Foto de Mashaide Tomikoshi.
De enemigos íntimos a amigos inseparables. Se odiaron desde el colegio. Y amplificaron ese sentimiento cuando el Melli entró en las inferiores de Gimnasia, y Martín, en las del Pincha, sus equipos del alma. Llegaron a no darse la mano cuando, como capitanes, debían juntarse para el sorteo. Ya consagrados en el fútbol grande, el Bambino Veira los juntó en el Boca del 97. La primera noche los hicieron dormir juntos y no se hablaron. Pero después, con la llegada de Bianchi, cambió todo. Les hizo entender que debían tirar para el mismo lado y armaron una dupla ofensiva letal. Centro del Melli, gol de Martín. Ganaron todo con Boca, hasta la Libertadores y la Intercontinental.
(Fragmento de la nota Mi media naranja de El Gráfico de 2003, textos de Poggi, Perugino y Borinsky).