Las Entrevistas de El Gráfico

Moreno y Fabianesi, en primera persona

Tiene 34 años, nació en España, pero vive desde chico en la Argentina. Pasó por 5 equipos del país y jugó en el exterior. Actualmente en Colón, se recibió de DT y sueña con formar juveniles.

Por Redacción EG ·

12 de octubre de 2013
    Nota publicada en la edición de octubre de 2013 de El Gráfico

Imagen EL TORERO DISFRUTA los últimos años de su carrera en Colón y ya se imagina como formador de jugadores.
EL TORERO DISFRUTA los últimos años de su carrera en Colón y ya se imagina como formador de jugadores.
NACI EN ESPAÑA, pero tengo la nacionalidad argentina. La historia de mi papá es muy parecida a la mía: nació en España y luego se vino a la Argentina a jugar al fútbol. Estuvo en Granada, Albacete y Mérida. En esa época, primero nace mi hermana, y después yo. Cuando se retiró, nos volvimos al país, yo tenía apenas dos años.

MI INFANCIA fue muy linda, vivíamos en un barrio en las afueras de San Nicolás. Los primeros recuerdos que tengo están relacionados con el fútbol. Una mañana vino mi tía Paka, y me preguntó si me gustaría jugar en el club que estaban armando con los vecinos. Me entusiasmó la idea y empecé a jugar ahí. El club lo fundó mi familia y la gente del barrio. Era una Parroquia, se llamaba San Cayetano.

PROFESIONALMENTE me inicié en Rosario Central cuando tenía 16 años. Llegamos a Rosario porque mi viejo tenía un trabajo que lo llevaba de una ciudad a otra. Estuve 3 años en inferiores y después ya me subieron a Primera. El Patón Bauza fue el técnico que me hizo debutar en un partido contra Independiente por el torneo local, en el 98.

MI PASO POR ESPAÑA lo tomo como un año clave en mi vida, a pesar de no haber jugado en Primera. Nunca voy a decir que fue un paso en falso en mi carrera. Fue el año en el que sentí que di un golpe de madurez tremendo. Dejé de ser un chico. Tuve un montón de problemas y los pude resolver, me pude sobreponer. Mi último partido en Central había sido en la semifinal de la Libertadores, en el estadio Azteca, con 120 mil personas, y de repente estaba jugando en una Liga en donde había 40 personas en la tribuna. Ni siquiera era la Primera División del Ascenso (N. de la R.: jugó en el Villarreal B), era una liga muy áspera, muy difícil. Tuve que volver a empezar y eso me hizo crecer.

EL FUTBOL MEXICANO es bastante raro. Estuve en el Morelia un año y jugué casi toda la temporada. Es un ambiente especial. A veces llegás, andás bien, y te terminás yendo por un negocio. Por otro lado, podés ganar o perder 5 a 0 con cualquiera, que no pasa nada. Se vive de otra manera. Perdías un partido y muchos de tus compañeros se iban al vestuario riendo. Acá la derrota se siente de otra manera. Extrañaba lo que se vive en el fútbol argentino, el folclore, la pasión, no la violencia.

MIGUEL ANGEL RUSSO me llevó a Vélez. Me conocía de Central porque me subió de inferiores a Primera. Me llamó apenas supo que me iba del Morelia. Para mí fue un alivio, le estoy muy agradecido. Sabía que iba a ir a un club excepcional como Vélez, que estaba jugando la semifinal de la Libertadores. Fue un gran desafío.

NO ME GUSTO IRME DE VELEZ porque yo sentía que había respondido muy bien. El club quería hacer uso de la opción de compra, pero las prioridades de La Volpe eran otras. Tengo la satisfacción de que durante los tres años siguientes me siguieron llamando, intentaban un acercamiento, señal de que hice las cosas bien.

CON LA VOLPE no tengo rencor. Merecíamos una charla y por suerte la tuvimos. Yo entendí su decisión y él mi enojo. Hoy sigue siendo uno de los técnicos de los que más aprendí. Su manera de sentir y vivir el fútbol es muy parecida a lo que yo siento, es un apasionado de esto. A pesar de lo que pasó, tengo un buen recuero de él, me enriqueció mucho.

ESTUDIANTES MARCO otro momento importante en mi carrera. Fue muy fácil llegar a un equipo de esa jerarquía y solamente insertarte, jugar y dejarte llevar en un equipo que ya tenía un estilo, una identidad. Jugué la Copa Sudamericana y algunos partidos de la Libertadores. Hice muchos goles importantes, y eso caló hondo en el hincha de Estudiantes, con el que nos une un gran cariño. Llegué cuando estaba el Cholo Simeone, después vino Sensini, y la última etapa estuvo Astrada. Con los tres tuvimos momentos importantes, se peleaban todos los torneos, siempre teníamos desafíos por alcanzar y eso fue motivante.

VERON FUE UN EJEMPLO para mí. Siempre digo que me hubiera gustado cruzarme con él mucho antes. Me hubiera ahorrado muchos malos pasos. Su manera de manejarse, de entrenarse, de concebir una idea, de buscarla... desde ese lado aprendí mucho de él. Teníamos una relación muy buena, no una amistad, pero sí una excelente relación como compañeros.

