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Marea celeste: el Manchester City

El equipo donde brillan el Kun Agüero y Carlos Tevez lucha palmo a palmo con su vecino rojo. Mancini busca emular a Joe Mercer, el hombre que le dio la primera Premier League. Las claves deportivas e institucionales de un club que apuesta por el buen juego.

Por Redacción EG ·

28 de abril de 2012
 Nota publicada en la edición de abril 2012 de El Gráfico

Imagen BALOTELLI, orgulloso de amar a la bellísima Raffaella Ficco, la expareja de Cristiano Ronaldo.
BALOTELLI, orgulloso de amar a la bellísima Raffaella Ficco, la expareja de Cristiano Ronaldo.
Fútbol. En toda la dimensión de la palabra. Eso es lo que se ve cuando uno observa jugar al Manchester City. Hay combinaciones constantes. Jugadas bien trenzadas. Paredes. Cambios precisos de orientación. Una idea de juego que incluye ritmo y lujos. Un equipo que respalda las acciones individuales. Individualidades que rinden incluso por encima de lo que se preveía, gracias al equipo. Paciencia de hormiga para reconstruir la acción después de cada pérdida de pelota. Y goles que son para guardar en la mesita de luz.

La palabra “letal” combina a la perfección con un ataque lleno de luminarias. Si no la mete el Kun Agüero, la meten Edin Dzeko o Mario Balotelli. Si David Silva se queda sin nafta -algo muy difícil de suceder-, aparece Samir Nasri. Los laterales son incisivos. Los volantes bombean sin cesar. Un as se une a la baraja con la vuelta de Carlos Tevez, quien ya comenzó a recuperar el crédito afectivo que había tirado a la basura por buscar un conflicto que lo sacara del club, lo llevara a otro, y engordara aún más sus bolsillos.

Este gran protagonista de la Premier League es un conjunto sólido que se permite pocas lagunas. Suele desenfundar primero y tiene la potestad de resolver pleitos con presteza. Nunca perdona una duda. Por momentos, luce con la confianza del equipo grande que sabe que va a clavar su aguijón y va a ganar, simplemente porque va sobrado de calidad. Como si de golpe todos se hubieran convencido de que pueden ganar “con la camiseta”. Algo que solo estaba reservado a los primos del United.
En ese sentido, su once ideal, elaborado desde un sistema 4-2-3-1, se suele recitar de memoria. Joe Hart en el arco. Pablo Zabaleta en el lateral derecho. Vincent Kompany y Joleon Lescott en el eje de la zaga, y Aleksandar Kolarov en el lateral zurdo. Touré Yaya y Nigel de Jong en el doble pivote o doble cinco. David Silva, Kun Agüero y Adam Johnson en la media punta. Y arriba, Edin Dzeko y Mario Balotelli, quienes se turnan para torturar a las defensas rivales.

De todos modos, el italiano Roberto Mancini, su entrenador, no se ata a un esquema rígido. Tanto es así que el dibujo inicial puede verse alterado con la entrada de James Milner, Samir Nasri o Gareth Barry en la línea medular. Cuando eso sucede, el equipo de Maine Road puede desplegar cinco volantes que conectan con el delantero elegido como ariete, además de tener una vocación manifiesta para llegar por sorpresa desde la segunda línea, a la zona de gol.

Imagen MANCINI es un entrenador más a la inglesa que a la italiana. Pregona y apuesta a la técnica.
MANCINI es un entrenador más a la inglesa que a la italiana. Pregona y apuesta a la técnica.
MAS MISTER QUE ALLENATORE
Mancini ha sido acusado en varias ocasiones de ser poco ambicioso. El hecho de que sea italiano acaso haya colaborado a la hora de cimentarle ese prejuicio. Pero de “catenaccio”, poco. Este Manchester City no se encierra atrás para defender. Tampoco podría hacerlo con eficacia porque sus jugadores no se sienten a gusto aplicando un cerrojo. Son futbolistas de buen pie, que buscan el triunfo a partir de la supremacía en el juego. La premisa, entregar siempre la pelota redonda al compañero.

