No es la primera vez.
No es la primera vez que se disputa una Copa América en Chile. Es la séptima. De hecho, sólo un país la supera como anfitrión, y es Argentina, que ha recibido la Copa en nueve ocasiones. Y Uruguay la emparda, con 7.
Y se da con una curiosidad estadística que invita a ilusionarse: de las 6 veces que la Copa se desarrolló en Chile, las 2 primeras veces las ganó Uruguay (1920 y 1926) y las cuatro siguientes, que son las cuatro últimas, quedaron en manos de los nuestros: 1941, 1945, 1955 y 1991.
Se sabe que Chile no obtuvo nunca la Copa América ni ningún otro campeonato oficial. De hecho, aún no pudo vencer a Argentina en la máxima competencia de clubes del continente: 19 caídas y 5 empates en 24 cruces. La primera victoria oficial de la Roja sobre la Albiceleste se produjo recién hace 7 años, en octubre de 2008, durante las Eliminatorias para Sudáfrica 2010: 1-0 con gol de Orellana. Bielsa era el entrenador de Chile (argentino y santafesino como Sampaoli); Alfio Basile el de Argentina, quien renunció tras la derrota.
En la historia, Chile sólo disputó 2 finales de Copa América y las perdió ambas (1979 ante Paraguay y 1987 frente a Uruguay), pero en la edición de 1955, aunque técnicamente no fue una final, sí se la puede considerar como tal. Se enfrentaron todos contra todos y quedó como último partido el duelo entre los dos primeros del certamen, Chile y Argentina. Ambas selecciones habían ganado 3 partidos y empatado 1 (no participaron Brasil, Bolivia ni Colombia; Venezuela aún no había ingresado) pero con la ventaja de un gol para Chile. Los locales habían superado 7-1 a Ecuador, 5-4 a Perú y 5-0 a Paraguay, además de igualar 2-2 contra Uruguay (a todos menos a Paraguay los enfrentó también en la actual edición), con lo que llegó a 7 puntos y + 12 de diferencia de gol (19-7). Argentina, dirigida por Guillermo Stábile registró en su campaña un 5-3 a Paraguay, 4-0 a Ecuador, empató 2-2 con Perú y apabulló 6-1 a Uruguay, máxima diferencia histórica en el clásico rioplatense. Curiosamente, en la actual edición, también enfrentó a Paraguay y a Uruguay. El saldo, en aquella ocasión en la que Argentina volvía la Copa tras 8 años de ausencia por motivos políticos, le dio 7 puntos, como a Chile, pero con 17 goles a favor y 6 en contra, es decir, una diferencia de + 11.
A Chile le alcanzaba con el empate ante su gente para levantar por primera vez el trofeo. Insólitamente las entradas se vendieron el mismo día del partido y el estadio abrió sus puertas 2 horas antes del comienzo. Era tal la expectativa que la tragedia no pudo evitarse: hubo avalanchas para conseguir alguno de los 70 mil los tickets y 7 muertos por asfixia. Luego, se desplomó una tribuna provisoria y se registraron 500 heridos, 8 de ellos de gravedad. Pese a todo, la doble jornada del 30 de marzo se llevó a cabo como si nada hubiera pasado. El lema de “El show debe seguir” no es un invento de la modernidad. Todo está inventado.
En el primer turno, Perú se impuso 2-1 a Uruguay y se aseguró el tercer puesto. Y luego, como plato principal, Argentina ganó 1-0 con un tanto de Rodolfi Micheli a los 60 minutos y se consagró campeón. Nunca, Chile había estado tan cerca de obtener el trofeo. Porque era con su gente, en su país, y porque le alcanzaba el empate. Sesenta años después se le presenta esta gran oportunidad de revancha. Es bravo el fútbol, bravísimo: los aficionados chilenos debieron esperar “apenas” 60 años para estar ante una situación similar.