Mitos y verdades de la generación del 86'
En un nuevo aniversario de la conquista de la Copa del Mundo en México, repasamos el uno x uno del plantel que tocó el cielo con las manos. Lo que fueron como futbolistas y lo que hicieron después.
Nota publicada en la edición de abril de 2013 de El Gráfico
SERGIO OMAR ALMIRÓN
Camiseta en México 86: 1.
Lugar y fecha de nacimiento: Rosario (Santa Fe), 18 de noviembre de 1958 (54 años).
El futbolista
Fue Newell’s, donde se formó, el club donde mejor le fue. Allí debutó en Primera en 1978. El título mundial ganado con la Selección le abrió la puerta de Europa: lo compró el Tours. Pero un año después volvió a Newell’s y fue titular en el inolvidable equipo que armó el Piojo Yudica, que terminó siendo campeón de la temporada 1987-88 con un plantel compuesto íntegramente por jugadores surgidos en la cantera leprosa. Su carrera discurrió después sin hacer demasiado ruido por Tigres de México, Estudiantes de La Plata, Central Córdoba de Rosario y Talleres de Córdoba. En el Mundial no jugó ni un minuto. En la Selección, al cabo, acumuló seis partidos y cuatro goles.
El después
En el bronce y en el barro. Así se puede ubicar a Almirón en la historia de Newell’s; además de su carrera como jugador, estuvo ligado a la gestión de Eduardo López, el presidente que digitó a su gusto la vida del club durante 14 años. En la segunda mitad de ese proceso, Almirón fue el coordinador general de las divisiones juveniles. Y como tal, fue acusado de hacer negocios con pases de futbolistas. La derrota de López en las elecciones de 2008 (Almirón iba en su lista) determinó su salida del club. Dos años después fue expulsado como socio, además ser alcanzado por una querella contra la administración López. En 2011 se integró como entrenador de juveniles al Tampico, de la Segunda División mexicana. Hoy entrena en la liga rosarina al equipo fundado por quien lo formó como futbolista: la Asociación Deportiva Jorge Griffa.
SERGIO DANIEL BATISTA
Camiseta en México 86: 2.
Lugar y fecha de nacimiento: Capital Federal, 9 de noviembre de 1962 (50 años).
El futbolista
Fue uno de los caciques de la hazaña del Argentinos Juniors que ganó la Libertadores en 1985. Tenía 22 años y una barba que lo hacía parecer veterano. Esa campaña lo catapultó: a seis meses del Mundial, Bilardo lo llevó a la Selección. Y Checho fue un pulpo que se apropiaba de todas las pelotas que pasaban cerca suyo, allá en México. Fue titular los siete partidos. Después jugó dos años en River, llevado por Menotti, y estuvo en Italia 90, pero ya en un rol secundario. Encima, lo amonestaron contra Italia y no pudo jugar la final. Tras ese Mundial, vino la silenciosa caída: su adicción a las drogas lo empujó a irse a jugar a Japón cuatro años para alejarse de las tentaciones, como confesaría años después. A la vuelta, se retiró en All Boys, lejos de la Primera División.
El después
En Japón, su exilio programado, se hizo futbolista-entrenador en el Tosu Futures. Ya sólo como DT, fue campeón en 1995 con el Fukuoka como ayudante de Jorge Olguín. En 1997 volvió al país y regresó a la doble función en All Boys, antes de irse a dirigir a Bella Vista de Uruguay. Fue asistente de Oscar Ruggeri en San Lorenzo. Tuvo una crisis con la profesión de la que lo rescató Humbertito Grondona, que lo llevó de entrenador a Godoy Cruz. Esa relación le permitiría hacerse cargo de la Selección sub 20. Y la medalla de oro en Beijing 2008, con Messi como figura, lo dejó en la primera línea grondoneana. Por eso, su designación en la Mayor tras la salida de Maradona no fue una sorpresa en la AFA. Su Selección se quedó afuera de la Copa América en casa, y los que antes lo sostenían, le soltaron la mano. Hoy intenta refundar su carrera en el Shanghai Shenua chino.
RICARDO ENRIQUE BOCHINI
Camiseta en México 86: 3.
Lugar y fecha de nacimiento: Zárate (Buenos Aires), 25 de enero de 1954 (59 años).
El futbolista
Escribir sobre Bochini es remitirse a lo más ilustre de la historia de Independiente. Ícono de ese modelo de jugadores de antes, que pasaban su carrera en un solo club; fue actor principal en cuatro Libertadores y dos Intercontinentales ganadas por el club, al margen de los torneos nacionales. Su astucia para encontrar huecos por donde filtrar la pelota inventó una metáfora: el pase “bochinesco”. En la selección de Menotti participó más en amistosos que en partidos oficiales, y se quedó afuera de los mundiales 78 y 82. De la era Bilardo se recuerdan dos episodios: un tiro de mitad de cancha contra Alemania en Düsseldorf, en 1984, que le sacó Harald Schumacher; y los cinco minutos que jugó contra Bélgica en las semifinales de México. Maradona cuenta que cuando el Bocha iba a entrar, él se acercó y le dijo: “Pase maestro, lo estábamos esperando”.
