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Al ritmo del cuartetazo, Argentina borró a Ecuador y saltó a la punta

Fue 4-0 en el Monumental, con goles de Agüero, Higuain, Messi y Di María. La Selección mostró todo su poderío ofensivo al compás de Leo y sus acompañantes. A Sabella le queda seguir ajustando el circuito defensivo.

Por Redacción EG ·

02 de junio de 2012
Imagen Lionel Messi, otra vez figura en la Selección, ejecuta un movimiento delicioso.
Lionel Messi, otra vez figura en la Selección, ejecuta un movimiento delicioso.
Fue victoria y fiesta en la última noche del Monumental para ver a la Selección en las Eliminatorias. Fue un 4-0 que a la Argentina de Sabella le sirve para seguir intentando buscar el funcionamiento, contra un rival que se había presentado como muy incómodo en las últimas presentaciones. Fue otro concierto de los talentosos argentinos: Messi, Di María, Agüero e Higuain. Cuatro campeones con sus equipos que demostraron por qué marcan diferencias en Europa.

CAMBIO DE RITMO. En los primeros minutos, la señal de desequilibrio táctico favorable a la Selección la daba el movimiento de Di María, que con su pique al vacío por izquierda, cerca de la raya, ponía en problemas a Achilier y le cambiaba la velocidad al partido. Hasta entonces, el jugador del Real Madrid había logrado sorprender en la jugada pero sin réditos en la finalización. Igual, en él y en las corridas eléctricas de Messi estaban las posibilidades de abrir el partido. El único tema es que estaban demasiado lejos.

Imagen 1-0. Agüero festeja la apertura del marcador, a los 20 del primer tiempo.
1-0. Agüero festeja la apertura del marcador, a los 20 del primer tiempo.
LA APERTURA. Cuando Di María dejó la banda y se fue al centro, llegó la acción que derivó en el primer gol argentino: Messi cambió el ritmo, perfecta asistencia bombeada de Di María para aprovechar el pique del Kun Agüero entre los centrales, definición certera del héroe del Manchester City con un remate cruzado que sentenció a Domínguez.

JUEGO DE SOMBRAS. Hasta entonces Ecuador era un rival incómodo desde una propuesta cercana al 4-6-0 ultra defensivo que aspiraba a no dejar espacios entre líneas. Con la cancha inclinada en su contra y la pelota siempre en pies argentinos, el juego de Ecuador era esperar sin saber bien qué cosa. Quizás apelaba a la impaciencia del público y a que la Selección no engranara, cosa que ya se ha visto en duelos previos ante los ecuatorianos y en el partido de estas Eliminatorias ante Bolivia. Curiosamente, en la previa del 1-0 se llegaron a escuchar algunos silbidos para que la salida argentina no fuera tan lenta: fue apenas una jugada, porque el gol de Agüero a los 20 minutos le dio al partido el giro que merecía. La impaciencia no iba a ser uno de los condimentos de la noche.

Imagen 2-0. Mazazo de Higuain a los 29, asistido por Messi.
2-0. Mazazo de Higuain a los 29, asistido por Messi.
CONTRA MORTAL. Al Ecuador que estaba planteado en la cancha no le servía desarmarse ni siquiera con la desventaja. Ilusionados, quizás, con un empate agónico como el de Venezuela en Montevideo, los de Rueda se mantuvieron con el mismo libreto. Prolongación inocua y escalonada de pelota hacia los laterales, intentando que la pelota recorriera toda la línea (por más que la línea a veces pareciera una hilera interminable de jugadores), esperando que el último en sumarse rompiera el juego en velocidad, especialmente por la izquierda, donde Zabaleta ya daba ventajas en la marca (luego sufrió mucho contra Montero). Nueve minutos más mantuvo la ilusión Ecuador, hasta que Messi comandó una ráfaga de contraataque, soltó en el momento justo para Higuain, que desde una posición parecida a la del Kun puso el 2-0. El libreto de Ecuador comenzaba a hacerse añicos.

