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San Lorenzo 2013: santo remedio

En 2012, San Lorenzo era un caos económico, institucional y deportivo. Incluso estuvo a minutos de irse al descenso. Quince meses después, un milagro parece haber ocurrido: el club se ordenó, el equipo gana más de lo que pierde y hasta el Papa (sí, el Papa) aporta lo suyo para recuperar la grandeza.

Por Martín Estévez ·

07 de septiembre de 2013
 Nota publicada en la edición de septiembre de 2013 de El Gráfico

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Es 24 de junio de 2012. Ningún hincha de San Lorenzo se puede olvidar de este día. Se juega la última fecha del Torneo Clausura y el Ciclón se está yendo al descenso. Otra vez. Como en el 81. El equipo ya no depende de sí mismo: necesita ganar y esperar que Banfield pierda su partido ante Colón. Pero en el Nuevo Gasómetro se está consumando una pesadilla. San Martín de San Juan gana 1 a 0, y la resignación empieza a golpear la puerta. Sin embargo, el mundo está lleno de detalles relevantes, y uno de ellos sucede en el minuto 29 del primer tiempo. El arquero de los sanjuaninos, Leonardo Corti, salta para tomar una pelota fácil. Carlos Bueno, más por inercia que por decisión, choca contra el cuerpo del arquero y le comete falta. Pero el árbitro, Germán Delfino, no cobra nada. No lo ve, duda, se equivoca, o simplemente sus sentidos se ven obstaculizados por decenas de miles de cuervos que sufren en las tribunas. Delfino no cobra nada, Bueno empuja la pelota al gol, y San Lorenzo, que agonizaba, recibe el electroshock de la esperanza. A partir de ese detalle relevante, la vida de San Lorenzo comienza a cambiar. Primero, mete dos goles más y derrota 3-1 a San Martín, mientras Banfield es goleado en Santa Fe. Luego, revitalizado, le ganará la Promoción a Instituto con un 2-0 de visitante y empatando en casa. Sí, el club era un caos: deudas millonarias, dirigentes cuestionados, un plantel desvalorizado... Pero era un caos que se quedaba en Primera División. Sus hinchas, que habían sentido el aliento del Nacional B durmiendo en su cama, supieron que era el momento de unirse.

Bernardo Romeo, entonces jugador del club y actual manager, recuerda esos días de angustia: "Había conflictos internos, externos, la ansiedad de la gente, mucha preocupación, los empleados no cobraban, se generaba un malestar permanente. Pensábamos en salir como fuera, vivimos partidos muy bravos y tardes de mucho sufrimiento. Lo digo honestamente: yo no podía dormir, no salía de mi casa... Lo peor que me podía pasar era el descenso con San Lorenzo, hubiera sido una mancha muy grande en mi carrera. Tener ese final hubiera sido un puñal muy grande que hubiera llevado durante toda mi vida. La presión es tan grande que a veces te complica en lo emocional. De hecho, ese año me cansé tanto, por tanta presión, que decidí retirarme porque no podía más, aunque físicamente hubiera podido seguir".

Matías Lammens, actual presidente del club, también tiene muy presentes aquellos días: "Para San Lorenzo, descender hubiera sido un golpe tremendo, no sólo a nivel deportivo, sino también a nivel institucional, por lo que significaba en cuanto a la pérdida de ingresos. La situación hubiera sido muy grave. Era un panorama muy triste, muy negro. El día del partido contra San Martín no podía dormirme, me acosté a las doce, me levanté dos horas después y me puse a dar vueltas. El solo hecho de imaginar a San Lorenzo jugando en el Nacional B me sacaba el sueño".

Luego de asegurar la permanencia, el club vivió días de acefalía. El mandato de Carlos Abdo se vio interrumpido por una renuncia forzada, y los hinchas de San Lorenzo aclamaban que un hombre se hiciera cargo del desastre: Marcelo Tinelli. El sabía que tenía demasiado para perder y poco para ganar, así que buscó un método para no quedar tan expuesto en caso de que las cosas no salieran bien. Eligió a su amigo Matías Lammens para que tomara temporalmente las riendas del club y prometió darle su apoyo absoluto, al punto que dos meses después, cuando se realizaron las elecciones, Tinelli fue parte de la lista y se convirtió en vicepresidente de su amado San Lorenzo.

