Nueva defensa para Wilder

El 17 de enero del 2015, Deontay Wilder (38-0, con 37 KOs) venció por puntos, en decisión unánime, al haitiano Bermane Stiverne (25-2-1, con 21 KOs), y le arrebató el título mundial de peso pesado del CMB. Tras cinco exitosas defensas del cinturón ante rivales poco exigentes, el estadounidense iba a exponer su título en una riesgosa pelea ante el peligroso cubano Luis Ortiz.

El combate estaba pactado para el 4 de noviembre, en el Barclays Center de Brooklyn. Sin embargo, semanas atrás, a Ortiz le dio positivo un control antidoping y fue bajado de la cartelera. Su reemplazante será nada menos que el propio Stiverne, que iba a presentarse en el semifondo de la velada.

Con 32 años, Wilder es una de las figuras del peso pesado en la actualidad. Es un boxeador desordenado, poco ortodoxo, con escasa técnica y sin muchos recursos, pero tiene un temible poder destructivo en sus puños. Se lo critica por la poca oposición respetable que tuvo en su carrera y todos esperan que, si gana, en 2018 se pueda dar el esperado duelo con el inglés Anthony Joshua.

Si bien Wilder es el gran favorito para la pelea de mañana, Stiverne no pierde la ilusión de poder sacarle el invicto. El corpulento haitiano es el único rival al que Wilder no pudo noquear y es el que más lo complicó. Lo que le puede jugar en contra es su importante inactividad. Con 39 años, Stiverne no pelea desde noviembre del 2015, cuando venció a Derric Rossy, recuperándose de la derrota ante Wilder.

Atractiva cartelera

En el semifondo, el estadounidense Shawn Porter (27-2-1, con 17 KOs) se enfrentará a su compatriota Adrián Granados. Porter, que se caracteriza por su estilo ofensivo y de presión constante, es el favorito ante un Granados que, en su última pelea, hizo un muy buen papel y perdió en decisión dividida ante Adrien Broner. El ganador quedaría como rival mandatario de Keith Thurman por su título mundial welter de la AMB (sería la revancha para Porter, que perdió en junio del 2016, en lo que fue una batalla espectacular).