¡HABLA MEMORIA!

Grandes despedidas para grandes jugadores

Por Adrián Wowczuk · 25 de junio de 2023

Al igual que Juan Román Riquelme este domingo, otros próceres del fútbol argentino tuvieron sus inolvidables homenajes.



El 11 de mayo de 2014, JUAN ROMÁN RIQUELME jugó su último partido con la camiseta de Boca en el que dio un concierto de fútbol en la victoria por 3 a 1 contra Lanús. Ese rectángulo que tantas veces describió como el patio de su casa, se quedó sin su presencia y las flores perfumadas de fútbol que solía regalar, se marchitaron de tristeza. Hasta que 3.332 días después, el ídolo máximo volverá a regarlas con su magia.

Este domingo será la despedida oficial, porque más vale tarde que nunca. Y los hinchas -de Boca y de la pelota- nunca podrían haberse quedado sin regalarle la ovación final, el caluroso, agradecido e inmenso amor que le ofrecerán en una tarde en la que renacerán los hermosos recuerdos y la máquina del tiempo retrotraerá a los privilegiados que estén en la Bombonera a las más felices tardes y noches que recuerde ese escenario.

Román es un grande. El más grande de Boca, dicen los hinchas. Otros grandes como él -de Boca, de otros clubes, del fútbol- también tuvieron tras su retiro el merecido tributo en jornadas que aún persisten en las retinas de todos.

El Capitán Beto, el precursor

El primer homenaje a un grande que atrapó la atención de todo un país y congregó a una multitud fue el de Norberto Alonso, el ídolo de River que como último aporte glorioso con la camiseta del Millonario dejó solo a Antonio Alzamendi tras sacar rápido un tiro libre para que el uruguayo convierta el 1 a 0 con en el que se obtuvo la Copa Intercontinetal, ante Steaua de Bucarest, en Japón. Ese fue su adiós, el 14 de diciembre de 1986.

El tributo al Capitán Beto fue el 13 de junio de 1987, ante un Monumental colmado por 80.000 personas. Su salida al campo fue recibida por una lluvia de rollos de papel que caían desde las tribunas. “Fue el único partido en el que me temblaron las piernas. Ver el estadio colmado cuando salí del túnel fue algo impresionante”, manifestó Alonso, que jugó ese partido totalmente desbordado por la emoción.

 

Hubo muchas figuras y algunos ex River que ya estaban en Europa. En el Equipo de las Estrellas jugó Ramón Díaz y marcó un tanto muy celebrado, mientras que Enzo Francescoli estuvo en el combinado de River e hizo el gol del empate.

Cuando faltaban 5 minutos, el propio Beto pidió la pelota, le dio un beso y comenzó a recorrer la vieja pista de atletismo del estadio mientras recibía el amor de la gente que disfrutó de su excelsa calidad en 374 partidos y gritó sus 152 goles. “Los quiero mucho”, fue su frase final que resonó en los altoparlantes. Dejó 9 títulos con la banda roja, incluyendo la Libertadores y la Intercontinental.

 

La despedida del Beto, en la tapa de El Gráfico
 

El Diablo tuvo su Dios

“Sólo le pido a Dios, qué Bochini juegue para siempre. Siempre para Independiente, para toda la alegría de la gente”. La canción de León Gieco transformada en himno por los fanas del Rojo era un gesto de admiración y una súplica para que se detuviera el tiempo y el Mago de una parte de Avellaneda pudiera seguir regalando trucos de esos que no tienen explicación.

Su último partido profesional había sido el 5 de mayo de 1991, contra Estudiantes en el viejo estadio de la Doble Visera. Una patada en la rodilla de Pablo Erbín decretó el final después de 714 funciones de gala, todas con Independiente. Qué injusticia que después de tantos toques de su varita endiablada, la última imagen haya sido ver al Bocha salir en camilla. La gravedad de la dolencia provocada le puso fin a su carrera, a los 37 años.

La noche del 19 de diciembre de ese año fue la fecha elegida para sellar de manera indeleble el amor entre el Rojo y Bochini, el artífice máximo de la época dorada, el más  ganador y el que más partidos jugó. Convirtió 108 goles y obtuvo 4 Libertadores, 2 Intercontinentales, 4 Campeonatos locales y 3 Interamericanas.

 

Hubo un amistoso entre el Independiente del 91 y el que fue campeón de América y del Mundo en 1984. Ese equipo fue dirigido por José Omar Pastoriza y estuvieron presentes Gatti; Olguín, Villaverde, Trossero, Enrique, Reinoso, Marangoni, Beto Alonso y Bertoni, entre otros gigantes. El del 91 lo dirigió Carlos Fren y tuvo a Islas, Altamirano, Craviotto, Arzeno, Meijide, Villarreal, Desio, Ubaldi, Garnero, Siviski e Ibáñez. 

El partido lo ganaría 6 a 4 Independiente ’91 y Bochini jugó un tiempo para cada equipo, convirtiendo el último tanto de la noche. El Bocha, levantado en andas, fue tapa de la edición 3.758 de El Gráfico, y el título fue elocuente: “El Bocha no se va”.

 

La tapa de El Gráfico por la despedida de Bochini.
 

Su Majestad, el Prínicipe

El 1 de agosto de 1999, otro integrante del Olimpo Millonario tuvo su multitudinario homenaje: Enzo Francescoli. Ese día el Monumental también lució repleto de bote a bote y la excusa para rendir pleitesía al Príncipe fue un amistoso contra Peñarol, el equipo del que surgió, que River ganó 4 a 0.

