JUAN ROMÁN RIQUELME, quien asumirá en forma oficial en los próximos días como nuevo presidente de Boca, tiene pensado, en una de sus primeras medidas, ponerle el nombre del extécnico del club Carlos Bianchi al predio de Ezeiza, donde se entrena el plantel profesional y las divisiones inferiores.

De concretarse sería un reconocimiento para el entrenador más ganador de la historia de Boca y del fútbol argentino y de esa manera sumar puntos para ver si lo convence para que se sume como colaborador en las decisiones del fútbol profesional.

La idea es que el Virrey, de 74 años, sea un consejero para los integrantes de la Secretaría de Fútbol y que lo haga sin horarios ni exigencias. Bianchi podría ser una especie de nexo entre los dirigentes y el plantel profesional en el día a día, con la intención de que el Consejo de Futbol pueda quedar en sus manos.

Otra alternativa era que el propio ex entrenador decida en qué sector de la estructura futbolística quiere desempeñarse, con el fin de aportar su conocimiento y experiencia.

El homenaje no finalizaría ahí, ya que otras de las intenciones de Riquelme marcaría un antes y después en la historia del club de la Ribera y apunta a nombrarlo como presidente honorario, un rol que nunca se otorgó en el club y que imitaría casos como los de Alfredo Di Stefano en Real Madrid o Amadeo Carrizo en River Plate.

"Por él empezó todo. Nos acostumbró mal. Con él ganamos todo y para mi es un segundo padre" dijo el 10 en su despedida en la Bombonera el 25 de junio pasado.

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