En todo caso, los genes italianos de Mancini le sirven para transmitir a sus pupilos la necesidad de ser competitivos para evitar fiarse en exceso de sus propias condiciones. Por su forma de actuar, el técnico parece fan del axioma “el fútbol es para vivos”. Por eso hay que escudriñar mucho para encontrarles momentos de distracción.

La época como jugador de Mancini expone en cierta manera su filosofía del juego. Formó una dupla fantástica con Gianluca Vialli en el ataque de la Sampdoria, equipo con el cual ganó seis títulos locales (1 Scudetto, 4 Copas de Italia y 1 Supercopa) y un título internacional (1 Recopa de Europa). Y luego hizo las delicias de los hinchas de la Lazio, conjunto romano con el cual obtuvo otros cuatro títulos locales (1 Scudetto, 2 Copas de Italia y 1 Supercopa), más dos internacionales (1 Recopa y 1 Supercopa de Europa).

Con la azzurra fue tercero en el Mundial de Italia 90.Y acumuló cuatro galardones al mejor jugador de Italia entre 1988 y 1997. Como entrenador, su currículum tiene varios puntos álgidos también. Tres Scudettos con el Inter de Milán, cuatro Copas de Italia obtenidas al frente de Fiorentina, Lazio e Inter (2), dos Supercopas italianas (con Inter), y una FA Cup con el Manchester Cit y. Sus biógrafos puntualizan que el Inter de Milán lo despidió porque no logró ganar la Champions League y eso disgustó a Massimo Moratti, dueño y presidente del club interista. Moratti tiene la billetera que todos queremos. El dinero entra a borbotones y sale de la misma forma. Pero Mancini no logró el título soñado. Algo que sí consiguió su sucesor, José Mourinho. Pero eso es parte de otra historia. El asunto es que Mancini se empeña por mostrar que es más un entrenador a la inglesa que a la italiana.

Imagen TRIDENTE rendidor: Agüero, Dzeko y Silva. Un gran aporte ofensivo para el City.
TRIDENTE rendidor: Agüero, Dzeko y Silva. Un gran aporte ofensivo para el City.
MERCER MARCO EL CAMINO
En el Manchester City, Mancini busca emular a Joe Mercer, el hombre que cambió la mentalidad del equipo “citizen” e hizo realidad el salto de calidad que el club necesitaba. Hasta su llegada, el Manchester City tenía historia, pero carecía de historial. Como jugador había actuado durante 23 temporadas en solo dos equipos. El Everton (1932-1946) y el Arsenal (1946-1955). Al banco del City llegó cinco temporadas después de conseguir su primer gran título como Míster. La Football League Cup en 1960-1961 al mando del Aston Villa, un año después de haber guiado a los “villanos” a la conquista de la League Championship, el campeonato de Segunda División, que los depositaba otra vez en la Premier League.

El City lo convocó para la misma tarea de refundación. Y Mercer llevó a Primera a los “citizen” en 1965-1966. El hecho es que la proeza no fue más que un punto de partida. En 1967-1968 el equipo celeste cielo levantaba la primera English Premier League de su historia (y única, hasta el momento). En 1968 se hacía con la Charity Shield (ahora Community Shield, la Supercopa de Inglaterra). En 1969, obtenía la FA Cup y el subcampeonato en la Charity Shield. Y en la temporada 1969-1970 consiguió la Football League Cup y la Recopa de Europa. Sí, Mercer fue el Moisés del Manchester City y de ahí que a Joe se lo haya casi beatificado en Maine Road por haber llevado a los humildes de Manchester a la Tierra Prometida. Por todo aquello, el viejo Joe ingresó en el Salón de la Fama del Museo Nacional del Fútbol de Inglaterra, en julio de 2009.

