Las Entrevistas de El Gráfico

Lo que Carrascosa calló durante 20 años

En enero de 1978, siendo capitán, renunció a la Selección sin que se tuviera acceso a las razones. Poco después dejó el fútbol de la misma manera, en silencio. En esta nota abre las puertas de sus convicciones y su intimidad.

Por Redacción EG ·

04 de noviembre de 2019

Fue, durante varios años, un símbolo del fútbol argentino. Estimado por sus compañeros, respetado por los adversarios, Jorge Omar Carrascosa transitó los campos de juego defendiendo valores y principios que jamás abandonó. Más allá del éxito o el fracaso deportivo, privilegió otras actitudes. Aquel marcador lateral izquierdo, fuerte y aguerrido que surgió en Banfield y se consagró campeón con Rosario Central (1971) y con Huracán (1973), fue protagonista fundamental de un cambio en la Selección Nacional, cuando se inició la era de César Luis Menotti. En ese marco, Carrascosa fue el capitán del equipo desde el inicio de la etapa, en 1974, hasta enero de 1978, cuando renunció. Nunca se conocieron los motivos; prefirió refugiarse en el silencio. Hoy, a los 47 años, repasa su vida y por primera vez echa luces sobre aquel episodio que entonces conmovió al mundo del fútbol.

Imagen Llegó a Rosario Central desde Banfield en 1970. Un año más tarde sería campeón con el Canalla.
Llegó a Rosario Central desde Banfield en 1970. Un año más tarde sería campeón con el Canalla.

-Jorge siempre tuviste una imagen de pensador, un poco intelectual, cerca de la filosofía.¿Cómo nace el futbolista?

-Yo creo que una cosa no está aislada de la otra. Me acerqué al fútbol circunstancialmente. Como cualquier chico de barrio, andaba detrás de la pelota todo el día, y cuando tuve edad de octava división me tomaron una prueba en Banfield. Tuve constancia y sacrificio y llegué hasta Primera División. Ahora, haciendo un repaso de mi vida hasta hoy, tanto en el colegio primario y secundario como en el fútbol, aprecio que siempre me tocó desempeñar un rol. Es verdad que me identifican con un tipo pensante, pero todo lo que hi-ce y hago lo considero normal. Siempre me preocupó el hombre y sus valores, por eso trato, con actitudes y no con palabras, de ser mejor.

-Pero el ambiente del fútbol es distinto, un poco cerrado, individualista.

-De pronto, pareciera que fuera atípico. Pero creo que no se puede limitar al fútbol. Va más allá. El fútbol es un juego apasionante, y yo agradezco haber pertenecido a la raza de jugadores de fútbol. Pero el hombre está mucho más allá de esto. Ese es el tema central. Por eso me costó aceptar esta nota. Me pregunté si servía, si realmente podía aportar algo. Yo viví los éxitos y la fama. Pero no me alimenté de eso. La fama pasa y el hombre queda. Y a mí me preocupa esto último. Hoy en día todo se ha hecho muy complejo. La droga, el SIDA, el amor... Tengo 47 años y me siento en la obligación de decir que esas cosas me preocupan. Es para hablarlo, para debatirlo, por eso me dirijo a los jugadores de fútbol para que cambiemos y mejoremos el presente. Yo viví cosas que me superaban. Y eso me llevó a alejarme un poco del ambiente. Aun así me siento íntimamente ligado al fútbol.

Imagen Se desempeñó en Huracán, donde también dio una vuelta olímpica. En 1973.
Se desempeñó en Huracán, donde también dio una vuelta olímpica. En 1973.

Un bar en el corazón de Adrogué es testigo de esta charla demorada. El Lobo Carrascosa no quería la nota. Si aceptó, finalmente, fue para dejar un mensaje, abrir el debate que pasa por su espíritu, y por qué no, recordar viejas medallas futboleras.

-De Banfield me fuí a Rosario, una ciudad grande y con un equipo enorme, popular, como es Central. Era 1970, estaba Enrique Omar Sívori como técnico, y teníamos un gran equipo. Pero Sívori se fue al Mundial de 1970 como periodista, vino Angel Labruna, y fuimos campeones al año siguiente, en el '71. Ya para esa época me habían convocado para el seleccionado...

-¿Jugaste el famoso partido de semifinales ante Newell's?

-No, ese partido no lo jugué por una lesión, y porque ese año hubo un huelga y quedaron resabios. Aquel era un equipo de grandes jugadores, que por ahí bajaba un poquito el rendimiento cuando venía a Buenos Aires. Claro que en dos años consiguió un título y un subcampeonato. En 1973 pasé a Huracán y me quedé hasta el '80. Era un club de características muy especiales.

-¿Por qué?

-Porque está muy identificado con un barrio, Parque Patricios, y porque tiene características muy familiares. En esa época se vivía un ambiente de bohemia, de amistad tanto con la gente como con los dirigentes. Y a partir de una gran campaña se forjó un clima muy bueno entre todos los que conformábamos aquel grupo. Todavía hoy me llama un montón de gente. Como si hubiera dejado el fútbol el año pasado.