El después
El 5 de mayo de 1991, sin saberlo, Bochini se retiró el fútbol. Una patada de Pablo Erbín, defensor de Estudiantes, lo sacó de las canchas. Llevaba casi 19 años en la Primera de Independiente; ostenta el récord de partidos jugados en el club: 703. Apenas unos meses después de su retiro asumió como DT del club, en dupla con Carlos Fren. Tuvo idas y vueltas con varios presidentes. Julio Comparada, a raíz del apoyo del Bocha al candidato opositor Noray Nakis en 2007, hizo algo que los hinchas del Rojo consideraron un sacrilegio: quitarle el salario que cobraba como reconocimiento a su trayectoria. La llegada de Javier Cantero al club le restituyó ese espacio honorífico. Bochini, cada tanto, mete la pata: puede criticar a entrenadores y dirigentes del club generando situaciones incómodas. Lo hace más por franqueza que por estar sentado arriba de su estatua.
CLAUDIO DANIEL BORGHI
Camiseta en México 86: 4.
Lugar y fecha de nacimiento: Castelar (Buenos Aires), 28 de septiembre de 1964 (48 años).
El futbolista
Se lo suele señalar como esos que pintaron para súper cracks y después no estuvieron a la altura del molde. Él dice que fue lo mejor que pudo ser. El Bichi, puro talento, apareció tímidamente en la Primera de Argentinos Juniors en 1981. El cartelito de estrella se le pegó después de sus genialidades en campañas sucesivas que terminaron coronando a Argentinos Juniors como campeón de América en 1985. Su partidazo contra la Juventus en la Intercontinental de ese año, en Japón, le valieron elogios de Platini (la figura de los italianos), su confirmación en la Selección y un pase posterior al Milan, donde nunca debutó. Pasó por River con Menotti, y después se convirtió en nómade: en sus últimos diez años de profesional jugó en diez clubes. Nunca pudo volver a ser aquel que la rompía en Argentinos.
El después
En Chile, donde se retiró en Santiago Wanderers, encontró su otro lugar en el mundo. Allí plantó su familia y allí se hizo entrenador. Como tal hizo historia con un Colo Colo que respetaba el estilo del Bichi jugador: ofensivo, desfachatado, goleador. Mientras, dejaba correr a ese declarante sin ataduras y gracioso que ya había perfilado de chico. “Estoy tan bien con mi mujer que si ella se va con otro, yo me voy con ellos”, repite cada tanto cuando lo entrevistan. Cruzó la cordillera, empezó por Independiente y fue campeón con Argentinos, su club. Saltó a Boca, y duró poco: el equipo jugaba mal y él le ponía el pecho a todas las polémicas, Riquelme incluido. Volvió a Chile y heredó la Selección de Bielsa; el equipo empezó bien pero empezó a trastabillar en las Eliminatorias. Una derrota en un amistoso, en noviembre, lo corrió del cargo.
JORGE LUIS BROWN
Camiseta en México 86: 5.
Lugar y fecha de nacimiento: Ranchos (Buenos Aires), 11 de noviembre de 1956 (56 años).
El futbolista
Tiene el gen Estudiantes en su cuerpo. Allí llegó desde su pueblo cuando todavía era un chico. Se hizo jugador de Primera en 1975 y fue creciendo hasta hacerse capitán. En el 83, en medio de los históricos duelos con Independiente, dio dos vueltas olímpicas. Tres años después, cuando llegó el Mundial, estaba sin club: fue el único jugador de la Selección en esa condición. Pero Bilardo, su DT más influyente, le tenía fe. Tanta que le avisó que sería titular el mismo día del debut, contra Corea del Sur. Su imagen con el brazo encogido en la final contra Alemania es una postal tan recordada como su gol de cabeza. Pareció a propósito: fue el único que hizo en sus 36 partidos en la Selección. Tenía 29 años. Después pasó por Europa, también por Boca y Colombia, y se retiró en Racing en 1990.
El después
Bilardo lo llevó de asistente suyo a Boca en 1996: empezaba su carrera de entrenador en un equipo en el que sobraban los problemas y escaseaban los buenos resultados. Después hizo dupla con el Negro Enrique como técnicos de Almagro en 2000, la temporada que jugó en Primera, bajo la mirada de Maradona como mánager ad hoc. Le costó demasiado hacer pie del otro lado de la línea de cal: pasó por Nueva Chicago (también con Enrique), Blooming de Bolivia, juveniles de Estudiantes, Atlético de Rafaela, Ben Hur de Rafaela y Ferro. Él dice que duraba poco porque no era político: “Si veo algo que no me gusta digo 'gracias' y me voy”. Su amigo Batista lo llevó a las Selecciones juveniles; juntos ascendieron a la Mayor, él como ayudante. Juntos también salieron eyectados después de la Copa América 2011.
DANIEL ALBERTO PASSARELLA
Camiseta en México 86: 6.
Lugar y fecha de nacimiento: Chacabuco (Buenos Aires), 25 de mayo de 1953 (59 años).
