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El Sr. Valerón

El mítico volante de La Coruña es uno de los jugadores más queridos del fútbol español. Por su don de gente y su calidad técnica, es aplaudido y ovacionado en todas las canchas. Una charla que recorre las etapas más destacadas de su carrera, la admiración por los futbolistas argentinos, la inminencia del retiro y la particular historia de su “debut” como entrenador de otro crack español.

Por Redacción EG ·

21 de enero de 2013
 Nota publicada en la edición de enero de 2013 de El Gráfico

Imagen ADEMAS de la camiseta de La Coruña, Valerón defendió las de Las Palmas, Mallorca y Atlético de Madrid.
ADEMAS de la camiseta de La Coruña, Valerón defendió las de Las Palmas, Mallorca y Atlético de Madrid.
Superviviente de otra época e integrante de la selecta tribu de los elegidos. De los pocos por los que todavía vale la pena ir a la cancha. Mágico, impredecible, elegante, talentoso. Feligrés de una parroquia a la que sólo acuden aquellos capaces de resolver un partido con asistencias milimétricas. El antepenúltimo romántico del fútbol ibérico. El del infinito amor por la pelota y por el juego elaborado a fuego lento. Un señor a punto de jubilarse que, con treinta y siete años a cuestas y casi dos décadas en actividad, aún se permite darle sentido al estilo colectivo de su equipo a partir de la individualidad. Para goce y disfrute de los fanáticos de una idea futbolística en extinción. La de la bola contra el piso, la de la gambeta, el caño, el sombrero y la rabona. En fin... la que la gusta a la gente.

Juan Carlos Valerón Santana nació en Arguineguín, pequeño pueblo pesquero ubicado en el extremo sur de la isla de Gran Canaria. Un lugar con playas de arcilla oscura y una canchita construida sobre los acantilados salpicados por el Océano Atlántico. Paraje singular en el que está prohibido el remate de media distancia. Quizás por eso el hombre se enamoró del toque corto y la pared bien construida. Siempre con la mirada fija en el arco de enfrente. Siempre buscando el espacio vacío. Siempre dispuesto a que fuera otro el que diera el pase a la red. Aunque no hubiera red, claro.

El matrimonio Valerón Santana tuvo cinco hijos. Un nena y cuatro varones. Aunque todos muy buenos, dos de los chicos salieron cracks. Miguel Angel apuntaba para estrella como wing derecho de la Unión Deportiva Las Palmas hasta que el Chapi Ferrer, mítico lateral del Barcelona, lo retiró del planeta fútbol con una patada asesina. Esa noche la isla lloró. Y por esas cosas de la vida, la gran promesa canaria dejó de ser Miguelito para pasar a ser Juanito. Mismo apellido y mismas ilusiones. Diferente destino.

Imagen EL PRIMER carnet de Valerón como jugador, otorgado en Las Palmas.
EL PRIMER carnet de Valerón como jugador, otorgado en Las Palmas.
El Flaco fue el único que llegó al cielo del balompié mundial compartiendo cartel con ilustres de la talla de Maradona, Messi, Zidane o Cruyff. Las Palmas, Mallorca, Atlético de Madrid y Deportivo de La Coruña fueron los clubes en los que desarrolló su carrera. Jugó en Primera y en Segunda (el año pasado fue el faro que guió al Depor hasta el título, cumplió con su palabra de devolver al club a la máxima categoría). Pero también lo hizo en la selección española como estandarte de una generación menos dorada que la actual, pero dorada al fin. Con ella participó en dos Eurocopas y un Mundial, el de Japón y Corea en 2002.

Estamos ante la presencia de un genio que continúa regalando pinceladas de calidad allá por dónde pase. Que recibe a diario el reconocimiento explícito de todos. Por su fútbol y por su forma de ser. Por ser un prestidigitador con el balón en los pies y un tipo común que nunca negó un autógrafo, ni una foto, ni un beso, ni un abrazo. Un enganche clásico que jamás fue expulsado, y al que en los últimos diez años le mostraron dos amarillas... y las dos por error.

