Considerado como el diseñador más eficaz de la F1 y aún activo en Red Bull, el británico ya había señalado hace unos años que seguía "embrujado" por la muerte del triple campeón del mundo. En su autobiografía, titulada 'How to build a car' y publicada hace unos días, vuelve a esa página negra de su carrera con palabras que hasta ahora había guardado para él.
En el momento del drama, Adrian Newey era diseñador jefe en Williams, responsable del diseño y desarrollo del FW16 junto con Patrick Head, el director técnico. La columna de dirección del coche, modificada a petición del piloto brasileño para mejorar su comodidad de pilotaje, ha sido cuestionada durante mucho tiempo para explicar el fatal accidente ocurrido en la curva de Tamburello en Imola. Pero, dos décadas más tarde, nada permite estar completamente seguro.
Para Adrian Newey, el sentimiento de culpabilidad va más allá de esta suposición, una teoría que nunca se creyó. "Fui uno de los altos ejecutivos de un equipo que diseñó un coche en el que un gran hombre murió”, escribe en su autobiografía. "No importa si esa columna de dirección causó el accidente o no, es imposible olvidar el hecho de que era una pieza de diseño mala, que nunca debería haberse permitido en el coche”.
Adrian Newey considera de una manera más general su responsabilidad en el accidente del 1 de mayo. El ingeniero, por entonces con 36 años, cree que no estuvo a la altura al diseñar un coche que tenía tantos puntos débiles que no podía ser competitivo. Y que, según él, llevó a Ayrton Senna a asumir demasiados riesgos al volante.
"De lo que me siento más culpable no es de que un posible fallo de la columna de dirección fuera la causa del accidente, porque ese no es el caso, sino porque fallé en la aerodinámica del coche".