SAO PAULO vencía de manera cómoda 2 a 0 a Tigre en el Morumbí por la Copa Sudamericana 2012 hasta el entretiempo, que terminó caldeado y con varios choques entre argentinos y brasileños en el campo, camino al vestuario.
Cuando los jugadores argentinos llegaron al vestuario, fueron emboscados y agredidos por la seguridad privada del club. Según los testigos, al arquero Albil le pusieron un revólver en el pecho. Otros recibieron golpes, botellazos y palazos. Varios quedaron heridos.
Mientras tanto, el equipo brasileño salió al campo y esperó hasta que el árbitro Osses diera por terminado el partido. No suspendido, sino finalizado por abandono. "Vi que había jugadores agredidos, pero no sé por quién", se excusó por Fox Sports.
Los jugadores del San Pablo celebraban mientras los de Tigre, aún consternados, seguían parepetados en el vestuario. Había sido una noche muy larga: empezó con agresiones al micro y con prepoteos durante el calentamiento previo. "Cosas que no deberían pasar pero que forman parte del fútbol. Pero que estén 15 tipos esperándote para pegarte con palos y que te saquen un arma, no", dijo Galmarini.
El intendente de Tigre, Sergio Massa, explicó que la estrategia fue demorar la decisión de no salir al campo, para poder permitirles a los hinchas de Tigre salir del estadio sin que sufrieran agresiones. "Vinimos acá representando a la AFA, no a Tigre, y esperamos que la AFA se encargue de que esto no quede así".
Así, en el Morumbí quedó una mancha imborrable al fútbol sudamericano. Y un nuevo aplazo organizativo fútbol brasileño, de cara al Mundial 2014.
El vestuario de Tigre quedó lleno de sangre. "Tuvimos suerte de que no pasara algo más grave. Alguien que saca un arma y te apunta no lo había vivido nunca en el fútbol", explicó el ayudante de Gorosito, Cacho Borelli, con un corte en el pómulo.