Las Crónicas de El Gráfico

1977. El papel del Toto

Boca y Cruzeiro definen por penales la Libertadores. Ante la prohibición de hablar con los jugadores, Lorenzo anota en un papel los ejecutantes y una orden: “abajo”. El Toto no se equivocó.

Por Redacción EG ·

13 de julio de 2018
Montevideo, 14 de septiembre de 1977. Boca Juniors, dirigido por Juan Carlos “Toto” Lorenzo, vence a Cruzeiro en el tercer partido de desempate. El partido se definió por penales, Gatti le atajó el último disparo a Vanderley y Boca se consagró por primera vez en su historia Campeón de la Copa Libertadores de América, siendo el primer equipo de la Capital Federal en conquistar ese logro.

Imagen Arriba: Mouzo, Suñé, Tesare, Pernía y Gatti. Abajo: Mastrángelo, Benítez, Veglio, Zanabria, Felman y Tarantini. La formación titular posando antes del partido.
Arriba: Mouzo, Suñé, Tesare, Pernía y Gatti. Abajo: Mastrángelo, Benítez, Veglio, Zanabria, Felman y Tarantini. La formación titular posando antes del partido.


Compartimos fragmentos de la edición de El Gráfico publicada 48 horas después de la noche histórica de Montevideo.


DESPUÉS DE 14 AÑOS Y 3 DÍAS

La Copa Libertadores, esa esfera plateada que reluce bajo los reflectores y se recorta contra la bruma de Montevideo, pasea de mano en mano entre los jugadores de Boca. Al pie del trofeo, ahí donde ya tienen su sello histórico los hombres de Independiente, Racing y Estudiantes de La Plata, se está grabando otro: el de Boca Juniors, el primer club argentino que le dio la importancia que tenía el trofeo continental. Los abrazos no terminan nunca, las gargantas ya no tienen más voz, las lágrimas corren por los rostros viriles y cansados, agotados pero felices. Boca ya es campeón de América.

Lo que no pudo ser una tarde de 11 de septiembre de 1963, en la Bombonera, cuando el Santos de Pelé destrozó las ilusiones de millones de boquenses, llegó una noche del 14 de septiembre de 1977 en el estadio Centenario. En el cielo del Río de la Plata se enciende otra estrella. Tal vez, la más deseada. Y de orilla a orilla, todo es color azul y oro...


Imagen El papel original del Toto Lorenzo con los jugadores elegidos para los penales: Pernía, Tesare, Zanabria, Felman y Mouzo. Y una palabra: ABAJO.
El papel original del Toto Lorenzo con los jugadores elegidos para los penales: Pernía, Tesare, Zanabria, Felman y Mouzo. Y una palabra: ABAJO.



DE PUÑO Y LETRA DE LORENZO

Terminados los 30 minutos suplementarios, el árbitro español radicado en Venezuela, Vicente Llobregat, prohibió la entrada del cuerpo técnico de Boca al campo para dar las indicaciones a los hombres que debían ejecutar los penales. Como siempre, Juan Carlos Lorenzo tomó una lapicera, un papelito y con la ayuda de uno de los pibes que acercaban las pelotas le acercó al capitán Rubén Suñe el mensaje que reproducimos. Ahí, de puño y letra de Lorenzo, se pueden leer los nombres de los jugadores elegidos: Pernía, Tesare, Zanabria, Felman y Mouzo. Y una orden: “abajo”. Lorenzo sabía que a media altura sería muy difícil vencer a Raúl. El orden lo eligieron los jugadores. Este papelito ayudó en mucho para que Boca lograra la Libertadores. Los cinco no fallaron. Lorenzo no se equivocó al elegir.


Imagen La atajada que vale una Copa. El “Loco” tapa el disparo de Vanderley y Boca es campeón.
La atajada que vale una Copa. El “Loco” tapa el disparo de Vanderley y Boca es campeón.



EL FESTEJO NO TUVO PRECIO

Entre tantas lágrimas contentas, entre tanto abrazo suelto, hay tiempo para palabras. Aunque por momentos me parece una irreverencia pedirle a Pancho Sá, por ejemplo, que se haga a un lado, que venga aquí a este rincón objetivo para que diga lo suyo, aunque sea en dos frases...

- Era un suplicio verlo de afuera. Nunca pensé que iba a llorar tanto, que iba a abrazarme con tanta gente después de que Gatti atajara ese penal...
Y después de Sá, todo. El llanto del mendocino Felman olvidándose de los dólares y las pesetas para meterse de lleno en el festejo a boca abierta. La confesión sincera de Hugo Orlando Gatti que merece un minuto para la reflexión y la nostalgia, sobre todo cuando dijo...

- Esta hinchada que tiene Boca contagia algo que es inexplicable. Uno tiene el deber de dar todo por ella. ¿No ven acaso todos los que han venido hasta aquí olvidándose de sus trabajos, para alentarnos? Yo quiero salir campeón del mundo con Boca, quiero ganarle al Liverpool de Inglaterra y quizá después decida retirarme.


Imagen Vestuario de campeón: la Copa, el Loco y el Toto Lorenzo que parece decir: “Somos los Nro 1”.
Vestuario de campeón: la Copa, el Loco y el Toto Lorenzo que parece decir: “Somos los Nro 1”.



- ¿Cómo atajaste ese penal, Hugo?

- Mirá, te voy a ser sincero porque a esta altura del partido no estoy para chistes. La pelota me pegó. Me tiré y me pegó. Vanderley le dio justo a mi izquierda y ganamos la Copa. Fue el destino, porque antes Raúl había tocado la pelota en un penal y se la metió adentro.

Y ahí anda la Copa, de beso en beso. La tocan todos, al miran todos. Hasta que alguien rumorea que por Radio Rivadavia está hablando Paulo Valentín desde Guadalajara, México. Los gritos se condensan en este vestuario amplio del Centenario y en la tribuna América que se mantiene colmada. Es el momento de que Veglio agradezca la victoria “a Dios y a la Virgen”, y que le dedique el triunfo a su hijita “que nació en estos días...” También de que Vicente Pernía asegure que él tiene muchas finales de todo tipo sobre el lomo, “pero como ésta, ninguna”. Hasta que Juan Carlos Lorenzo también acepte hacer “una pasada rasante” sobre esta libreta de apuntes para dejar grabado su pensamiento.

- Este triunfo de Boca le hace muy bien al fútbol argentino, en vísperas del Mundial ’78. Que esto sirva de ejemplo, que todos sepan que la Argentina está mejorando. Quiero recordar que esta es la primera vez que un equipo de la Capital Federal sale campeón de América, y yo le agradezco a todo el plantel de Boca que se ha sacrificado como pocas veces he visto para lograr este objetivo.

Está el Muñeco Madurga, a punto de debutar en Cerro de Montevideo, que se suma a este vendaval de risas y que prefiere mirarlo todo en silencio para festejarlo en su interior. (“En un momento creí que no aguantaría más. Fue cuando el negro tomó carrera y Gatti le sacó el penal”).

Alguien dice que hay que hablar de los premios especiales, pero no creo que sea posible hacerlo con la frialdad necesaria que ese tema exige. Simplemente porque el festejo no tiene precio...


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