El uruguayo marcó dos veces de penal y el chileno Marcelo Salas, que quiso estar aunque ese mismo día fue el bautismo de su hijo, hizo el tercero. En el entretiempo, el cantautor e hincha riverplatense Ignacio Copani le dedicó una canción y en los últimos minutos el Príncipe quiso compartir con su descendencia el inolvidable partido: ingresaron Enzo, Marco y Bruno, el mayor, que marcó el simbólico cuarto gol.Los fuegos artificiales y una vuelta olímpica de la mano de sus hijos mientras agradecía con un llanto de emoción le pusieron el broche de oro a la noche de Enzo, que disputó 237 encuentros y festejó 137 goles. Ganó cinco torneos locales, una Libertadores y una Supercopa Sudamericana. 

 

Francescoli ingresa al campo con sus hijos para su despedida.
 

El Diego de todos

El 10 de noviembre de 2001, el Planeta Fútbol se detuvo para posar sus ojos en la Bombonera. Allí, 50 mil privilegiados pudieron disfrutar in situ de la postrera muestra futbolera de su dios: Diego Armando Maradona. 

El público vivió ese acontecimiento desde muy temprano. Los medios mostraron todo lo que rodeó al partido y hasta acompañaron la intimidad del 10 desde la habitación del hotel donde aguardó su “último baile”, que se inició con Luciano Pereyra cantando el himno nacional.

Se enfrentaron la Selección Argentina y Resto del Mundo. El encuentro terminó 6-3 a favor del equipo de Maradona y hubo goles del propio Diego, de penal; del Piojo López, del croata Davor Suker, de Eric Cantona, de Lucas Castromán y 2 de Pablo Aimar, uno asistido por Maradona. 

 

René Higuita contiene a un Maradona emocionado en su despedida.
 

Los técnicos fueron Marcelo Bielsa y Alfio Basile. Y la catarata de figuras internacionales incluyó además a René Higuita, Ciro Ferrara, Jorge Bermúdez, Lothar Matthaeus, Enzo Francescoli, Carlos Valderrama y Hristo Stoichkov. Pelé también dijo presente.

En un momento Diego se sacó la camiseta Albiceleste y se puso la de Boca que en la espalda tenía el nombre de Riquelme, que también jugó. Es inolvidable su llanto junto con sus hijas Dalma y Gianinna. Así fue como dijo adiós y, además de magia con la pelota, dejó un mensaje perenne que vale la pena recordar: 

Yo traté de ser feliz jugando al fútbol y hacerlos felices a todos ustedes. Creo que lo logré y la verdad no me lo esperaba porque esto es demasiado para una persona, demasiado para un jugador de fútbol. Esperé tanto este partido y ya se terminó, ojalá que nunca se termine este amor que siento por el fútbol y que no termine nunca esta fiesta y que no termine nunca el amor que me tienen. Les agradezco en nombre de mis hijas, de mi vieja, de mi viejo, de Guillermo y de todos los jugadores de fútbol del mundo. 

El fútbol es el deporte más lindo y sano del mundo, eso no le quepa la menor duda a nadie. Porque se equivoque uno, no tiene que pagar el fútbol. Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha.

 

Adiós, Titán

El 4 de febrero de 2012, nuevamente la Bombonera se vistió de fiesta para despedir a un jugador amado: Martín Palermo, el máximo artillero de la historia de Boca con 236 goles en 404 partidos que contribuyeron a celebrar 13 títulos, incluidas 2 Libertadores y una Intercontinental.

El “Paleeermo, Paleeermo” atronó por última vez gracias a un coro de 50 mil almas. Hubo emotivos videos y el Titán lloró como un chico, acompañado por baluartes como Roberto Abbondazieri, Oscar Córdoba, Hugo Ibarra, Rolando Schiavi, Diego Cagna, Guillermo Barros Schelloto, Mauricio Serna, Carlos Tevez y el mismísimo Carlos Bianchi.

 

Palermo metió un gol que se gritó como los que le hizo a Real Madrid en Japón y su hijo Ryduan erró uno y recibió de su padre, que paró el partido, la explicación de cómo debe definir un verdadero 9, ante la risa de todos. Después, Ryduan ejecutó un penal que Martín se dispuso a atajar y con ese tanto concluyó el encuentro.

 

Palermo también tuvo su despedida en la Bombonera.
 

El último galope del Burrito

El 13 de junio de 2013, otro prócer riverplatense disfrutó de su merecido tributo: Ariel Arnaldo Ortega. Otra vez el Monumental estuvo a tope y vio los 4 goles del Burrito en el 8 a 2 final entre River y los “Amigos de Ortega”, que reunió a una verdadera constelación de estrellas del firmamento Millonario como Marcelo Gallardo, Leo Astrada, Roberto Ayala, Leonardo Ponzio, Javier Saviola y Enzo Francescoli. 

 

Ortega jugó para los dos equipos y se vivieron momentos muy emocionantes cuando se paró el partido para colocarse la camiseta riverplatense y cuando entró su hijo Tomás que hasta hizo un gol. Sus dos hijas también pisaron el césped para acompañarlo a dar una vuelta olímpica eterna con un Monumental que coreaba su nombre con un nudo en la garganta.

DISEÑO DE PORTADA: MATÍAS DI JULIO
 


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