"En el momento en el que nos tocó tomar el gobierno del club, la situación era catastrófica -recuerda Lammens-. San Lorenzo venía de jugar la Promoción y era un club absolutamente descapitalizado. Nos encontramos con sólo ocho jugadores profesionales, no teníamos cómo afrontar el campeonato que empezaba semanas después. Nosotros nos empezamos a meter en el club en julio; lo hicimos por una cuestión de necesidad, porque alguien tenía que hacerse cargo. Con Marcelo y el resto de la comisión directiva, consideramos que teníamos una responsabilidad histórica. No podíamos dejar a San Lorenzo a la deriva. Ese momento fue uno de los peores en los 105 años de historia de San Lorenzo. Después del descenso y la pérdida de la cancha, para mí, fue el peor".

Imagen LAMMENS, con el escudo que ama de fondo. "Conseguimos recuperar el buen nombre de San Lorenzo", celebra.
LAMMENS, con el escudo que ama de fondo. "Conseguimos recuperar el buen nombre de San Lorenzo", celebra.
Los hinchas sabrán cuán exacto o cuán exagerado es Lammens en su relato. Más allá de eso, era evidente que había que tomar decisiones para cambiar el rumbo. "El pasivo era muy importante: 234 millones de pesos, más 15 millones con los jugadores, y los empleados en paro -puntualiza el presidente-. Ese fue el primer escenario que encontramos. El primer diagnóstico que hicimos fue que San Lorenzo tenía que dejar de perder dinero todos los meses. Tenía un déficit operativo mensual de entre 2 y 2,5 millones de pesos. Haciendo una analogía con una situación médica, era como un enfermo que estaba en terapia intensiva y día tras día se agravaba. Un pasivo grande, sin jugadores propios, sin capital y sin ingresos genuinos, porque los aportes de la televisión ya estaban tomados con dos años de adelanto... Lo primero que hicimos fue cortar el déficit, trabajar en la generación de ingresos. Yo siempre estuve convencido de que San Lorenzo tenía un gran potencial en cuanto a socios. Cuando asumimos, el club tenía 29 mil socios activos. Hoy ya superamos los 50 mil. Y ese es el principal ingreso que tenemos actualmente. Por las cuotas sociales recibimos 60 millones de pesos por año; por televisación nos tocan 28 millones".

El 1º de septiembre de 2012, luego de ganar las elecciones, la dupla Lammens-Tinelli asumió oficialmente sus funciones. "Había que salir de la mala noticia: San Lorenzo era un escándalo todos los días -continúa la historia en versión Lammens-. Problemas en la comisión directiva, con los jugadores... No había plata para las semillas del campo de juego, la cancha auxiliar no tenía césped. Para la siembra eran algo así como 36 mil pesos, pero el gerente no tenía la plata para mandarle al canchero. Y por supuesto, el otro tema delicado era la deuda con Agremiados: 15 millones de pesos; San Lorenzo no podía empezar el torneo".

Si una de las primeras decisiones a nivel económico fue reducir el déficit, una de las primeras a nivel institucional fue incorporar la figura del manager como planificador deportivo y nexo entre la dirigencia y el entrenador. Y el elegido fue un héroe contemporáneo: Bernardo Romeo.

"Yo soy técnico recibido, pero no tenía la decisión de trabajar, me quería tomar un descanso -cuenta Berni-. Estaba muy tranquilo de vacaciones y me llamó Marcelo, que estaba con Matías, para ofrecerme el cargo. Sabían que yo amo al club, y que tengo el perfil que ellos querían. Apenas una semana después, empezamos a trabajar".

Lo primero que intentó implementar Romeo en el plantel fue el orden: "Yo jugué veinte años y noto que es fundamental. Cuando los jugadores ven que la dirigencia está haciendo cosas por ellos y por el club, se tranquilizan. En mi última etapa como jugador, el club era un despelote. Como dijo alguna vez Ortigoza, antes la ropa estaba sucia y ahora, no. Nosotros tratamos de bajar una línea al jugador. Ellos son dueños y esclavos de sus palabras, pero si declaran algo que nos parece fuera de lugar les preguntamos por qué, tratamos de unificar criterios para cuidar al club".