El futbolista
Es el único argentino que salió campeón del mundo dos veces, aunque la segunda vez haya vivido buena parte del torneo en un hospital en el Distrito Federal. Aquella gastroenteritis siempre fue observada con desconfianza: se llegó a decir que la había provocado Bilardo con un laxante para quitarlo del equipo. La camiseta 6 que había elegido, al final, quedó colgada en el armario. Igual, la figura de Passarella está en el olimpo del fútbol argentino: mezcla de personalidad avasallante, guapeza y recursos técnicos. Cuando se retiró, en River, ostentaba un récord que todavía mantiene: es el defensor con más goles (99) del fútbol local. Y eso que dio la ventaja de jugar seis años en Italia, donde salió campeón con el Inter. Su cabezazo fue una marca registrada, a pesar de su estatua baja para el puesto de central: 1,73 metro.
El después
Seis meses habían pasado de su retiro cuando se hizo cargo de River como entrenador, con el que dio tres vueltas olímpicas. Empezaba, en el verano de 1990, una carrera vertiginosa que apenas cuatro años más tarde lo tendrían en la Selección. Su perfil de futbolista recio no varió: ordenó cabellos cortos y rinoscopias polémicas. Ese tramo de su vida fue cruzado por la muerte de su hijo Sebastián, antes del Mundial de Francia. El equipo llegó hasta los cuartos de final. La selección uruguaya, Parma, Monterrey y Corinthians fueron sus paradas siguientes antes de volver a River; sólo en el club mexicano ganó un título. Y de River volvió a irse tras dos años mediocres. Desde diciembre de 2009 ocupa la presidencia del club; su gestión quedó marcada por el descenso a la B, el hito más importante del fútbol local en lo que va del siglo.
JORGE LUIS BURRUCHAGA
Camiseta en México 86: 7.
Lugar y fecha de nacimiento: Gualeguay (Entre Ríos), 9 de octubre de 1962 (50 años).
El futbolista
Cada 29 de junio su apellido reaparece en los medios, montado al recuerdo del gol más importante de su carrera, que le dio a la Selección el título en México. Surgió en Arsenal, pero brilló en el Independiente campeón de la Libertadores y la Intercontinental en el 84. Exquisito jugador, mezcla de habilidad y visión de juego, fue convertido por Carlos Bilardo en protagonista de la Selección. Su aporte en los siete partidos del Mundial lo colocan en el podio de los mejores del equipo. Bilardo también lo hizo titular en Italia 90. En Francia protagonizó un escándalo: fue suspendido por un año y medio por un caso de soborno, cuando jugaba en el Valenciennes. De vuelta a Independiente, fue el conductor del equipo que ganó la Supercopa 95. Se retiró en 1998.
El después
Burru no escapó de la tendencia y se hizo entrenador. Al margen de no haber conseguido ningún título en 15 años, no se ha destacado particularmente. Sus equipos no suelen tener un perfil que se reflejen en el majestuoso futbolista que fue, ni tener señas identitarias inequívocas. Justo es decir también que Independiente fue el único equipo grande que dirigió; en general, le toca administras carencias. Arrancó en Defensa y Justicia y Los Andes, los pasos que antecedieron a Estudiantes y su inevitable desembarco en el Rojo. Su gestión en su club de siempre fue discreta. También condujo a Banfield, Arsenal y Libertad de Paraguay. Ahora se animó a tomar por primera vez en el país a un equipo lejano a Buenos Aires; desde diciembre intenta mantener a Atlético de Rafaela en Primera.
NESTOR ROLANDO CLAUSEN
Camiseta en México 86: 8.
Lugar y fecha de nacimiento: Villada (Santa Fe), 29 de septiembre de 1962 (50 años).
El futbolista
Llegó a Independiente desde su pueblo a los 16 y un año después debutó en Primera, siempre como lateral derecho. Fue el club más importante de su trayectoria: allí fue campeón repetidas veces y jugó ininterrumpidamente entre 1980 y 1989. “Me caracterizaba por el despliegue físico”, se definió una vez. Bilardo lo incorporó enseguida a su Selección y lo hizo debutar en un Mundial contra Corea del Sur, en el primer partido de México 86; no volvió a jugar en el torneo. “Me afectaba la altura”, reconocería él. Del rojo se fue al Sion de Suiza, atraído por sus orígenes helvéticos. Al regreso parecía que volvería a Independiente, pero fue a Racing, ni más ni menos. Las piezas se reacomodarían y se reincorporaría al club en el que había debutado. Tuvo tiempo de ganar un título más, el quinto en Independiente, antes de retirarse en Arsenal en mayo de 1998.
El después
No tardó demasiado en integrarse a las divisiones juveniles de Independiente como entrenador. Hizo el camino lógico, que lo llevó a la Reserva antes de llegar a la Primera. Le tocó una época difícil: en 2001 Independiente pensaba más en alejarse de los puestos de descenso que en pelear un campeonato. Se fue a Oriente Petrolero y empezó su historia en Bolivia: también dirigió a The Strongest (logró un bicampeonato), Bolívar y actualmente al Blooming. Aquí se tuvo que conformar con ser DT en el ascenso: pasó por Chacarita y Huracán de Tres Arroyos. En Suiza estuvo en el Sion –donde había jugado– y en el Neuchatel Xamax. Se fue más lejos todavía y dirigió en Kuwait y Dubai. Sobre su estilo, dice que de cada técnico aprendió algo, pero que lo más importante “es ser uno mismo, no imitar”.
JOSE LUIS CUCIUFFO
Camiseta en México 86: 9.
Lugar y fecha de nacimiento: Córdoba, 1 de febrero de 1961.