-¿Aquel equipo del '73 fue el mejor qué integraste?

-Sí. Tenía contundencia, belleza y lograba resultados. Era un equipo que ganaba y jugaba bien. ¡Pero ojo! A ese equipo se lo recuerda mucho por la delantera, que fue brillante. Pero la defensa también cumplió un papel fundamental. No hay que olvidarse de Buglione, Chabay, Basile, Fatiga Russo...

-¿Te ves con las muchachos de aquella época?

-Me veo, fundamentalmente, con Carlitos Babington, con quien mantenemos la amistad de siempre. También estoy en contacto con Nelson Chabay, Alberto Fanesi y Omar Larrosa. A veces charlo con el Coco Basile. A Miguel Brindisi hace rato que no lo veo. Y con el que hablo siempre es con Houseman. Es un tipo bárbaro.

 

Imagen Carrascosa con Babington.
Carrascosa con Babington.
 

-¿Cómo lo calificarías como jugador?

-Distinto. A partir de él empecé a creer que existían jugadores de tanta habilidad. Por suerte lo tuve como compañero. Houseman fue un jugador espectacular.

La campaña en Central le alcanzó para tener un puesto en la Selección. Lo convocó Juan José Pizzuti en 1971. Y llegaría más lejos: jugó un Mundial, el único de su vida, en Alemania '74.

-¿Qué pasó con aquel equipo?

-Había un plantel de excelentes jugadores: Carnevali, Fillol, Santoro, Perfumo, Brindisi, Babington, Telch, Ayala, Yazalde, Houseman... Pero la Selección no tenía la organización que llegaría después con Menotti. Creo que Alemania '74 fue la experiencia final para iniciar un proceso de cambio. Se hacían cosas improvisadamente, a último momento, y por eso la cosa no funcionó. Tuvimos cuatro técnicos: el señor (sic) Cap, Varacka, Víctor Rodríguez y Rial. Yo fui de última a ese Mundial; en mi puesto jugaba Pancho Sá. Se había hecho una gira previa y en cada partido no se sabía quién iba a jugar, quién entraba, quién salía...

 

Imagen Capitán de la Selección Argentina.
Capitán de la Selección Argentina.
 

-Después vino el ciclo de Menotti.

-Fue la etapa de jerarquización del fútbol argentino. Hoy nadie imagina un Mundial sin la presencia de Argentina. César hizo un trabajo muy importante.

-Al principio fueron muy cuestionados...

-Es el tema de siempre, los resultados. Se pierde un partido y aparecen las dudas, los cuestionamientos. Se habla de cambiar el técnico, los jugadores, como si fueran soluciones mágicas. El equipo había hecho una gira muy importante por la Unión Soviética y Polonia, y después una buena serie internacional en la cancha de Boca, en 1977. El reconocimiento del periodismo y la gente llegó tras el partido que le ganamos a Alemania Oriental, y yo tuve la posibilidad de hacer un gol.

-En ese partido te llevaron en andas. Se venía el Mundial 78 y eras el capitán. ¿Por qué renunciaste?

-Te explico. Yo venía desde el '74 en la misma tónica que comenté al principio. Luchando desde adentro y tratando de ser mejor, insistiendo con el ejemplo en un medio competitivo, lleno de grandes intereses. Cuando llega esa serie en el año 77, algunos empezaron a decir que Carrascosa ya estaba viejo, que jugaba porque era amigo de Menotti... Y yo recién tenía 27 años. En mi intimidad sabía que física y futbolísticamente no tenía problemas. Pero reflexionaba sobre lo que ocurría y me sentía mal. Para mí lo más importante seguían siendo los valores fundamentales: la familia, ser un hombre con libertad de decisión. Entonces se fueron dando una suma de cosas que me fueron llevando a tomar una decisión. Y hubo otras que la apresuraron.

Imagen En primera fila de la Selección, detrás Houseman y Gallego, después, Ardiles, Bochini, Passarella, Olguin... En el fondo, César Menotti.
En primera fila de la Selección, detrás Houseman y Gallego, después, Ardiles, Bochini, Passarella, Olguin... En el fondo, César Menotti.

-¿Cuáles?

-No me hacía ninguna gracia concentrarme seis meses. Además, la presión del periodismo, la necesidad de obtener un resultado hacen que un jugador pueda sentirse mal. Porque se pierde un partido y surgen un montón de críticas. Hasta se piden cambios sin pensar cómo se destruye a otro ser humano.

-¿Lo hablaste con Menotti?

-Sí. César sabía de estas ideas, ya desde Huracán. Yo quise hacer mi aporte desde adentro de la Selección. César fue uno de los pocos que me entendió en ese momento.

-¿No te invitó a una nueva reflexión, a que te quedaras en la Selección?

-Sí, pero para enfrentar un objetivo tan importante como un Mundial, hay que estar muy bien. Si uno hace mal un trabajo, a la corta o la larga perjudica al resto. Yo me retiré del fútbol, a los 31 años recién cumplidos, cuando me quedaban dos o más de contrato. Estaba cansado y dije basta. Me fui bien, como siempre lo quise: con dignidad. El fútbol es limitado, y la vida es mucho más larga.