ME DUELE LO QUE PASO con central.La gente me insultó cuando los enfrenté con Colón. No entendí por qué y reaccioné. Yo di todo por el club, no me merecía eso. Estaban peleando la Promoción y yo dejé Estudiantes, donde me iba bien, y fui a aportar lo mío. Si hubiera sido otro club, no hubiera ido. Fui a hacerme cargo de una situación que no me correspondía, y asumí responsabilidades que otros no asumieron y hoy son ídolos. Nos salvamos del descenso, fui el goleador del equipo. Y en el final, los dirigentes nos terminan echando a todos. Te queda un resentimiento y te termina doliendo.

COLON OCUPA UN LUGAR trascendental en mi carrera. Durante más de la mitad de mi campaña defendí estos colores. Le tengo mucho cariño, y veo que a nivel institucional se están haciendo las cosas muy bien. Me tocó ver en Estudiantes a un club totalmente prolijo, ordenado, y Colón va camino a eso. Es un club que tiene 110 de años de historia. Me da satisfacción ser parte de este proyecto. Y sé que lo que tanto anhela la gente, que es un campeonato, tarde o temprano va a llegar.

ME HUBIERA GUSTADO JUGAR EN BOCA. Estuvo cerca, el ofrecimiento fue muy concreto. Pero la gente de Estudiantes decidió que no, y lo tuve que respetar. Hubiese sido un paso muy importante en mi carrera, no desde lo económico, porque nunca basé mis decisiones en ese aspecto, pero sí por el desafío profesional que representaba. Lástima que no se dio.

A LOS 34 AÑOS ENTRE en una etapa en la que disfruto de todo. No voy a ser necio, sé que son mis últimos años. Hoy voy día a día. A esta edad, para estar a la altura tenés que dedicarle más tiempo a todo. En vez de tres horas por día, son cinco. Por ahora no reniego de nada, mientras la cabeza y el cuerpo den, seguiré.

Imagen EN COLON, su club actual, pasó casi la mitad de su carrera, dividida en dos etapas. Entre una y otra, notó una importante evolución institucional.
EN COLON, su club actual, pasó casi la mitad de su carrera, dividida en dos etapas. Entre una y otra, notó una importante evolución institucional.
“EL TORERO” NACE con un festejo de un gol durante mi primera etapa en Colón. Mi familia se había vuelto a vivir a España y para ver los partidos de acá, habían contratado un cable especial, y ese era el primer partido que veían. Cuando convertí el gol pensé en dedicárselo a ellos y lo festejé así. Después pegó, tuvo un muy buen recibimiento y lo seguí haciendo. 

LLORE DE ALEGRIA Y DE TRISTEZA por un partido. De tristeza, cuando perdimos la final de la Copa Sudamericana con Estudiantes, en cancha del Inter de Porto Alegre. Estaba muy amargado, habíamos estado muy cerca de darlo vuelta. De alegría, en el primer gol que hice en Central, justo en un clásico ante Newell’s. No podía parar de llorar. Era mi segundo partido en Primera. En ese momento recordás todo el sacrificio que hiciste, el de la gente que la peleó con vos de chiquito... Era imposible no terminar emocionado.

UNA OPORTUNIDAD EN LA SELECCION me hubiera llenado del todo. Llegué a jugar en un seleccionado Sub 20, pero me hubiera gustado tener la chance en la Mayor. Es algo que no pude cumplir. No sé si alguna vez lo merecí, pero sí vi que estuvieron muchos jugadores, y que, a mi modo de ver, lo merecían menos que yo.

SOY UNO, NO DOS. Soy muy amigo de Pizzi y me contó lo de la charla técnica de Ramón Díaz, él estaba en River y me lo contó cuando vino a Central. Lo entiendo a Ramón porque hacía sólo tres partidos que estaba en Primera, podía no conocerme. Pero la verdad que eso me pasó dos mil quinientas veces. Antes quizás me molestaba un poco que creyeran que era dos personas, pero ahora me causa gracia, no me molesta.

HICE EL CURSO DE TECNICO, lo tengo aprobado hace varios años. Lo empecé porque había puesto una escuelita de fútbol en Rosario con el Tati Buljubasich. Lo tuvimos que cerrar porque el Tati se fue a Católica y no podíamos estar ninguno de los dos. Lo hice para capacitarme porque me interesa mucho la formación de chicos, quizás a futuro me dedique a eso. Creo que cada vez hay menos formadores, y eso no es bueno.

ESTUDIE ABOGACIA, pero fue en un momento que estaba en inferiores y ya había terminado la secundaria. Tenía que estudiar, no era una obligación, pero en el fútbol un día te toca estar adentro y otro afuera. A veces me tocaba rendir cuando estaba jugando la Libertadores, y se me complicaba bastante. Lo cómico es que hoy miro atrás y no entiendo, ¿por qué abogacía?

MI VIEJO FUE LA PERSONA más valiosa de mi carrera. Antes de empezar mi etapa profesional, yo ya sabía todo lo que me podía pasar como jugador de fútbol. Estuvo a mi lado en la edad justa en que uno forma su personalidad, de los 12 a los 17 años. La capacidad que tengo de reponerme de situaciones malas, adversas, me la inculcó él. Hoy, con 34 años, todavía tengo presentes las charlas que teníamos cuando era tan sólo un pibe.

DE ESTE AMBIENTE APRENDI a diferenciar lo bueno de lo malo y abstraerme de todo lo malo. Disfruto el juego, los entrenamientos, el grupo, los amigos, pero sin dejar de lado la ambición de pelear por nuevos objetivos.

Por Guadalupe Sena. Foto: Emiliano Lasalvia