El futbolista
Su hizo famoso gracias a la revista Humor a comienzos de los ochenta: su apellido (“Cuchufo”, se pronunciaba) causaba gracia y lo tomaron como bandera. Desde la publicación le reclamaban a Menotti que lo incluyera en la Selección que jugaría el Mundial de España. Más allá del chiste, se ganó un lugar cuando tomó la posta Bilardo y en México fue de menos a más: arrancó como suplente y fue titular desde el tercer partido. Rápido, aguerrido, fue un defensor que ganaba por anticipación más que por presencia. Jugó seis años en Vélez, al que había llegado desde Talleres, y en 1987 lo compró Boca. El Nimes le dio la chance de jugar en Francia: allí fue campeón en Segunda y estuvo tres años. Se retiró en Belgrano, el club del que era hincha en su ciudad.
El después
Es el único de los 43 futbolistas argentinos campeones del mundo que está muerto. El 11 de diciembre de 2004 había ido a cazar (una de sus pasiones) con unos amigos a Bahía San Blas; instalados allí, manejaba una camioneta para huir de una tormenta con la escopeta cargada a su lado y orientada hacia arriba cuando un pozo accionó el gatillo. La bala le llegó al corazón y falleció cuando lo llevaban a un hospital de Carmen de Patagones para asistirlo. Tenía 43 años. Su vida de exjugador –le puso fin a su carrera en 1994– lo había tenido ocupado como dueño de un bar en su ciudad y en esporádicas apariciones como entrenador en escuelas de fútbol cordobesas. También dirigió a un equipo de Arroyito, en su provincia, y participó de clínicas de fútbol en Japón.
DIEGO ARMANDO MARADONA
Camiseta en México 86: 10.
Lugar y fecha de nacimiento: Lanús (Buenos Aires), 30 de octubre de 1960 (52 años).
El futbolista
Quien lea este párrafo, sólo pudo llegar hasta acá guiado por la curiosidad: ¿qué pueden escribir del Maradona futbolista que no se haya dicho antes? Nada. Sólo reafirmar que Diego, fiel a su espíritu rebelde, fue más grande que nunca en dos escenarios hostiles: el Mundial de México y sus años en el Napoli. En el 86, las críticas previas a la Selección, un intento del Gobierno de entonces de desestabilizar a Bilardo y el deseo manifiesto del público mexicano de que ganaran los rivales fueron el combustible perfecto del Diez. En Nápoles se hizo bandera del sur pobre y postergado que encarnaba el club, entregado a los dictados del norte rico durante décadas: una metáfora de la sociedad italiana. Por eso fue quien fue adentro de una cancha; su fútbol de artista era también liberador.
El después
¿Un día en la vida de Maradona equivale a un año de cualquier mortal? Algo de eso debe haber: desde muy chico, Diego se acostumbró a la fuerza a vivir bajo el ojo escrutador de todos. Y entonces, cada contradicción suya merece livings de TV castigándolo, como antes cada gol le daba pie a homenajes en forma de canciones, libros, estatuas… Hamacándose entre esos abismos, él ha ido buscando su lugar desde que dejó de jugar, en 1997. Y siempre da la sensación de que cuando más cómodo se siente es cuando más cerca del fútbol está. Tuvo la oportunidad de dirigir la Selección, la que tanto había reclamado, pero el equipo no tuvo plan y sucumbió en los cuartos de final de Sudáfrica 2010; él rodó escaleras abajo. Ahora, muy lejos de su Buenos Aires querido, mastica el millonario y amargo título de “embajador deportivo” de Dubai. Mientras, los rectores de la moral y las buenas costumbres se siguen haciendo un picnic con su apellido. Haga la prueba, vaya y encienda la tele ahora. Si no hay un programa hablando de Maradona, le devolvemos el dinero.
JORGE ALBERTO FRANCISCO VALDANO
Camiseta en México 86: 11.
Lugar y fecha de nacimiento: Las Parejas (Santa Fe), 4 de octubre de 1955 (57 años).
El futbolista
Se formó en Newell’s, donde debutó en Primera, pero su carrera se desarrolló en España. Llegó al Alavés a los 20 años, para jugar en Segunda división. En 1979 lo compró el Zaragoza, donde jugó cinco años y se hizo un nombre como delantero fuerte e inteligente. Menotti lo llevó al Mundial de España y jugó dos partidos. Llegó al Real Madrid en el 84 y en su primera temporada hizo 17 goles, una cifra más alta de lo que acostumbraba.
En México 86 tuvo el privilegio de elegir su camiseta, al que sólo accedieron él, Passarella y Maradona. Fue el socio invisible de Diego en el segundo gol a los ingleses: “Diego me dijo que me iba viendo todo el tiempo”, contó una vez. Hizo un gol en la final ante Alemania, el más importante de su carrera. Una hepatitis lo obligó a retirarse en 1987. Hizo el intento de volver para jugar el Mundial de Italia, pero no pudo: “Me ahogué en la orilla”, graficó.