Pero además de sus virtudes con y sin pelota, atesora el tremendo honor de ser el único jugador español al que aplauden la totalidad de aficiones adversarias. Muy por encima de Andrés Iniesta, el chico que le dio a España una Copa del Mundo y al que todos quieren, menos los vascos del Athletic de Bilbao.

-Debe ser gratificante que te aplaudan todas las hinchadas.
-Sí. Creo que tiene que ver con la trayectoria. Recordá que estuve dos veces a punto de dejar el fútbol porque me rompí los cruzados de las dos piernas. Tal vez la gente me demuestra cariño porque volví a jugar y a mí me dan fuerzas para seguir adelante. Yo sólo siento agradecimiento y me emociona cuando me ovacionan en todos los campos de España, incluso en Vigo, a pesar de que el Celta es el histórico rival del Depor. Es muy bonito sentir el reconocimiento de los demás.

-¿Algo tendrá que ver también tu forma de jugar?
-Es posible. Los jugadores de mi estilo siempre tienen muchos adeptos. También hay otros a los que no les gusta esa manera de jugar.

-Pero a vos te compararon con Zinedine Zidane.
-Y para mí siempre fue un orgullo que lo hicieran. Pero él ha ganado todo y, sinceramente, me parece que a mí me faltó un poquito para llegar a su nivel.

-¿Será porque no integraste un equipo como el Real Madrid?
-Algunos dicen que no estaba en el equipo ideal, pero el Depor me había declarado casi intransferible. No sólo a mí, a muchos otros también. Era un club que no vendía y que quería competir con los más grandes. Algo que hemos hecho y que nos ha permitido ganar la Copa del Rey del Centenariazo frente al Madrid de los galácticos y llegar a una semifinal de Champions contra el Porto de Mourinho, que después salió campeón. No sé, ese momento ya pasó y siempre estuve muy feliz en La Coruña.

-¿Fue una decepción no haber ganado esa Champions?
-No sé si decepción es la palabra, pero sí una oportunidad única. Había sido una temporada brillante. En esa Liga de Campeones habíamos eliminado a la Juventus y al Milan. Después nos tocó el Porto y los dos partidos fueron muy parejos. De hecho, la eliminatoria se decidió por un penal. Fue una pena no haber podido contar con Mauro Silva y Jorge Andrade en el partido de vuelta en Riazor. Dos jugadores que eran vitales para nosotros.

-A pesar de ser un futbolista excepcional, reconocido y admirado, no has ganado muchos títulos.
-No, es verdad. Me parece que el más importante fue esa Copa del Rey el día del centenario del Madrid, y también el de Segunda con el Depor la temporada pasada, por lo que significó emocionalmente para mí y para toda la ciudad. Pero me queda el recuerdo de que durante muchos años competimos de igual a igual con los más grandes. Entonces, lo mismo que ahora, era muy difícil ganar títulos.

-Y tampoco te tocó ganar con la selección.
-Son épocas. Momentos. Yo jugué varios años en la selección. Tuvimos una muy buena etapa, pero no fue suficiente para ganar títulos. Sin embargo, cuando a mí me tocó estar ya se veía que la intención era trabajar en la línea que vino después. Hemos tenido la suerte que después de nosotros llegara una generación con unas características impresionantes. Ese perfil de jugadores unido a una filosofía de fútbol han hecho posible lo que todos los españoles queríamos.

Imagen CON EL DEPOR festejó una Copa del Rey y dos Supercopas de España.
CON EL DEPOR festejó una Copa del Rey y dos Supercopas de España.
-¿Te considerás enganche clásico o mediapunta?
-Acá en Europa tendría que ser considerado como el mediapunta que enlaza con los mediocampistas y el delantero. Depende del sistema, puedo ser enganche o mediapunta.

-¿Con qué jugador argentino te podrías comparar?
-A lo mejor con Riquelme o con Aimar. Creo que los tres, aunque con pequeñas diferencias, tenemos el mismo estilo futbolístico.

