EL HOMBRE A QUIEN NO PODEMOS TENERLE LÁSTIMA

Sus cachetes inflados y su jopo inquieto le dan un aspecto de ángel. Pero ese muchacho de mirada pícara nos clavó, hace exactamente seis años, un puñal en el alma sin la más mínima misericordia.

Argentina había sido superior a Alemania en la final del 13 de julio de 2014, pero ni Higuaín, ni Palacio, ni el propio Messi habían podido capitalizarlo en el marcador.

Y Mario Götze ingresó al partido como quien cumple con un simple recado y a los 113 minutos le robó al mejor jugador del mundo y su país la posibilidad de coronar su tan anhelado título con la Selección Argentina.

Esa noche en Río de Janeiro debe haber sido la más maravillosa de la carrera de Götze.

Y su última sonrisa en un campo de juego.

 

Un año después de haber pasado del Borussia Dortmund de Jürgen Klopp al Bayern Munich de Pep Guardiola en 37 millones de euros, y a pocos meses del gol más importante de su vida, Götze comenzó con una serie de lesiones musculares que no le permitieron mantenerse como titular en su equipo.

Poca participación producto de estar en permanente recuperación, una gran cantidad de estudios médicos para conocer el motivo de sus recurrentes problemas físicos, pero sin demasiadas respuestas concretas.

 

 

Integró la lista de Alemania en la Eurocopa 2016. Comenzó el certamen como titular, pero su bajo nivel le hizo perder el puesto en la fase de grupos y la selección campeona del mundo luego quedó eliminada por Francia en semifinales.

Sus problemas lo llevaron a dejar Bayern Munich y regresar a Borussia Dortmund.

 

 

Nuevamente aquejado por sus contrariedades físicas, Dortmund realizó una investigación interna para identificar de una vez por todas las causas. Estas pesquisas médicas revelaron que el delantero sufría un desorden metabólico que atacaba directamente a sus tejidos musculares, similar al hipotiroidismo, que le generaba además fatiga y sobrepeso.

Para su recuperación debió mantenerse alejado de los entrenamientos hasta que empezó a mostrar señales de mejora.

 

Tras 167 días de inactividad regresó a las canchas en un amistoso y comenzó la temporada previa al Mundial de Rusia como titular. Pero en noviembre de 2017 sufrió una rotura parcial en los ligamentos inferior y superior de su tobillo derecho. Otra vez afuera.

 

No fue partícipe del plantel alemán que fracasó en Rusia al quedar eliminado en la fase de grupos. No obstante, pudo volver a ganarse un lugar de mayor protagonismo en Borussia Dortmund, pero siempre desde el banco de suplentes.

 

Con apenas 27 minutos en la segunda parte de la temporada y sólo 15 partidos jugados, Borussia Dortmund tomó la decisión de no renovar su alto contrato y hoy es jugador libre.

 

 

Sin partido de despedida, sin una última presentación en el Signal Iduna Park ante su público, quien supo ser héroe de su país en el Mundial de Brasil únicamente recibió un posteo en Twitter como adiós.