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Adiós a un dirigente distinto
Nos despedimos del ex presidente de Boca, quien cumplió con la difícil tarea de frenar la desaparición del club, cuando pasabna por la crisis más complicada de su historia.
De peón de albañil pasó a ser empresario y uno de los dirigentes más respetados del ambiente del fútbol, gracias a su gran labor en el sillón presidencial de Boca Juniors. No era para menos. Este hombre simple, hijo de libaneses, de voz ronca y sonrisa fácil, sacó al club de la quiebra, después de casi siete años de trabajo incesante. A los 85 años, dijo adiós el hombre que le devolvió la vida a uno de los equipos más grandes del fútbol argentino.
BANDERIN DE BOCA, bajo la foto de su gran amigo Raúl Alfonsín (Archivo El Gráfico).
Era amigo de personalidades de todo tipo, desde los ex presidentes argentinos Raúl Alfonsín y Carlos Menem, pasando por Julio Grondona y Alfredo Davicce. También fue íntimo de José Barrita, más conocido como El Abuelo, uno de los grandes líderes que tuvo La Doce. Según sus propias palabras, “había que negociar con los barras bravas”, afirmaba que nunca le habían pedido dinero y que sólo le “mangueaban 250 entradas por partido que revendían o regalaban”.
Bajo su mandato de 10 años, Boca logró cinco títulos: la Supercopa (1989), la Recopa Sudamericana (1990), la Copa Master (1992), un torneo Apertura (1992) y la Copa de Oro Nicolás Leóz, en 1993.
El 13 de diciembre de 1995 perdió las elecciones presidenciales que tuvieron como ganador a Mauricio Macri. A quien calificó antes de los comicios como “un muchachito que no tiene ni el más mínimo conocimiento de lo que es Boca”.
Después de Alberto Jacinto Armando, Antonio Alegre fue el presidente de Boca que mejor recuerdo dejó en los hinchas xeneizes. Los mismos que hoy sienten con gran pesar su partida.
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