Imagen 3-0. Nocaut de Messi en una jugada rapidísima, con gran asistencia de Higuain.
3-0. Nocaut de Messi en una jugada rapidísima, con gran asistencia de Higuain.
FUTBOL BLITZ. La obra maestra del partido, lo que se recordará de esta goleada en el Monumental, sucedió a los 31. Volvamos al festejo de Higuain, brazos bien abiertos como en Sudáfrica 2010, los ecuatorianos que agarran la pelota, sacan del medio y salen disparados en ataque para dar muestras de que este golpe había dolido. Sube Achilier, pasa Valencia, pica Benítez, aparece por detrás Quiñonez. Intentan lastimar pero la pelota en cortada no pasa, intercepta Mascherano, toca para Messi y obliga a que la platea se ponga de pie antes de recibir la pelota. Messi está en el cuarto de cancha argentina. Pasan 8, 9 o 10 segundos. Y Messi está festejando un golazo espectacular. Fue un manual del contraataque supersónico. Empezó con el despegue de Leo, siguió por una genial devolución de Higuain y terminó con una definición -pie bien abierto- al ángulo del incrédulo Domínguez. Todo a un toque, lo de Mascherano, Messi e Higuain. Fue un golpe de nocaut cuando al partido le faltaba todavía una hora. En el boxeo, no habría habido más pelea. El Monumental rugió para celebrar el gol que hacía mucho quería gritar: uno de Messi, uno que fuera golazo, uno que tuviera el sello Barça.

COMPLICACIONES ATRAS. Recién con el 0-3, Rueda se animó a armar el equipo que más problemas le habría traído a la Selección. A los 40 del primer tiempo entró Ayoví, para complementar en ataque a Benítez. Para el segundo tiempo se sumó Montero. Afuera Saritama y Suárez, el 4-5-1-0 pasaba a ser un 4-3-1-2. Y la defensa argentina seguía dejando muestras de que todavía tiene mucho por trabajar. Fernández-Garay tuvieron problemas en las pelotas cruzadas y dieron la impresión de estar siempre al límite. Garay quería anticipar muy arriba y muchas veces quedaba fuera de la jugada. Fernández falló varios pases en salida. Y los laterales nunca pudieron ser armas de ataque pero tampoco garantía defensiva: Zabaleta hizo varios fouls y tuvo problemas por su sector. Seguramente, la misión de Clemente era no dejar desprotegido su sector y en eso cumplió más que en Boca: no le ganaron la espalda porque el partido no lo obligó a que se desprendiera, pero sí perdió un par de veces en velocidad contra Valencia, que logró desbordarlo y tirar el centro.

ALERTA AMARILLA. Para un partido tan fácil, el saldo de 4 amonestados y dos suspendidos para el próximo duelo ante Paraguay (Mascherano y Agüero) es demasiado alto. Todas las amarillas fueron evitables. Agüero por tirarse en el área, Higuain por jugar al handball, Di María y Mascherano por excederse en la marca en situaciones que no lo ameritaban.

PLAN B. La salida de Agüero y el ingreso de José Sosa, que había sido la única duda de Sabella a la hora de idear la formación, cambiaron el dibujo: El Di María que había empezado bien abierto por la izquierda y que había sido resolutivo en el medio terminó jugando bien abierto a la derecha; Gago y Mascherano funcionaron como doble eje central y Sosa se sumó a los ataques desde la izquierda, con Messi suelto e Higuain de killer. ¿Será este el esquema que utilizará para el partido ante Paraguay, sin Agüero?

DOBLE PIVOTE. A Gago se lo vio muy voluntarioso en el despliegue y recorrió más metros que Mascherano. Quiso sorprender pasando al ataque al vacío en varias oportunidades, aunque la pelota no le llegó. Menos virtuoso en la distribución que otras veces, estuvo muy efectivo en la marca, y llegó a recuperar varias pelotas en posición desfavorable. Mascherano no se transformó en tercer central porque los laterales no se desprendieron de manera simultánea, pero aunque erró varios pases en el primer tiempo, de sus pies también nacieron, por entrega rápida en situación de salida, dos de las tres jugadas de gol de esa etapa. Esto ayuda también a desmitificar que Mascherano sólo recupera o que Gago sólo funciona como un regista italiano.

Imagen 4-0. Di María llegó libre por derecha y cerró la goleada.
4-0. Di María llegó libre por derecha y cerró la goleada.
ULTIMOS APLAUSOS. El cuarto gol terminó de acentuar las diferencias que existían entre el ataque de ambas Selecciones. Higuain no logró definir, Sosa hizo bien la pausa y advirtió la entrada de Di María, que definió de pique al piso para sellar el partido con otro remate cruzado. Quedó margen para imaginar otro golazo de Messi, tras cesión a campo libre de Gago, que Domínguez, finalmente, se dio el gusto de mandar al córner.

ME-SSÍ, ME-SSÍ. Los cantitos para Leo se hacen cada vez frecuentes durante el transcurso de los partidos. El amor del público para con el 10 encuentra merecidas muestras de agradecimiento en la cancha, con un Messi que sigue demostrando en cada corrida que quiere ser el gran líder espiritual de la Selección y que a fuerza de fútbol, piques, caños y goles, va por el mejor camino para serlo.

FINAL. Fue 4-0 contra Ecuador, un equipo que vino al Monumental confiado en dar el batacazo pero terminó siendo víctima del cuartetazo.

Martín Mazur