El después
Enseguida descubrió el gustito por los medios de comunicación: fue columnista en El País de España, comentó fútbol por radio y TV, escribió libros. No por nada en la Selección lo llamaban “el filósofo”; su afición a la lectura venía de antes. Su espíritu pedagógico lo hizo entrenador rápidamente. Empezó en el Tenerife, donde dos años seguidos le aguó el campeonato a su querido Real Madrid. Ese entrenamiento en el cargo lo devolvieron a la Casa Blanca, donde fue campeón de la liga en su primer año. Pasó por el Valencia y pronto volvió a saltar los escritorios: se hizo mánager del Real Madrid en dos etapas diferentes. En este tiempo, alejado del club, volvió a comentar fútbol en distintos medios españoles. Allí, está claro, adoptó su segunda patria. Cada tanto vuelva a la primera a dar una vuelta.
HECTOR ADOLFO ENRIQUE
Camiseta en México 86: 12.
Lugar y fecha de nacimiento: Burzaco (Buenos Aires), 26 de abril de 1962 (50 años).
El futbolista
El Negro debutó en Lanús, donde se formó, en 1980. Tres años después llegó a River para ocupar el puesto por el que todavía corría el fantasma de Jota Jota López: volante derecho. Fue allí donde mejor le fue: aportó técnica y dinámica en la tríada de 1986, cuando River salió campeón nacional, continental e intercontinental.
Llegó de última al plantel que armó Bilardo para el Mundial. Fue suplente al principio, pero a partir del partido contra Inglaterra entró como titular y no salió más. “Un día con Diego recreamos su gol a los ingleses, y ahí él entendió todo: si yo le daba mal el pase era lateral para ellos”, contó una vez, gracioso. Enrique sufrió una lesión en una rodilla, unos meses después de aquel título, y le costó retomar su gran nivel en River. Volvió a Lanús para cerrar su carrera.
El después
Personaje simpático y querible, el Negro siempre ofreció buenos títulos en las entrevistas. “Raspé la medalla del Mundial contra el asfalto; quería saber si era oro de verdad”, fue una ocurrencia que patentó. Su recorrido como entrenador se inició en dupla con Tata Brown en Almagro pero no tuvo demasiadas oportunidades después. Hasta que la idea de Julio Grondona de tener en Ezeiza a varios de la G86 lo llevó a Ezeiza: arrancó como entrenador de la selección sub 15 y, tras la asunción de Maradona, pasó como asistente de Diego en la Mayor. Eso provocó su distanciamiento de Brown y Batista, que lo habían convocado. A Diego, a quien consideraba “el mejor técnico del mundo”, también lo acompañó a Emiratos Árabes a dirigir a Al Wasl. Hoy espera una nueva chance, con o sin Maradona.
OSCAR ALFREDO GARRE
Camiseta en México 86: 13.
Lugar y fecha de nacimiento: Capital Federal, 9 de diciembre de 1956 (56 años)
El futbolista
Salía de trabajar y, antes del entrenamiento, dormía un rato debajo de las tribunas de madera de Ferro: suficiente para que lo llamaran Ciruja, uno de sus apodos. Jugó más de 600 partidos en el club, en el que debutó en 1976. Disfrutó de ser el lateral izquierdo en los tiempos del Ferro de Carlos Griguol dos veces campeón. Fue el más resistido de la Selección de Bilardo, por lejos. Él, silencioso, aguantó las críticas que le llovían y arrancó el Mundial de México como titular. Se mantuvo hasta el partido de octavos contra Uruguay inclusive, pero después el entrenador prefirió a Olarticoechea y ya no volvió al equipo. Jugó en Ferro hasta 1994 con un breve paso intermedio por Huracán, y antes de retirarse se fue dos años a Israel, su única experiencia internacional.
El después
Se hizo entrenador casi a la par que colgaba los botines. Con su amigo Cacho Saccardi dirigieron juntos a Ferro en 1995, a un equipo que de a ratos ilusionó por su buen juego. Su carrera transitó después por Lanús y se asentó en Chile, donde llegó a entrenar a la Universidad Católica. El Mago estuvo cuatro años del otro lado de la cordillera, y a la vuelta tuvo una experiencia fallida en Ferro, otra vez, y en Atlético de Rafaela. La rueda del fútbol también lo depositó en el predio de Ezeiza para dirigir a las selecciones juveniles. En general, le ha tocado entrenar a la Sub 17 en diferentes etapas. Viene de ser el colaborador de Trobbiani en el último gran fracaso del fútbol argentino: la eliminación en primera rueda de la sub 20 del Sudamericano de este año jugado en San Juan y Mendoza.
RICARDO OMAR GIUSTI
Camiseta en México 86: 14.
Lugar y fecha de nacimiento: Albarellos (Santa Fe), 11 de diciembre de 1956 (56 años)
El futbolista
Independiente fue el club más importante de su carrera. Allí jugó once años e integró el equipo multicampeón de los ochenta. Había debutado en Newell’s en 1975 y pasado un año por el Argentinos Juniors de Maradona antes de recalar en Avellaneda. Era un volante que, adiestrado por Bilardo, llegó a denominarse “todocampista”. Jugó el Mundial de México condicionado: lo amonestaron en el debut y debió cuidarse de una segunda amarilla que lo habría dejado afuera un partido. Se las arregló lo suficiente como para ser uno de los seis que estuvo en todos los minutos los siete partidos. Era, con Batista, el que quitaba y la pasaba. Al regreso, nada lo emocionó más que volver a su pueblo, donde lo esperaban los 300 habitantes. En Italia 90 le pasó lo que había evitado cuatro años antes: lo expulsaron en la semifinal contra el local y se perdió la definición.