Imagen "NUESTRO SUEÑO es tener el estadio en tres o cuatro años en avenida La Plata", dijo Lammens.
"NUESTRO SUEÑO es tener el estadio en tres o cuatro años en avenida La Plata", dijo Lammens.
UNA NUEVA ERA
Pese a los esfuerzos, los resultados futbolísticos no aparecían. El equipo, dirigido por Ricardo Caruso Lombardi, siguió instalado en zona de descenso, con la soga al cuello desde el inicio mismo de la temporada 2012/13. La decisión fue rescindir el contrato del entrenador que, siempre envuelto en polémicas, había sostenido a San Lorenzo en Primera.

"Fue el momento más difícil desde que asumimos -remarca Lammens-. Era complicado, no se daban los resultados, y el tema tomó mucha trascendencia mediática. Nos debemos una autocrítica por cómo manejamos la situación, nos pesó la inexperiencia. Nosotros somos muy jóvenes, estamos aprendiendo a pasos acelerados. Hoy, seguramente, lo hubiéramos manejado distinto. El otro momento muy duro fue la detención de Pablo Migliore".

"Sí, la decisión más difícil que tomé fue la de Migliore, no tengo dudas -señala Romeo-. Fui su compañero, tengo un gran recuerdo de él, pero fue una situación que nos superó a todos. Había que tomar una decisión, nos juntamos con los dirigentes y lo resolvimos. A tres meses de haber asumido, chocar con esa situación fue complicado".

Ya sin Caruso en el banco, hubo que elegir el nombre del nuevo entrenador. Era un buen momento para delinear un proyecto a largo plazo, con un estilo de juego y de conducción. El elegido, esta vez, fue Juan Antonio Pizzi.

"Había que tener una línea de trabajo -confirma Romeo-. Por eso fue la elección de Pizzi: es un tipo de perfil europeo, que sabe trabajar con un manager. Sabe que yo voy a estar dedicado a mi función y nada más. El proyecto estaba encaminado en lo institucional, pero no en lo futbolístico. Y el 12 de octubre de 2012, con Juan, arrancamos con eso: un diseño futbolístico, que no hubiera más conflictos, que existiera un buen vestuario, armonía en los entrenamientos. Lo principal era una bajada de línea institucional con el plantel, que se hablara exclusivamente de lo futbolístico. No fue tan fácil, especialmente porque en octubre estábamos complicados con el descenso. Pero aparecieron los resultados y la tranquilidad. También ayudó el trabajo de Osvaldo Coloccini y Fernando Kuyumchoglu en las divisiones inferiores. Era fundamental apuntar a los chicos, y a los seis meses ya fueron cinco o seis a la pretemporada con la Primera. Es un trabajo importante que se hizo y que ahora disfrutamos todos. De golpe crecieron un montón de chicos que no pensábamos que crecerían tanto. Ahora el problema es de Pizzi, que tiene que hacer jugar a los mejores. Es que cuando llegan los resultados, todo es más fácil".

Sin embargo, los resultados no llegaron inmediatamente. Pizzi también tuvo que soportar una tormenta de críticas durante una mala racha que llegó a su punto más profundo cuando Racing lo cacheteó con un contundente 4-1 en el Nuevo Gasómetro. "No podíamos ganar de locales y después de ese partido empezó el rumor de la gente, las presiones. Pero hablé con Matías y le dije que este era un proyecto a largo plazo, que teníamos que estar tranquilos. Cuando viene la mala hay que estar firmes y bien de la cabeza, porque en el fútbol no se puede ganar siempre".

