Dentro del confuso cuadro de situación, lo que todos evalúan es cómo salvarse

BATISTA. Recluido, escribió una carta a Clarín un día antes de que surgiera el fuerte rumor de su despido. En ella hablaba de modificar algunas cosas, mantener otras y seguir con el proyecto. Subrayaba que tenía fuerzas para continuar. El y su entorno hoy se sienten manoseados y dolidos. No recibieron ninguna comunicación pero tampoco ninguna llamada para tranquilizarse. Notan en Bilardo la misma actitud esquiva que, quizás, invadió a Maradona tras volver de Sudáfrica. Sólo el hermano de Batista desnudó la situación post-eliminación, pero en enfrentamiento contra Maradona. Mientras desde la AFA no haya una señal clara, no hablará nadie. Mientras tanto, no les queda otra que armar la lista de jugadores pensando en el partido ante Rumania, el 8 de agosto. Podría ser una lista póstuma como la de Maradona frente a Irlanda.

BILARDO. Miró para otro lado. Y en su programa de radio, que suma rating sobre todo cuando le toca definir alguno de los temas importantes del seleccionado, dijo desconocer la situación. Y dejó esta frase: "Cuando el río está revuelto, agua trae". Busca salvarse.

@ContRelD@ESTRUCTURA SELECCIONES. Tanto Carlos Bilardo como Humberto Grondona, primero y segundo dentro de esta estructura de funciones confusas, creen que si hay que cambiar algo, es de ellos para abajo. Por lo dicho a través de trascendidos de su entorno, ninguno se da por enterado de las críticas ni analiza renunciar. Parte de los dirigentes que promueven esta idea de imponer el despido de Batista sostienen que hay que cambiar toda la estructura, empezando por su cabeza, Carlos Bilardo. De él para abajo, todos, incluidos los técnicos de los juveniles (sólo Perazzo recibiría una vida extendida hasta el Mundial Sub 20). Pero hay otros dirigentes que –siempre dispuestos a levantar la mano si hay mayoría– jamás se atreverían a poner en duda las funciones de quienes están por encima del entrenador, porque uno de ellos es Humberto Grondona, el hijo del presidente.

LA COMISION. Los que en teoría eligieron a Batista fueron Juan Carlos Crespi (Boca), Mario Contreras (Godoy Cruz), Julio Grondona (h) (Arsenal), Diego Turnes (River), Luis Segura (Argentinos) y Germán Lerche (Colón). Lo curioso es que según los nombres originalmente sugeridos por Bilardo, Batista ni siquiera integraba los candidatos. Hoy esta Comisión está dividida. Los que ya hicieron voto cantado son Segura y Contreras, que apoyan la continuidad del entrenador; y Lerche, que prefiere un cambio. En Estudio Fútbol dijo que era necesario analizar en detalle el fracaso de la Copa América. Evidentemente, en el contrato de Batista –firmado hace apenas 20 días– debe decir que no jugar la final de una competencia organizada en el país le valdría el despido automático. ¿O no? Lo curioso es que el despido de Batista a la AFA le implicaría hacerse cargo de su contrato por tres años. Ninguno ofreció su cargo o asume la responsabilidad de la decisión anterior.

GRONDONA. En silencio por temas familiares relacionados con la salud de su esposa, el presidente de AFA habló en Diario Popular (sobre el nuevo torneo que proyecta) y luego respondió un llamado de forma breve: en pocas palabras, no negó enfáticamente que esté en riesgo el puesto de Batista. Desde que asumió en 1979, Grondona oficialmente jamás echó a un entrenador. Rara, entonces, la forma en que ni confirmó ni desmintió la salida del Checho.

SUS LADEROS. Los hombres que días tras días comen en el restorán “Sí, Don Julio” van mostrando sus cartas. Se animan a presionar hasta lo que les permite su propia debilidad frente al mandamás de la AFA. Quienes piensen que a Grondona le van a imponer una decisión por mayoría, evidentemente no lo conocen o se hacen más fuertes puertas para afuera que puertas adentro en la calle Viamonte.
Otro que salió a hablar fuerte fue el presidente de Armenio, Noray Nakis. En Sportia dijo que había hacer una “cirugía mayor”. Sería interesante que el propio Nakis, en su afán quirúrgico, ayudara a dilucidar qué dirigentes revendían entradas a hinchas argentinos en el Mundial de Sudáfrica. ¿O será que el bisturí no llega tan profundo?

LOS JUGADORES. Todos, absolutamente todos, se llamaron a silencio aprovechando la coyuntura de las vacaciones. Muchos que habitualmente “hacen saber” a través de sus agentes y representantes que quieren hablar, esta vez no han dicho nada. Un silencio que, incluso por omisión, también conspira contra la continuidad del técnico. ¿Habrán tomado nota de la situación que le tocó vivir a Tevez en Irlanda por haber bancado a Maradona fuera de tiempo? Si Mascherano y Messi –capitanes– salieran a respaldar de manera encendida al técnico de la Selección, ¿no cambiarían las cosas?