El después
Es uno de los pocos de la G86 que no siguió el camino de la dirección técnica. Se retiró en Unión de Santa Fe en 1992 y se quedó a vivir en Rosario. Pronto abrió su oficina de representación; allí guarda los recuerdos de su carrera. En su tarea profesional le tocó manejar la carrera de entrenador de su amigo y excompañero Jorge Burruchaga, por ejemplo. Hoy, uno de sus futbolistas más cotizados es Julián Velázquez, al que llevó a Independiente desde Corrientes cuando era un adolescente. Otros que pasaron por la Selección y él representa son José María Basanta y Chelito Delgado. Es director de la empresa Visión Sport, que trabaja principalmente con futbolistas jóvenes de Rosario y zonas aledañas. En 2000, Giusti protagonizó un accidente automovilístico en la ruta 9 en el que falleció su esposa.
LUIS ALBERTO ISLAS
Camiseta en México 86: 15.
Lugar y fecha de nacimiento: Capital Federal, 22 de diciembre de 1965 (47 años)
El futbolista
El Loco debutó a los 15 años en la Primera de Chacarita y pronto pasó a Estudiantes de La Plata, donde su carácter y sus extraordinarias condiciones técnicas fueron más fuertes que su juventud y logró imponerse como titular. Brilló en las selecciones juveniles y llegó al Mundial de México con aspiraciones de ser titular. Bilardo eligió a Pumpido e Islas la pasó mal; tenía apenas 20 años. A la vuelta lo compró Independiente y se dejó querer: no tardó demasiado en hacerse ídolo. En ese club vivió tres etapas, incluido el retiro. La mejor tal vez fue la de mediados de los noventa, cuando ganó tres títulos en seis meses. Su sueño de ser titular en un Mundial lo cumplió en Estados Unidos 94, con Coco Basile: falló contra Rumania en octavos de final y el equipo se volvió a casa.
El después
El cartelito de “polémico” que lo acompañaba de futbolista nunca. Él prefiere definirse como “frontal”. Dice que dejó de jugar e inmediatamente empezó como entrenador porque sus ganas de dirigir “ya eran más grandes que las de seguir siendo futbolista”. Empezó en Aurora de Bolivia, donde tuvo dos etapas y llegó a pelearse a trompadas con un jugador, y estuvo también en Almagro antes de volver a Independiente como ayudante del Tolo Gallego (en la etapa anterior a la actual). Ahora, desde afuera, admite que cada vez que se va un entrenador del Rojo él se ilusiona con que lo convoquen. Pero no cuida su boca: “Es muy fácil jugarle a Independiente”, dictó cátedra antes del último clásico con Racing. Como tantos otros, participó en programas de televisión sobre fútbol en carácter de panelista; de esos en los que gritar vale más que decir.
JULIO JORGE OLARTICOECHEA
Camiseta en México 86: 16.
Lugar y fecha de nacimiento: Saladillo (Buenos Aires), 18 de octubre de 1958 (54 años)
El futbolista
El Vasco estuvo en tres mundiales: 82, 86 y 90. En el de México fue de menos a más, al margen del título. Bilardo lo puso al principio de suplente, aunque participó en los siete partidos. Fue titular desde el cruce con Inglaterra y ya no volvió salir, ni siquiera reemplazado. Oficiaba como lateral-volante, esa posición que el entrenador tanto ponderaba. Pudo haber jugado también la final de Italia 90, pero lo amonestaron en la semi, la noche en la que tiró el centro que Caniggia transformó en gol a Zenga, y la tuvo que mirar desde afuera.
Se trató de un jugador polifuncional: ocupó todos los puestos de la defensa y del medio. Rápido, aguerrido, buen marcador; condiciones que le alcanzaron para jugar en Racing (allí debutó), River y Boca antes de su Mundial consagratorio. La medalla le abrió la puerta de Europa, donde lo contrató el Nantes. Se retiró en Mandiyú de Corrientes, en 1992.
El después
Simple, buen tipo, querido por los que fueron sus compañeros en los clubes donde jugó. El perfil bajo de Olarticoechea se ajusta bastante a aquel chico que llegó de Saladillo a ser parte de las divisiones juveniles de Racing. Entrenó a Talleres de Remedios de Escalada en la Primera B Metropolitana, pero su gran oportunidad le llegó de la mano de Checho Batista, que lo incorporó al staff de técnicos de las selecciones juveniles. “Me pongo como ejemplo cuando charlo con los chicos que llegan acá: les digo que sin ser crack jugué tres mundiales. Y para eso hace falta sacrificio”, postula. El Vasco tuvo a su cargo a la Sub 15 y hoy entrena a una preselección Sub 18, lejos del ruido que provocaron los últimos cimbronazos en el predio de Ezeiza.
PEDRO PABLO PASCULLI
El futbolista
Era blanco fácil para los relatores: Víctor Hugo lo llamó PPP cuando empezó a llamar la atención en Argentinos Juniors. Fue allí donde explotó: goleador del Nacional 84 y del 85, y máximo anotador de su equipo en el título ganado en la temporada 1984/85. Era un número nueve rebotero e instintivo más que técnico que había iniciado su carrera en Colón. Ese buen nivel lo llevó a Italia: lo contrató el Lecce, en el que jugó siete años. Bilardo lo incorporó en las Eliminatorias del Mundial, y en México 86 hizo el gol más importante de su vida: el del 1 a 0 a Uruguay en los octavos de final. Curiosamente, fue su último partido en el torneo.
