Las Crónicas de El Gráfico

Mi personaje favorito: Pastoriza

El desafío para los periodistas de El Gráfico era elegir, por condiciones deportivas y/o humanas, a un personaje favorito. Vale la pena leer porque José María Otero eligió a José Omar Pastoriza.

Por Redacción EG ·

05 de septiembre de 2018
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EL "PATO" TAMBIÉN ME GANÓ

Año 1964. El Jefe de Deportes me dio la orden: "Vaya a hacerle una nota a Pastoriza". Y ahí aparecí yo en Racing, luego del entrenamiento. Por entonces no simpatizaba con su estilo de jugador. Lo veía íntimamente como "canchero" muy parado y pegando mal desde atrás cuando los rivales se le iban. Lo encaro cuando sale del vestuario, ya cambiado, y detrás de él su admirado Federico Sacchi.

—Buenas tardes, Pastoriza Vengo a hacerle una nota.

— ¡Dale, pibe!... Poné cualquier cosa, inventala y hacé que lo dije yo...

Y me palmeó el hombro displicentemente, devolviendo el cigarrillo a sus labios y dándome de inmediato la espalda. Se fue...

 Al partir de ahí le hice la cruz. Después pasó a Independiente por sugerencia de Faldutti. Ei gerente rojo, Juan Blejman, me hizo abrir grandes los ojos. "Nunca conocí un tipo como este Pastoriza. Le deben varios meses en Racing, tiene el coche embargado, anda con mil problemas, nosotros  se los solucionamos, le damos plata grande en la mano, y no había manera de convencerlo. Decía que en Racing tenía todos sus amigos, que la Tita era una barbaridad y cosas así. Al final tuvieron que hablar hasta el cansancio los propios dirigentes de Racing para que arreglara..."

Ahí empecé a ver el otro Pastoriza. Y al mismo tiempo ahí comenzó su gran evolución futbolística y humana, Como lo define siempre Jorge Daguerre, un profundo analista de conductas y personas. "Al Pato lo conozco en tres etapas. La primera, cuando llegó a Racing, estando yo allá. Despreocupado, peleador en la cancha, sin concepto del profesionalismo. La segunda en Independiente, cuando ya lo vi muy superado y con otra mentalidad, además del respeto por los compañeros. Y la tercera, donde maduró definitivamente en todos los aspectos y pasó a ser líder en lo futbolístico, gremial y humano. La huelga del año pasado lo maduró mucho. Es inteligente, intuitivo y de gran corazón..."

Me hice "simpatizante" de él durante el Mundial de Inglaterra. Una tarde el plantel tuvo 3 horas libres y me pidieron que los llevara hasta un casino privado donde íbamos siempre los periodistas. Fuimos. El Pato cambiaba 200 dólares, ponía las fichas sobre la mesa y Solari y Tarabini jugaban por él. Volaban los 200 y sacaba otra tanda. Y así hasta que nos fuimos... Mientras estábamos en Birmingham llegó la noticia de la muerte de sus abuelos, en Rosario. Se le ocultó la cosa para no amargarlo. A la vuelta me invitó en el 'aeropuerto de Barajas a comer una tortilla con vino. Pagó él y se guardó las pesetas de vuelto. "Son para mi abuela, que es gallega. ¿Te imaginás cuando vea estas monedas y el televisor que le llevo?" Se me hizo un nudo en la garganta. Al llegar a Ezeiza desaparecieron algunos bolsos, y entre ellos el del Pato, donde iba el televisor. Ni se molestó en buscarlo demasiado. Ya sabía la mala noticia...

Su producción futbolística pasó a ser cada vez más importante. Eran las épocas de cobro "duro" y lo apuraban a Blejman para cobrar. El Pato "agarraba", y después les tiraba un cable a los de menos cartel que seguían en la cola. Un día charlábamos de lo que haría cuando colgara los botines y su imagen se desnudó ante mí: "Voy a volver a vivir en el barrio Refinería de Rosario. Allá están los viejos amigos, El que cuenta cuentos, el que maneja los naipes, mi hermano, mi viejo.. ." Solía caer por las tardes a la oficina del desaparecido Leonardo Izzo z escuchar los cuentos del inolvidable Gordo Rego. Ahí iba siempre Di Stéfano y gente del ambiente que andaba en la "malaria". Como un muchacho argentino, ex Independiente, que había vuelto de Colombia después de muchos años. Acá se secó, y se jugaba la carta del regreso para allá, pero no tenía plata. Leonardo se lo presentó al Pato. Este dijo: "¿Me esperan?... En una hora vuelvo..." Y en la oficina de al lado, sin testigos, le dio los 180.000 del pasaje de ida. "Cuando la cosa te vaya bien me los devolvés..." Izzo me lo aclaró después. Las garantías que ha firmado, los embargos que le han caído por ello, las rabietas de Liliana, su esposa, por su desprendimiento, todo lo que se jugó en Agremiados, su manera de ser, y todo lo que le conozco, que pertenece a la intimidad... Por todo eso el Pato es mi personaje preferido, y sé que en Mónaco será "Le Canard" (Pato en francés) Pastoriza, que vive pensando en sus amigos de Independiente, Agremiados, y el barrIo Refinería de Rosario.

 

José María Otero 17.10.72