Guinea-Bisáu es un pequeño país del oeste de Africa que fue colonia portuguesa hasta 1974, año en que su independencia fue reconocida por las fuerzas coloniales. Acá nació Eder, el hombre que con su golazo metió en la historia grande de Europa a Portgual. 

Las paradojas son una constante en su historia de vida. Porque el mismo que puso de rodillas y amargó fiero a los franceses milita en el fútbol de ese país. En 2015, el Lille hizo uso de la opción de compra una vez finalizado el préstamo con Swansea City y se quedó con este delantero de 28 años.



Sus buenos rendimientos en Sporting Braga, equipo en el que estuvo durante tres temporadas entre 2012 y 2015, le otorgaron un lugar en la lista de 23 que disputó el Mundial de Brasil.

En esta Eurocopa apenas había jugado quince minutos, en dos partidos, hasta la final. En el Stade de France marcó su cuarto gol con la camiseta del seleccionado portugués.

Imposible no pensar en el recordado Eusebio, prócer del fútbol portugués y mundial. El nacido en Mozambique era, acaso hasta este domingo, la principal referencia de un país cuyo gran logro había sido su participación en el Mundial 66.

En aquella Copa del Mundo disputada en Inglaterra, Portugal desplegó un juego que conmovió al mundo y terminó en la tercera posición.