Su carrera tiene mojones breves en Newell’s (dos años), un club japonés y otro de Indonesia. Volvió a Italia y se retiró en un equipo de categorías menores l
El despues
Italia fue su país de adopción. Cuando terminaron sus vueltas de futbolista por el mundo, se estableció allí. Pero quería ser entrenador y debió armar la valija de nuevo. Le confiaron la selección de Uganda en 2003, pero no logró clasificarla a la Copa África, lo cual significó una profunda decepción.
Después dirigió a la selección italiana de fútbol playa y al Dinamo Tirana de Albania. Nada demasiado relevante. De vuelta al calcio, el Lecce lo designó como su agente en Sudamérica. Pero él quería entrenar y retornó a Italia: nunca pudo pasar de equipos de ascenso; fue técnico del Toma Maglie, el Calabria y el Cittanova, su última parada.
Para no perder el tren, hizo un máster para técnicos en la Federación Italiana, donde se topó con otros ex jugadores: Leonardo, Beppe Signori, Del Vecchio, Altobelli… l
NERY ALBERTO PUMPIDO
18)
El futbolista
Con el Negro Enrique y el Cabezón Ruggeri completó el trío que ganó todo lo que le pusieron delante en 1986: el torneo argentino, la Libertadores, la Intercontinental (con River) y el Mundial de México. Sobrio, su estilo era la contracara de Islas, su suplente en el Mundial. Menotti lo había llevado como suplente al anterior, en España. También jugó el de Italia, pero, en el segundo partido, se fracturó en un choque con Olarticoechea y adiós.
Tenía buena pegada: su modo al impactar la pelota para sacar los contraataques fue parte de su sello. Había debutado en Primera en Unión, diez años antes de su temporada consagratoria, y pasado también por Vélez. Después de River, jugó en el Betis, y, cuando volvió al país, se fue derechito a Unión, el club del que es hincha, pero sus atajadas no alcanzaron para evitar el descenso. Se retiró en Lanús l
El despues
Es el único de los campeones mundiales del 86 que ganó la Libertadores como entrenador. Un mérito que todavía es mayor si se repara que lo consiguió con el Olimpia de Paraguay, en 2002, después de eliminar al bicampeón, Boca, y ganarle la final al São Caetano. Fue su mayor logro como técnico. Había arrancado su carrera de DT en Los Andes, en dupla con el Tata Brown. Tuvo etapas de todos los colores por su querido Unión: fue manager y dos veces entrenador. La última sucedió el año pasado, cuando intentó encarrilar a un equipo que se venía en picada y no lo consiguió; renunció en diciembre pasado. Estuvo también en Godoy Cruz, de donde se fue sin ganar un partido. En México logró un subcampeonato con Tigres y también dirigió al Veracruz. Dice que es difícil llegar a entrenar a equipos grandes porque “para algunos dirigentes, hacer lobby vale más que la capacidad”
OSCAR ALFREDO RUGGERI
19)
El futbolista
Mostró su temperamento fuerte desde chico, cuando debutó en Boca. Y también cuando no dudó en pasar a River con su amigo Gareca, en una época en la que irse de uno a otro era una cuestión de Estado. En River afirmó sus condiciones: gran cabeceador, fuerte en el juego físico y dueño de una presencia intimidante. Jugó un año en el Real Madrid y fue campeón local. Su currículum es variado: también jugó en México e Italia antes de afirmarse en San Lorenzo durante tres años.
En el Mundial de México fue uno de los stoppers que eligió Bilardo. Hizo un gol en el debut contra Corea del Sur: de cabeza, claro. Fue titular los siete partidos: se las vio con Lineker y Rummenigge, por ejemplo. Fue campeón de dos Copa América con Basile y también jugó los mundiales de Italia y Estados Unidos. No se lo puede obviar si se habla de futbolistas emblemáticos de la historia de la Selección l
El despues
Su disputa con Julio Grondona generó escenas inverosímiles en el Mundial de Sudáfrica: él entrando por una puerta secundaria a la concentración de Pretoria para jugar, de contrabando, un picado con Maradona. El origen del conflicto fue el juicio que Ruggeri le hizo a San Lorenzo, al que dirigió en dos etapas: desde entonces, el Cabezón se se considera “prohibido” por los dirigentes. Cierto es también que su trayectoria como entrenador no se pareció ni por asomo a lo que fue de corto. Dirigió también a las Chivas, los Tecos y el América (los tres en México), a Independiente y al Elche de España. Después de su salida de San Lorenzo en 2007 no volvió a trabajar como DT; en cambio, su perfil de polemista le dio un lugar central en El Show del Fútbol, el programa de los domingos a la noche del canal América. Allí, sus blancos son variados: Grondona, Bilardo, Chilavert, Passarella…
CARLOS DANIEL TAPIA
20)
El futbolista
Se formó en River, donde debutó en Primera, pero su mejor fútbol lo ofreció en Boca. Formó parte de la operación por la que Gareca y Ruggeri pasaron a River, y él y Olarticoechea tomaron el camino inverso, en 1985. Era zurdo, talentoso y le pegaba bien a la pelota, siempre con su estampa de medias caídas. En el Mundial, su participación fue puntual: el último cuarto de hora contra Corea del Sur, en el debut, fue la idea de Bilardo para cuidar la pelota con el 3-1 a favor; su otra aparición fue contra Inglaterra, en cuartos. Esa tarde le alcanzaron otros 15 minutos para clavar un zurdazo en el palo después de una pared con Maradona. Anduvo por Francia, Suiza y Chile, también. Pero su ida y vuelta con Boca resultó casi cíclico: cuando se retiró, había completado cuatro etapas en el equipo en el que fue campeón del Apertura 92 l
El despues
Director de Deportes de la Municipalidad de San Miguel –el distrito donde nació–, durante la gestión de Aldo Rico, fue el primer cargo político de quien hoy está alineado con Daniel Scioli; es Subsecretario de Deporte Social de la Provincia de Buenos Aires. No esconde sus ambiciones: pretende ser intendente de su ciudad algún día. En el mientras tanto, se las arregla para meter sus bocadillos en TV como panelista de El Show del Fútbol, donde comparte pantalla con Ruggeri, entre otros ex futbolistas. Su tema de cabecera casi siempre es Boca, amparado en los años que jugó en el club.
