El contrato con Arabia, los 300 millones y la evasión fiscal: el lado B de Rafael Nadal
El tenista español, que anunció su retiro profesional, acumuló menos de la mitad de su dinero en términos de premios oficiales.
RAFAEL NADAL representa mucho más que un tenista. Incluso muchísimo más que uno de los mejores deportistas de todos los tiempos. Hay un lado B del español del que poco se habla pero que esconde detalles que exceden el ecosistema de la raqueta.
El ex número uno del mundo, quien acaba de anunciar su retiro del tenis profesional para el próximo mes luego de las Finales de la Copa Davis en Málaga, acumula nada menos que una fortuna de 300 millones de euros.
Esa cifra, confirmada por la revista Forbes, lo coloca como el deportista español más rico y como el sexto tenista mejor pago de todo el mundo, con más de 21 millones de euros.
Tiene 300 millones de euros pero apenas ganó menos de la mitad en premios oficiales: según el sitio oficial de la ATP, el prize money acumulado de Nadal desde que se convirtiera en profesional en 2000 asciende a 135 millones de dólares, unos 125 millones de euros.
Pero todo lo que se ganó con lo hecho en la cancha se suma a los estratosféricos ingresos que llegan fuera de ella, a través de millonarios contratos de publicidad y del vínculo que firmó como embajador de la Federaciín de Tenis de Arabia Saudita.
Aquella decisión de ser la cara del país de Medio Oriente provocó un mar de críticas. "Arabia Saudita es una tierra de crecimiento y progreso por donde la mires", sostuvo el español. La realidad, sin embargo, según informó Amnistía Internacional, muestra que Arabia Saudita es un estado que vulnera los derechos humanos y de los migrantes, además de cercenar la libertad de expresión con detenciones de índole política, torturas y fuerte discriminación a comunidades de diversidad sexual.
En Arabia Saudita, por caso, el príncipe heredero ordenó descuartizar a un periodista que impulsaba estas críticas desde su trabajo.
Amnistía Internacional expresó, entonces: "El hecho de que Rafael Nadal se haya convertido en embajador del tenis de Arabia Saudita es una operación más de sportswashing”. El deporte como lavado de cara: la utilización política de las figuras del deporte para legitimar su imagen a nivel internacional.
La Rafa Nadal Academy, un recinto referente a nivel mundial ubicada en Mallorca, también quedó envuelta en una polémica: años atrás se aprobó con celeridad inusual la ampliación del centro deportivo a través de una enmienda. Esta situación generó una colisión entre diferentes partidos políticos y, ante el revuelo, el propio Nadal salió a desmentir el hecho de haber recibido un trato favorable, según contó el medio El Diario ES.
Entre las iniciativas de Nadal también aparece la Fundación Rafa Nadal, una pieza del armado para difundir el deporte como herramienta de inclusión de las personas con discapacidad o en situación vulnerable. Existen cinco recintos distribuidos en España y la India. Lo más llamativo es que el propio Nadal no aparece en ninguna empresa con su nombre, aunque varios medios especializados hayan confirmado que realiza las inversiones pertinentes.
El que sí figura es Sebastian Nadal Homar, el padre de Rafa, cuyo nombre está en casi cien empresas, de las cuales en un cuarto aparece como administrador en soledad. El mismo medio español contó que las compañías están metidas en rubros como promoción inmobiliaria, venta de terrenos y turismo, entre otros.
Nadal tiene también una empresa hotelera que no para de crecer, llamada Zel Hostels, con presencia en sitios como Mallorca, Punta Cana y Costa Brava. La intención de este núcleo de negocios, nacido el año pasado, es expandirse a lugares como Madrid, Canarias, Costa del Sol, Albania, Croacia, Grecia, Portugal, París y Londres. El ex número uno es propietario, además, de una compañía de inversión privada llamada Mabel Capital, con activos en España, Portugal, Medio Oriente, México y Portugal. La diversificación, al parecer, favorece la presunta evasión fiscal.
Carlos Costa, el agente de Nadal, “Rafa siempre ha querido mantener su residencia en España y así ha sido por su compromiso como español tanto dentro como fuera de las pistas”. Años atrás el mismo Nadal hablaba del caso: “Soy español y estoy feliz de serlo. Pero, por supuesto, cuando llega la factura de los impuestos, estoy un poco menos feliz”. Por temas impositivos y fiscales Nadal fue investigado por Hacienda de España varias veces desde 2012.