Mancini y sus muchachos tienen el mismo hambre de gloria que Mercer y su omnipresente asistente Malcom Allison. “Big Mal”, tan fundamental en aquellos éxitos, desde su puesto de segundo entrenador, como extrovertido. Aún se recuerda su romance con Christine Keeler, bailarina que provocó un escándalo internacional por alternar cama con ministros ingleses y espías rusos por igual, y su foto con la pornostar Fiona Richmond en una bañera de los vestuarios del Crystal Palace.

Quien tiene también hambre de gloria deportiva es el Sheik Mansour bin Zayed Al Nahyan, ministro de la presidencia de los Emiratos Arabes Unidos, miembro de la familia real y dueño del Manchester City desde agosto de 2008. En ese momento adquirió el club como líder del Abu Dhabi United Group, al ex primer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra, previo pago de 250 millones de dólares. Desde entonces, Al Nahyan intentó el despegue del City, sin éxito hasta ahora. La primera piedra angular elegida fue el brasileño Robinho, quien llegó al club proclamando: “Aquí voy a poder ser el mejor jugador del mundo”. Pero pasó sin dejar recuerdo. Hoy la joya de la corona es el Kun Agüero.
Así las cosas, el club espera que las pérdidas por valor de 315 millones de dólares que arrojó el balance de 2010-2011, se reduzcan considerablemente a medida que el club vaya adquiriendo el prestigio que se persigue denodadamente. Al término de 2011, el club había fichado 23 jugadores por valor de 538 millones de euros, convirtiendo a la plantilla celeste en la tercera más costosa del mundo, detrás de las de Barcelona y Real Madrid.

UNO POR UNO
Es interesante considerar las características salientes de los hombres de confianza de Mancini. Joe Hart mide 1,96 y tiene 24 años. Nació en abril de 1987, con lo que es apenas mayor que Lionel Messi. Pese a su altura, es ágil. Su apodo “Tenazas de acero” o “Iron claw” da una aproximación a la seguridad que brinda bajo los tres palos. Su fuerte es el juego aéreo, algo básico en su posición cuando se actúa en la Premier League, ya que se estila llegar por las bandas y enviar centros al área al nueve de turno. Incluso tiene maneras de José Luis Chilavert, ya que llegó a pedir ejecutar el penal decisivo en las semifinales de la Euro Sub 21 de 2009 contra Suecia, en la tanda pospartido. El lanzamiento fue potente y arriba. Le apuntó a la cabeza al arquero rival, Dahlin, y metió a Inglaterra en la final del certamen. Lo que le juega en contra es su afición a los placeres mundanos. Varias veces lo han sorprendido con copas de más y protagonizando situaciones surrealistas. Una de las últimas, en Puerto Banús (Málaga, España), cuando acabó bailando alcoholizado sobre la barra del bar en el cual se desconectaba de sus obligaciones profesionales. ¿Usted pregunta si esto fue durante sus vacaciones? No, no. Setenta y dos horas después debía defender el arco de la selección inglesa frente a Montenegro, en el marco de la fase de clasificación para la Eurocopa 2012 de selecciones.
A Pablo Zabaleta ya lo conocen. Lo curioso es que mientras su puesto en el Manchester City es de lateral derecho, Alejandro Sabella lo colocó frente a Suiza en el carril opuesto. Se prodiga en ataque y favorece con sus constantes subidas que el City siempre tenga superioridad numérica en el centro del campo.

Joleon Lescott es un central zurdo de 1,88 que también puede desempeñarse como lateral por la izquierda. De complexión fuerte, tenaz. Es de los defensas a los que el delantero debe pasar dos veces para doblegar. Llegó al club en 2009, junto a Tevez, en pleno proceso revolucionario de los “ciudadanos”.

Vincent Kompany tiene mayor criterio con la pelota en los pies que su compañero en la zaga y suele agarrar la lanza para proyectarse en ataque y conectar con los mediocampistas. Mide 1,90 y ganó tres títulos con el Anderlecht de su país y una Copa Intertoto con el Hamburgo alemán hasta que el Manchester City lo fichó en 2011.

