La filtración del contrato de Messi por parte del diario español El Mundo desató una polémica que a medida que pasan las horas va sumando capítulos, especulaciones y conjeturas. El método no es nuevo. No es la primera vez que ocurre un episodio así en el mundo del fútbol, en donde se eligen mandar mensajes desde adentro a través de los medios. 

En los años 70' pasó algo similar con Johan Cruyff, un ícono en la historia de Barcelona que por diferencias con la dirigencia decidió abandonar el club para irse a jugar a la MLS. Para ese entonces, la revista Don Balón publicó en su tapa que el holandés cobraba 48 millones de dólares por año y además expresó "los males de Barcelona comienzan aquí" en uno de sus títulos.

Más acá en el tiempo está el episodio de Juan Román Riquelme. En 1998, la dirigencia de Boca rechazó una oferta de Parma por considerarla insuficiente. Pretendían 14 millones de dólares. Después de que el ídolo xeneize declare "Mauricio Macri es un mentiroso", el diario Olé reveló su contrato con un sueldo de 5788 pesos brutos, muy por encima de lo que el propio Riquelme había reconocido públicamente.

Durante su mandato, Javier Cantero intentó encabezar una lucha contra la barrabrava de Independiente. En 2012, después de decir que no pensaba destinar camisetas, entradas ni plata para los hinchas caracterizados, el diario Olé publicó una factura de casi 10 mil pesos en la que Independiente pagaba en concepto de banderas y tirantes para la tribuna. Las críticas y los cuestionamientos no tardaron en llegar. ¿Qué tipo de lucha libraba Cantero? ¿El presidente financiaba a la barra que decía combatir? 

La filtración escaló a niveles impensados. El mismo Cantero tuvo que salir a aclarar la situación: “Es cierto: les compramos las banderas, creo que se llaman tirantes. Pero tampoco exageremos, yo sigo firme en no darles plata, en no mantenerlos, pero el folclore del fútbol me gusta, esto es como una donación”, reconoció.