-Se habló alguna vez de una pelea con Menotti, de diferencias políticas...

-No, nada que ver, nada que ver. Dejé por las razones que expliqué. No hubo problemas. Tuve y tengo una excelente relación con Menotti y con mis compañeros de la Selección.

Imagen Comenzaba el cilco de Menotti al frente de la Selección y Carrascosa era una pieza fundamental.
Comenzaba el cilco de Menotti al frente de la Selección y Carrascosa era una pieza fundamental.

Se casó con la novia del secundario, tiene dos hijas, y está francamente enamorado de su lugar en el mundo: el sur del Gran Buenos Aires. El Lobo Carrascosa, además, vive aferrado a sus convicciones. Como ayer, como siempre.

-Siempre me plantean porque no trabajo en el fútbol. Mis amigos que están dirigiendo me lo dicen. Es cierto, me alejé un poco para ver cómo pasaba la tormenta, y se me fueron los tiempos. Tengo muchos compromisos y responsabilidades en el ámbito que estoy ahora, trabajando con seguros. Volver al fútbol es una posibilidad que no descarto, pero se tendrían que dar muchos factores. Además yo tengo una necesidad de crecimiento espiritual.

-¿Jorge, había droga en tu época de jugador?

-No se puede generalizar ni controlar individualmente a cada persona. Pero siempre que existe la alta competencia, por las presiones mismas, late la posibilidad de que alguien busque incentivo por otro lado. Yo siempre entendí el deporte como una competencia digna y leal más allá de cualquier resultado. Con esto quiero decir que a mí me interesaba ganar con armas leales; si se utiliza la droga como incentivo es un tema que no puedo aceptar.

-¿Conociste casos de soborno o incentivación?

-Yo me lleno de satisfacción cuando se dice que el campeonato está arreglado para uno y después resulta que sale campeón otro equipo. No conozco un sólo jugador que se haya vendido; lo defiendo a muerte.

-¿Cómo lo ves a Maradona?

-Yo viví la alegría de haber sido el capitán cuando Diego debutó en el seleccionado. Le tengo un gran afecto. Si bien no estoy en contacto permanente con él, cada vez que nos vimos nos saludamos con cariño. Creo que en familia, rodeado de afectos, va a encontrar la verdad y el camino para resolver sus problemas.

 

Imagen Carrascosa en plena entrevista con El Gráfico.
Carrascosa en plena entrevista con El Gráfico.
 

-¿Te gusta la Selección de Passarella?

-Daniel está haciendo un trabajo importante; sé que les transmite a los jugadores esa tremenda personalidad que lo llevó a ser un jugador muy destacado a nivel internacional. Los resultados van a ser buenos, pero no por los resultados mismos sino por todas las cosas que puede realizar para formar a los jugadores. El Coco Basile también dejó muchas cosas buenas.

-¿Hablando de Selección, te animás a hacer una de compañeros?

-No, no...bah, sí que me animo... Entonces debería nombrar un montón de juga-dores de primer nivel. Pero también me quiero acordar del número cinco que una vez me invitó a Lobos a comer un asado en su casa, cuando jugábamos en la octava división de Banfield. No puedo dejar de pensar en todos ellos. Lo mismo con los técnicos; puedo hablar de Labruna, de Menotti, de Delem... Y lo que yo quiero es no olvidarme de Bagnatto, que era el DT de las inferiores de Banfield cuando yo no era nadie. Ese hombre me enseñó un montón de cosas fundamentales: no hay que tirar el jabón en las duchas, hay que ser puntual, hay que entrenarse seriamente, hay que saludar al llegar y al irse... Esas son las cosas que quedan para siempre....

-Pero habrás visto grandes jugadores.

-Ah, pero por supuesto. Yo vi nacer a Maradona, tuve la oportunidad de jugar en contra de Pelé en un amistoso Huracán-Santos, lo vi a Cruyff en el Mundial del '74. Ellos fueron los mejores futbolistas que vi.

-¿Te quedó algo sin hacer en el fútbol, Jorge?

-No, no. Yo al fútbol le di la importancia que tenía como deporte, como juego. El resto, lo tomé todo con mucha calma. Hoy en día sigo jugando en algunos campeonatos de acá de la zona de Adrogué. Terminan los partidos y nos enojamos porque el árbitro dirigió mal o porque perdimos. Tengo 47 años, jugué profesionalmente y todavía me enojo en partidos del barrio.

Jorge Omar Carrascosa después de un largo silencio. Así está el hombre, hoy, el ex jugador que renunció a un Mundial para seguir siendo él mismo. Porque su meta, su objetivo, ayer y siempre, es irrenunciable: amar la vida, fútbol incluido.

 

 

Por HERNAN O'DONNELL (1996).

Fotos: ALEJANDRO DEL BOSCO y ARCHIVO "EL GRAFICO".