En el andarivel izquierdo, el serbio Aleksandar Kolarov es un auténtico azote. Capaz de estar todo el partido subiendo y bajando. Cubriendo al atacante que le toca marcar y a la vez, obligarlo a que defienda sus propias arremetidas. Su performance recuerda a la del brasileño Dani Alves en el Barcelona. Porque no sólo sube para ayudar como lo hace Zabaleta, sino que en la fase ofensiva llega a convertirse en un auténtico extremo o puntero zurdo. Es muy hábil en el uno contra uno y tiene una gran precisión a la hora de centrar. Llegó desde la Lazio en 2010 a cambio de 18 millones de euros, cuando todo hacía creer que se convertiría en jugador del Real Madrid. Y ha ganado tres títulos. Copa y Supercopa de Italia 2009 con el equipo “laziale” y la FA Cup con el City. Con Serbia, su selección, disputó el Mundial de 2010 y los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

Touré Yaya fue desde su posición de mediocentro una de las claves del gran Barça de los últimos años. El City se dio cuenta y le presentó a Dimitri Seluk, su polémico representante, una oferta mareante. La incontinencia verbal de Seluk se llevó puesto al marfileño, que era muy querido en Barcelona, pero todos acabaron contentos. El Barça le dio la alternativa a Sergio Busquets, él acabó con su hermano Kolo en el Manchester City, y su agente se llevó una millonada. Por lo demás, a sus 28 años, con su 1,89 m y el prestigio intacto, Touré sigue evolucionando. Ahora participa más del juego ofensivo del City y, con el holandés Nigel de Jong al lado, puede salir un poco más de la cueva de lo que solía hacer en el Barça. Y lucirse.

De Jong tiene mala prensa por su patada criminal contra Xabi Alonso en la final de Sudáfrica 2010, pero es un jugador necesario para cualquier equipo. Su despliegue físico y coberturas defensivas son siempre bienvenidas. No es torpe con la pelota, y Rodger Linse, su agente –amigo de quien escribe desde que antes de representar al 75% de la selección holandesa fuera también periodista–, detectó su jerarquía y le diseñó una carrera ascendente que ahora lo ha llevado a Maine Road. Tres títulos con el Ajax (Eredivisie (Liga), Copa y Supercopa), más una FA Cup con los “citizen” lo contemplan. A sus 27 años aún tiene por delante mucho recorrido. Y seguramente ganará en conocimiento para leer mejor algunas jugadas de modo que la gente evite algún día seguir llamándolo “El carnicero”.

David Silva (26 años) pertenece a la raza de los jugadores de culto. Los que con un detalle sorprenden y desarman en un área de medio metro cuadrado cualquier entramado defensivo, por fino que sea. Como Iniesta o Messi, es de los que hablan en el campo. Afuera, a veces parece que para decir “b” le pida permiso a la “a”. Tipo sigiloso, pero voraz sobre el césped. A la pelota le gusta mucho estacionarse cerca de sus botines. Pases en profundidad como dagas bien dirigidas. Rotación de posición para sorprender desde cualquier ángulo. A su juego le ha agregado gol. Su figurita podría llevar tatuado un sello HD.

Imagen EL KUN, baluarte argentino con sus goles, aunque lo pretenda el Real Madrid.
EL KUN, baluarte argentino con sus goles, aunque lo pretenda el Real Madrid.
El Kun Agüero indicaba, cuando surgió en Independiente, que se trataba de una estrella en el firmamento. Sumado a que vive en el área en estado de gracia. Que logró tres títulos con el Atlético de Madrid, con todo lo que eso significa. Y que, con cada partido que pasa se parece más al legendario goleador brasileño Romario. En definitiva, todo lo que amenazaba cuando apareció se está concretando. Tiene 23 años y es el buque insignia del nuevo proyecto del Sheik. El Real Madrid enloquece por ficharlo. Habrá que ver qué es lo que tiene más fuerza. Si esas ganas de reforzarse del Madrid o la obsesión del magnate del Manchester City por convertir al equipo en el mejor del mundo.