¿Podrá entonces San Lorenzo transformarse en uno de esos pocos clubes que, aunque el equipo pierda tres partidos seguidos, sostiene al técnico? "¡Lo primero es no perder tres partidos seguidos! -exclama Lammens, un poco en broma y mucho en serio-. Pero ya demostramos en la mala racha del año pasado que queremos sostener un proyecto. Lo que pasa es que cuando se pierde es tremendo, siempre me amargué como hincha, y como dirigente es peor. Igual, creo que San Lorenzo, hoy, puede soportar tres partidos sin victorias en caso de que nos toque. Por eso nos animamos a firmar un contrato de dos años con el técnico.

Imagen EMANUEL MAS llegó a San Lorenzo encandilado por la hinchada.
EMANUEL MAS llegó a San Lorenzo encandilado por la hinchada.
MEMORIA Y BALANCE
En estos primeros días de septiembre, la gestión Lammens-Tinelli cumple un año. Un año en el que se modificó la situación. "Hubo muchos cambios, es verdad -refuerza Romeo-. En un año pasaron muchas cosas positivas en el club. Lo fundamental es la tranquilidad que hay en la ciudad deportiva, en la sede, la tranquilidad que tienen los hinchas. Están relajados, hay paz. Es lo más importante para un club: trabajar todos los días con paz y armonía".

La evolución de los juveniles es otro motivo para brindar. "Nuestra idea es tener alguna vez un equipo formado por 8 o 9 jugadores de las inferiores -puntualiza Lammens-. Y para eso hubo que salir de la inmediatez del resultado. Las inferiores son formativas: sinceramente, si gana o pierde la Quinta, no me modifica nada. Lo que importa es que aprendan a jugar. Y en cuanto a la Primera, creo que San Lorenzo necesitaba recuperar su línea histórica de buen juego. Se había perdido eso. En un momento, era ir de visitante a algún lado y pensar: 'el punto está bien'. La historia indica que San Lorenzo tiene que ser protagonista en todas las canchas. Eso es lo que busca Pizzi y a nosotros ese planteo nos entusiasma".
"El logro de esta comisión es haber hecho un cambio tan rápido -elogia Romeo-. Lo primero era salir de la zona de descenso. Lo logramos con un buen torneo en el semestre pasado. Y después apareció la posibilidad de jugar la Sudamericana, de avanzar en la Copa Argentina. De a poquito vamos poniendo a San Lorenzo en donde tiene que estar".

Imagen EL PAPA FRANCISCO no para de adorar a San Lorenzo. "Queremos asociar su imagen a la del club con fines benéficos" cuenta Lammens.
EL PAPA FRANCISCO no para de adorar a San Lorenzo. "Queremos asociar su imagen a la del club con fines benéficos" cuenta Lammens.
SAN FRANCISCO DE ALMAGRO
Como si esto (buenas campañas, orden institucional, mayor número de socios) fuera poco, el Papa es hincha de San Lorenzo. Ya lo sabemos todos, pero sigue siendo increíble: el Papa es hincha de San Lorenzo. "Es una emoción enorme -asegura Lammens-. Francisco es una de las personas más influyentes del mundo. Ahora estamos más familiarizados con él, pero pensar que el Papa es de San Lorenzo es muy fuerte. Cuando estuvimos en Italia con él, me reconocía, me saludaba, y yo pensaba: ¡es el Papa! Es muy importante, como dirigentes, saber capitalizar eso. En Roma tomabas un taxi, decías que eras de San Lorenzo y te respondían 'la escuadra del Papa'. Le ha dado un renombre internacional al club que creo que no se hubiera logrado ni con un título deportivo. Estamos trabajando con una agencia para asociar la imagen de Francisco con San Lorenzo, y para que las ganancias tengan fines benéficos. Creemos que San Lorenzo tiene que recuperar el rol social. Uno de nuestros proyectos es la construcción de un centro contra la adicción al paco. Tenemos que lograr que los chicos que viven del otro lado de la cancha, en vez de estar del paredón para allá fumando paco, estén del paredón para acá jugando al fútbol. Si nos quedamos sólo con lo que pasa en la cancha durante 90 minutos, como dirigentes seríamos cortoplazistas, egoístas e irresponsables".