Es de los pocos campeones mundiales en México que, más allá de algún intento puntual, no ha insistido con el fútbol después del fútbol. En todo caso, ha utilizado ese pasado ilustre para sostener su carrera política
MARCELO ANTONIO TROBBIANI
21)
El futbolista
Arrancó como volante central y con el tiempo se paseó por todo el mediocampo. Donde fuera que lo pusieran, él intentaba demostrar la clase que tenía. Lujoso, buena pegada, físico interesante. Así era el Marcelo Trobbiani jugador que arrancó en el fútbol grande en Boca, al que había llegado desde Casilda. Se fue al Elche en 1976 y volvió para ser campeón en el equipo que comandaba Maradona en 1981. Brilló también en Estudiantes con Bilardo de técnico y un mediocampo que completaban otros talentosos: el Bocha Ponce y Sabella.
En la Selección campeona del 86 tuvo tres minutos, los últimos de la final. No pensaba que iba a entrar contra Alemania, pero cuando Bilardo lo puso, combatió el miedo tirando un taco que dejó a Enrique mano a mano con Schumacher. Se retiró en Talleres de Córdoba en 1993 l
El despues
Enseguida que dejó de jugar fue asistente técnico de Eduardo Luján Manera y Miguel Russo en el Estudiantes que ascendió a Primera en el 95. También fue ayudante de Russo en Boca, en 2007. Para entonces, ya había sido entrenador principal en Osorno de Chile y Universitario de Perú. Tras aquella experiencia en Boca, volvió a Chile a dirigir al Cobreloa y pasó dos etapas en el Cienciano peruano. Después vino la sorpresa, como le contó a El Gráfico: “Yo vivía en España, vine a Buenos Aires a vender un inmueble, pasé a saludar a los muchachos por Ezeiza, ellos sabían de mi trabajo allá y se dio”. Se refería a su designación como DT de la Selección Sub 20; el recuerdo de la eliminación del Sudamericano de este año todavía está fresco. Ahora volvió a Perú: desde febrero dirige al humilde Sport Huancayo
HECTOR MIGUEL ZELADA
Camiseta en México 86: 22.
Lugar y fecha de nacimiento: Maciel (Santa Fe), 30 de abril de 1957 (55 años).
El futbolista
Su aparición en Primera ocurrió en Rosario Central en el Nacional de 1975, cuando apenas tenía 18 años. Fue su único club en la Argentina antes de partir a México. En esa tierra transcurrió el resto de su carrera. En el gigante del Distrito Federal se hizo leyenda: jugó durante ocho años en el club más difícil de México. Sus manos protagonizaron la atajada más importante de la historia del fútbol de ese país, sin exagerar: detuvo un penal en la final del campeonato 1983-84 ante las Chivas de Guadalajara, cuando el América tenía un jugador expulsado y el partido estaba 0 a 0; las Águilas ganarían 3 a 1 y Zelada se llevaría la gloria. Cuando llegó el Mundial 86, Carlos Bilardo lo eligió como la conexión local. Zelada era amo y señor en la concentración del América. Fue, también, un intento argentino de ponerse a los mexicanos de su lado. Zelada fue el tercer arquero del equipo campeón.
El después
Como les pasó a tantos futbolistas, cuando dejó de serlo Zelada quedó atado al recuerdo. Por eso, en cada aniversario de aquella final de 1984 su nombre aparece en los medios mexicanos, y la imagen del penal atajado recorre los programas de fútbol. Lo consideran el mejor arquero de la historia del club, al que siguió ligado de modo intermitente. No le faltaron conflictos: participó como intermediario de algunas transferencias que generaron polémicas. Y hasta tuvo una causa judicial por golpear a su chofer. Es un declarante que hace fácil la tarea de titular: “Yo no le lamo las pelotas a nadie”, se plantó el año pasado, en medio de una discusión con las autoridades del América. Su peso específico en el club hace que su palabra siempre sea buscada, tanto cuando el escenario es bueno como cuando no.
Por Andrés Eliceche. Fotos: Archivo El Gráfico