El mediapunta zurdo Adam Johnson (24 años) completa la segunda línea del City. Producto de la cantera del Middlesbrough, como a todo buen jugador la pelota le viene. Cambia con Silva, se superpone con Agüero, volantea, se une a los delanteros y da una mano para recuperar la pelota y ejercer superioridad numérica en la fase defensiva. Internacional con Inglaterra desde la selección Sub 19, es el pibe de los mandados. Sirve para todo y todo suele hacerlo bien, lo que lo ha llevado a la selección mayor.

Las frutillas del postre son Dzeko, Balotelli y Tevez. Edin Dzeko (Sarajevo, Bosnia; 25 años), cuyo 1,93 m en el área recuerda al gigantesco boxeador ruso Nicolai Valuev (2,13 m) en su apogeo. De potente remate y gran cabeceador, aguanta la posesión de la pelota con gran tino y sabe jugar muy bien de espaldas al arco. Ser el “killer” de la Bundesliga (22 goles en el Wolfsburgo) le facilitó la llegada al séquito del “Donald Trump de Abu Dhabi”, como se le conoce al Sheik en los Emiratos. Se entiende de maravillas con el Kun y Kolarov, y también se mueve con mucha capacidad para jugar cuando no tiene la pelota.

Mario Balotelli (Palermo, Italia; 21 años) tiene tanta clase como rebeldía. Su técnica es deliciosa. Su gambeta corta, extrañamente sutil para su altura (1,91 m). Pero este hijo de inmigrantes ghaneses que fue confiado a la familia Balotelli por el tribunal de Brescia, es incorregible fuera de las canchas. Los medios de comunicación lo han mostrado fumando, alternando en garitos y casa de citas y protagonizando todo tipo de episodios no recomendados para un deportista de elite. En Italia aseguran que es el único jugador que se animó a cargar a José Mourinho cuando el actual entrenador del Real Madrid dirigía al Inter. Lo contradijo y, como es fanático del Milan y nunca escondió su pasión por los rossoneri, se puso a cantar el himno del club que preside Berlusconi en el mismísimo vestuario. Javier Zanetti incluso ha tenido que frenarlo varias veces cuando el moreno integraba el plantel neriazzurro. Cuando se marchó al Manchester City a cambio de 28 millones de euros, el Inter se quitó un problema de encima. En Inglaterra lo adoran porque es mediático y sus escándalos venden. Es fabuloso verlo entonado en el campo, cuando tiene ganas de jugar. Ahora está concentrado en dos deseos. Que Mancini lo haga jugar más seguido, y tener más días libres para disfrutarlos en intimidad con su novia, la infartante Raffaela Ficco, ex de Cristiano Ronaldo. Ella contó hace poco que “Mario es mucho mejor que Cristiano”. No se refería al fútbol. Pero eso es otra historia.

En cuanto a Tevez, sus cualidades futbolísticas son conocidas de sobra por el público argentino, que lo adoptó como “el jugador del pueblo”. Actitudes como decir que “jugar en la selección argentina te quita prestigio” y otras que se conocen en el seno del plantel, le han jugado en contra. Si bien su fútbol no necesita de presentaciones, debió reconquistar la confianza para volver a ser tenido en cuenta. La confianza del público y del Manchester City, club del que quiso irse porque no le gusta el clima, su familia extraña y le cuesta el inglés. Y la confianza del técnico Mancini, quien lo restituyó en el primer equipo frente al Chelsea, seis meses después de iniciado el conflicto.
El Apache ingresó con un resultado adverso, contribuyó sustancialmente para revertirlo y selló la reconciliación. “Tevez es un gran jugador y nos puede ayudar mucho en el final de la temporada“, señaló el entrenador, desprovisto de rencor. Y ambos quedaron nuevamente codo a codo en la lucha por depositar al City en el sitial de gloria que tanto anhela.

Por Roberto Martínez