Javier Mascherano en el sube y baja: del “no creo que siga” al “estoy disfrutando”

JAVIER MASCHERANO acuñó una frase para la historia. “Hoy te convertís en héroe”, le dijo a Chiquito Romero en la definición por penales ante Holanda en la semifinal de Brasil 2014. Su pálpito se cumplió y se convirtió en un lema que resonará para siempre en la memoria de los futboleros.

Otras que salieron de su boca no tendrán el mismo destino, pero sí sirven para graficar estados de ánimo completamente diferentes que cambian de un momento a otro en la montaña rusa del exitismo deportivo.

Después de la caída ante Colombia que decretó la eliminación del Sudamericano y, por ende, la ausencia en el Mundial que iba  a desarrollarse en Indonesia, el Jefecito no esquivó responsabilidades, quiso dejar su cargo y dijo: “No hay excusas, fallé yo”.

 

 

Su análisis fue sincero: “No hay mucho que decir. Lamentarlo por los chicos, por no haberlos podido ayudar. Es una generación de futbolistas increíble y está claro que el que fallé fui yo al no poder transmitirles confianza y tranquilidad para que puedan jugar como saben, como me demostraron durante todo el proceso. El futbol es esto”.

Sí, como señaló Mascherano, “el fútbol es esto”. Y también esto otro: de pronto, Indonesia,que sería el organizador del Mundial, no aceptó recibir a Israel por motivos politicos y la FIFA le quitó la posibilidad de realizarlo.

La AFA, a través de su presidente Claudio Tapia, se postuló para tomar la posta y recibió el ok de la entidad madre del fútbol, lo que cambió la historia y permitió que la Albiceleste fuera parte del torneo.

El "factor Scaloni"

También cambió la historia del propio Mascherano, que de bajarse del mando pasó a volver a tomar el timón. Y una de las razones fue la insistencia del mismísimo Lionel Scaloni, según explicó en una nota con Dsports Radio: 

"Después del Sudamericano quise tomarme un tiempo para pensar muchas cosas, porque fue un golpe muy duro y un fracaso para nosotros. Quería darle la posibilidad a ellos de que vean cómo seguir con el proyecto y por eso quería dar un paso al costado. Fue crucial la charla que tuve con Scaloni en el predio de Ezeiza".

 

 

Fue por su excompañero en la Selección Argentina como futbolista que Mascherano llegó a ser técnico del Sub 20, y también quien lo convenció de continuar al frente del Proyecto al mostrarle “los argumentos del por qué querían que yo siga".

La imagen en la cita sudamericana había sido realmente pálida. Sin ideas ni patrón establecido, ni la brillantez de figuras que en los papeles prometían mucho y que en la cancha se diluyeron, el futbolero “de a pie” tenía un veredicto inequívoco: “este equipo no juega a nada”.

Cinco meses después y ya en plena disputa del Mundial, la sensación cambió por completo. El plantel experimentó cambios y se sumaron entre otros Valentín Barco (Boca), Federico Redondo (Argentinos Juniors) o Juan Gauto (Huracán), todos con buen presente en sus clubes. 

Del plano internacional, Mascherano pudo citar a Román Vega (Barcelona), Máximo Perrone (Manchester City), Mateo Tanlongo (Sporting Lisboa), Valentín Carboni (Inter), Luka Romero (Lazio) y Matías Soulé (Juventus). Aunque lamenta las ausencias de Nicolás Paz (Real Madrid), Facundo Buonanotte (Brighton) y Alejandro Garnacho (Manchester United), quienes no fueron cedidos por sus equipos.

Cambia, todo cambia

De aquella falta de norte en tiempos de Sudamericano a este aplomo y convencimiento para jugar pasó mucha agua debajo del puente, y el entrenador lo reconoce: “Estoy contento por la actitud y predisposición y sobre todo porque se ve la idea que intentamos desarrollar”.

 

 

Después de aquel intento de renuncia luego del fracaso en Colombia, ahora Mascherano confiesa que aquel fue un golpe muy duro, que sirvió para asimilar y tomar enseñanzas: “Es un grupo diferente, cambiamos muchos chicos y dimos vuelta la página. Lo que nos pasó sirvió para aprender algunas cosas y reflexionar y analizar, pero no podemos estar todo el tiempo repitiéndole eso a los chicos. Hoy estamos en una posición totalmente diferente”.

Casi medio año después, el equipo creció, tomó confianza y su entrenador también. El pasado tortuoso se convirtió en presente gozoso:  “Yo estoy disfrutando mucho, la verdad que sí. Estoy en un proceso nuevo en muchas sitauciones, y trato de acompañarlo. Mi función y rol en selecciones juveniles es acompañar el proceso y darle confianza y serenidad. Que ellos se potencien solos, son buenos jugadores y por eso están acá”.

Soñar no cuesta nada

El coraje y la templanza lo forjaron como jugador de fútbol a lo largo de una carrera exitosa e intachable. Ahora esos atributos lo ayudan a ser prudente con el futuro de la Selección Sub 20, aunque no por eso, dejar de entusiasmarse: “Está bien que aspiremos a ser campeones, pero con la tranquilidad de ir paso a paso, mejorando y construyendo. Uno tiene que soñar a lo grande”.