicamos en la edición de diciembre del año 2006. Y su título era el mismo de esta columna: “Los hijos de Bielsa”. Había algunos adoptivos, como el Chocho Llop y el Tata Martino, que se encontraron con las locuras de Marcelo en un punto bastante avanzado de sus carreras. Acumulaban una influencia importante de otros entrenadores, como el Indio Jorge Solari y José Yudica, pero el flechazo de Mr. Jogging les dio de lleno en el conocimiento futbolero.
 
Los hijos naturales conformaban, en aquel listado, amplia mayoría. Casi todos habían pasado por aquella recordada cuarta especial de Newell’s conducida por Bielsa que dejó una huella en el club y luego conquistaron dos campeonatos en primera (2 de los 5 que tiene hoy el club, nada menos) y apenas un penal los alejó de la gloria de una Libertadores. Además, un par de ellos, como Eduardo Berizzo y Mauricio Pochettino hasta habían sido reclutados de sus propios pueblos por el ojo clínico del Loco. De ese grupo de hijos naturales, un par ya habían comenzado a desandar su carrera como entrenadores, Hernán Darío Franco y Cristian Domizi, y otro (Pochettino) pensaba iniciar el curso al año siguiente, o sea éste.
 
De aquella margarita quedaron tres pétalos. Ricardo Lunari, el Cadi, el que más boletos pagaba para ser ayudante de Bielsa en la Selección de Chile por su pasado como jugador de la Unviersidad Católica y el consecuente conocimiento del fútbol chileno y sus protagonistas, quedó out. Tal vez le jugó en contra su exposición pública en los días previos al anuncio final del Loco. Es casi obvio: si el Numero 1 trata de hablar lo menos posible y hace del perfil bajo su religión, se cae de maduro que espera lo mismo de sus colaboradores. Y ahora la margarita ofreció apenas dos pétalos.
 
En aquella nota de diciembre del año pasado, Eduardo Berizzo y Alfredo Berti anunciaban que estaban listos para empezar su carrera como dupla técnica. Ninguna noticia pudo haber sido mejor para ellos que este retorno del autoexilio que se propuso Bielsa. Ahora cursarán el mejor posgrado que no podrían encontrar jamás en la currícula académica de Oxford ni en la escuela futbolera de la Casa Blanca. Y la herencia comenzará a transferirse en el espinoso trayecto eliminatorio, que tal vez pueda coronarse con la experiencia incomparable de un Mundial.
 
Que no queden dudas: si en algún momento el Loco decide dar las hurras, habrá bielsismo por mucho tiempo más.