-A lo largo de tu carrera has jugado con muchos argentinos, ¿qué los distingue?
-Lo que más les caracteriza es la mentalidad. Con más o menos calidad e independientemente de que sean ofensivos o defensivos, el común denominador es que son muy competitivos y muy ganadores. Siempre aportan un plus. Sobre todo cuando llegan a equipos a los que les falta ese nivel de competencia. Todos tienen esa característica. Debe ser por la forma en que se vive el fútbol en la Argentina. La pasión que le ponen. Me parece que ya se educan con ese carácter y tienen una personalidad muy fuerte.

-¿Cuál de todos los que fueron tus compañeros te dejó mejor recuerdo?
-En toda mi carrera he tenido de compañeros a muchos sudamericanos y a muchos argentinos en particular. Todos han sido buenos futbolistas y muy buenos para los grupos. Pero si me tengo que quedar con uno, me quedo con el Turu Flores. En todo sentido. Es una gran persona con la que tuve el honor de compartir muchos años de entrenamientos y vestuario. Ahí fui consciente de la calidad de futbolista que era.

-¿Y cuál te marcó mejor?
-Sin duda Fernando Redondo, un jugador espectacular. Coincidimos en la misma zona del campo y era muy difícil de superar. Encima, era un hombre que hacía jugar a su equipo y te complicaba la vida porque te obligaba a tener que defender. Un auténtico fenómeno.

-¿Quién fue el mejor de los que viste?
-Argentinos, dos claramente. Primero, Maradona. Siempre fue el que más admiré, por su forma de jugar. Cuando yo era pequeño, él era el que marcaba la diferencia. Yo empecé a entender un poco el fútbol justo en el Mundial de México. Lo que hacía era de otro planeta. Y como no siempre teníamos en España la posibilidad de ver a Diego, me compré muchos videos de él para aprender y tratar de imitarlo. El otro es Messi. Ahora es su época y me da la sensación de que alcanzó casi el mismo nivel que tenía Maradona. Diego pasó a la historia como el mejor de todos los tiempos, y es posible que Messi vaya camino de conseguir lo mismo.

Imagen DIALOGO entre dos exquisitos: Valerón y Xavi, el crack de Barcelona.
DIALOGO entre dos exquisitos: Valerón y Xavi, el crack de Barcelona.
Acercandose al final del imaginario tiempo reglamentario de esta charla, se antoja necesario indagar sobre un par de curiosidades en la historia del señor Valerón.

-¿Es verdad que fuiste el primer técnico que tuvo David Silva, el del Manchester City?
-Silva también nació en Arguineguín. Cuando yo estaba en la categoría de juveniles, jugué un par de partidos con el padre, que integraba el primer equipo y era su último año. El club estaba en Tercera y en esos años pasaba lo que todavía hoy pasa en algunos clubes modestos. Los jugadores del equipo mayor entrenaban a los más pequeños. Nos iban rotando. Y una temporada me tocó coincidir con David, que tenía 7 u 8 años. Después, de grande, cuando él ya llegó a Primera con el Valencia, nos enfrentamos en varias ocasiones. Es un grandísimo jugador y lo está demostrando en Inglaterra. Junto con Tevez y Agüero, forman un trío fantástico.

-Me dijeron que no te gusta cambiar camisetas, ¿es cierto?
-No es que no me guste, sino que me cuesta pedirlas. Nunca lo hice, aunque la verdad es que me hubiese gustado tener la de algunos grandísimos jugadores a los que me he enfrentado. No las coleccionó especialmente, pero sí tengo varias de rivales que me las han pedido durante la etapa que jugué torneos europeos o en la selección. Las que he cambiado en la Liga española siempre se las he regalado a amigos que eran hinchas de esos cuadros con los que nosotros jugábamos.

-Para finalizar, la pregunta obligada: ¿Es este tu último año en actividad?
-Por ahora no podemos hablar de retiro. Estoy teniendo la confianza del entrenador y estoy jugando bastante a pesar de mi edad. Cuando acabe la liga, en junio de 2013, me volveré a plantear la situación y de acuerdo a cómo haya ido la temporada, Dios dirá qué decisión tomo.

El próximo 17 de junio, Juan Carlos Valerón cumplirá 38 años. Si las lesiones lo respetan, los futboleros de pura cepa tendrán garantizada la magia de un duende irrepetible.

Por Carlos Voto. Fotos: Depor Sport