Evidentemente, en un año no se puede modificar todo. Pero haber avanzado desde la puerta del infierno del descenso hasta este presente de Cuervomóviles, Correas, Cauteruccios, Boedos y hasta Papas hinchas de San Lorenzo es motivo para festejar. La vuelta a Boedo, el desendeudamiento y potenciar a las divisiones inferiores siguen siendo trabajo por hacer, tarea para la casa. ¿Pensás en algo más?, le preguntamos a Lammens. "Después de volver a Boedo -responde- nos va a quedar un objetivo que todos lo de San Lorenzo conocemos : la Copa Libertadores".

MATIAS LAMMENS: "AHORA TODOS QUIEREN VENIR"
”Cuando asumimos, nadie quería jugar en San Lorenzo. Los que estaban se querían ir y los que podían venir se negaban. Teníamos que pedirles por favor y empeñar nuestra palabra, porque nadie le creía a San Lorenzo". Lo que cuenta Matías Lammens sucedió hace un año, antes del inicio de la temporada 2012/13. "La situación más grotesca que vivimos fue después de firmar el contrato con Juan Mercier. Cuando llegó al club, ¡no había quién le abriera la puerta! Lo que pasaba era que los empleados estaban de paro. Eso habla un poco de cómo estaba San Lorenzo".

Antes del inicio de la 2013/14, la situación se modificó, y San Lorenzo incorporó a lo grande: el arquero Cristian Alvarez, los defensores Fabricio Fontanini y Emmanuel Mas, los volantes Juan Cavallaro, Fernando Elizari y el retornado Néstor Ortigoza, y el delantero Martín Cauteruccio. "Ahora todos los jugadores quieren venir, en el último mercado de pases quedó claro -festeja Lammens-. San Lorenzo es el único equipo que incorporó 6 o 7 jugadores, y de todos compró un porcentaje del pase. Así demostramos que este es un proyecto a mediano plazo. Por supuesto que en este semestre existe una apuesta deportiva fuerte, porque nos reforzamos muy bien. Pero lo hicimos sin descuidarnos, sin tirar la casa por la ventana. Pensando que, si nos va bien, los jugadores van a tener valor de reventa. Históricamente, se traían dos o tres figuras, algún préstamo, el jugador rendía o no rendía, pero se iba, y a San Lorenzo no le quedaba nada, era la vidriera. Eso cambió".

¿Cómo se deciden los nombres de las incorporaciones? "Hay un gran trabajo de Romeo -responde Lammens-. Es fundamental tener un buen vestuario, porque San Lorenzo ya ha tenido problemas por tener grandes planteles con vestuarios complicados".

El elogiado Romeo aporta su punto de vista: "Hay que crear una buena convivencia, porque los protagonistas son los jugadores. Tienen que tener virtudes futbolísticas, pero yo me meto mucho en el tema humano. De hecho, por San Lorenzo pasaron muchos que no pudieron triunfar por situaciones que no eran deportivas. Es importante que sean buena gente, que vengan con ganas y paciencia, y que respeten el estilo del entrenador".

¿Es imposible repatriar a las grandes figuras? "Hablé con algunos jugadores que estaban afuera, pero no era el momento -explica el manager-. Hoy es muy difícil competir con equipos del exterior. Apuntamos a lo mejor que había en el mercado local: Elizari, Cavallaro, Cauteruccio, que había sido compañero mío en Quilmes. El y Scocco, a mi entender, eran los mejores 9 que habían. Hicimos un almuerzo con Matías, Marcelo y Juan, cuando terminó el campeonato, y nos pusimos de acuerdo en los puestos que había que reforzar. A partir de ahí tiramos nombres. Creo que incorporamos bien, sobre todo para el futuro del club, porque hay jugadores con mucha proyección, como Mas y Fontanini. Excepto Alvarez, que tiene 27, son todos jóvenes. A él, Juan lo conocía mucho de Central. Lo sedujo la idea de estar más cerca de la Selección, quería volver a San Lorenzo para tener la chance de jugar el Mundial. Hay que hacerles saber a los jugadores que son patrimonio del club, que no sólo tienen que entrenar, sino ser profesionales afuera, que se deben al hincha".

Por Martín Estévez. Fotos: Emiliano Lasalvia y Alejandro del Bosco