Las Crónicas de El Gráfico

A partir de mañana

El fútbol argentino está en emergencia. Tras la renuncia de Messi a la Selección, más otras dimisiones que se vislumbraban al cierre de esta edición, se abre un panorama alarmante. No se trabaja con seriedad para suplantar a la generación que llegó a las tres finales en dos años.

Por Elías Perugino ·

01 de agosto de 2016
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“Para cerrar, les dejo una pregunta que nos tenemos que hacer todos si queremos un fútbol argentino mejor, otro campeón del mundo, si no queremos que pasen otros treinta años sin levantar la Copa. La pregunta, hecha desde el corazón, es: Y después de Messi, ¿qué?”.

Así termina el libro que Diego Armando Maradona [1] acaba de publicar con motivo del trigésimo aniversario de la conquista en México 86. Luego del recorrido visceral y emocionante de aquella gesta inolvidable, después de desenfundar anécdotas entrañables, tras revelar vivencias deliciosas con su tumultuosa frontalidad, Diego para la pelota, mete el puñal, cierra las comillas y se va.

Menos académico, otro campeón del 86, Oscar Ruggeri, reflexionó en el mismo sentido: “Cuando jugaba Diego, pensábamos que jamás íbamos a ver a otro igual, y nos apareció Messi. Es muy difícil que aparezca un tercero, tanto culo no vamos a tener…”.

El “después de Messi” es aplicable a la genialidad de Leo, pero también admite una extensión para abarcar a la jerarquía terrenal de la camada que integran, entre otros, Di María, Agüero, Higuain, Banega, Romero y el patriarca Mascherano. Ese núcleo de futbolistas que después del apocalipsis de Corea-Japón 2002 –eso sí que fue un fracaso– mantuvieron a la Selección en el escalón de la elite. Tipos que, en su mayoría, recorrieron un camino que hoy se ha desdibujado por completo: Sub 17, sparrings de la Mayor, Sub 20, Sub 23, inserción paulatina en la Selección absoluta y posterior consolidación. Pibes que se hicieron hombres con la celeste y blanca abrigándoles el pecho. 

“Y después de Messi, ¿qué?”, se pregunta Diego, planteando una duda existencial con equivalencias de genio a genio. “Y después de esta camada, ¿qué?”, sería un interrogante más terrenal y lógico. Detrás de esta camada, ¿cuál es el proyecto? ¿Quiénes son los pibes que vienen subiendo la escalerita imaginaria? ¿Dónde están los maestros que empezaron a guiarlos?

Aquel círculo que se cerró cuando Pekerman dirigió en Alemania 2006 [2] a varios futbolistas que habían arrancado con él en los juveniles, aquel círculo que hoy pueden cerrar los que comenzaron bajo el ala de Tocalli, ha sido dinamitado por la apabullante desidia dirigencial, acentuada dramáticamente en la etapa post-Grondona.

Desde que el Flaco Menotti la refundó en el ciclo que derivó en la conquista del Mundial 78, la Selección jamás estuvo tan huérfana como ahora. Si se mantiene en el primer puesto del ranking FIFA es por mérito de los jugadores y, en segunda instancia, por el compromiso de un cuerpo técnico que les brindó su profesionalismo pese a que ellos también son víctimas de desmanejos inadmisibles.

Esta Selección fue a Estados Unidos sin sparrings. Entrenó con la ayuda de futbolistas amateurs gestionados de apuro en cada sede que le tocó visitar. Soportó la amenaza de ser retirada de la competencia por los conflictos intestinos de la federación. No contó con un dirigente de referencia [3] de principio a fin de la competencia. En San José –su destino inicial y más prolongado– se alojó en un hotel donde se celebraba un casamiento tras otro, perturbando el descanso, y tuvo a disposición un gimnasio medianamente equipado y una sala de juegos gracias al aporte de sponsors, porque la AFA no pudo costearlo... Cuando se iniciaron los traslados, las demoras en los vuelos fueron una constante. Un día llegaron a un hotel y las habitaciones no estaban disponibles, por lo que el plantel improvisó un campamento en el lobby. En fin, menos diez en logística. Como para que el Barba Messi no estallara como lo hizo… [4]

Pero volvamos al final del libro de Maradona, que es nuestro principio. Después de Rusia 2018, o desde ahora mismo si se confirman las renuncias en masa que se rumoreaban al cierre de esta edición, otra camada deberá nutrir a la Selección [5]. Es el lógico recambio generacional. Pero el fútbol argentino parece confiar en el Espíritu Santo para que broten los cracks que integrarán ese grupo. Desde la muerte de Julio Grondona, los dirigentes dedicaron sus esfuerzos a comerse el hígado. La fantochada de las elecciones del 3 de diciembre –aquellas del 38-38 con 75 votantes– no sirvió como llamado de atención. Al contrario: potenció el instinto de fagocitarse. Y con la venda del egoísmo sobre los ojos, las heridas invisibles comenzaron a sangrar. Detrás del biombo virtual de los cracks que brillan en Europa y del primer puesto en el ranking FIFA, se aflojaron los tornillos de las demás estructuras. Una de ellas es el fútbol juvenil, desprotegido y abandonado a su suerte. Hace seis meses que no existe el cargo de coordinador de los juveniles. No hay proyecto, no existe un rumbo. Nadie piensa en mañana. Culpa exclusiva de los dirigentes. ¿O no fueron ellos quienes miraron hacia otro lado cuando Martino propuso que profesionales de su confianza iniciaran un trabajo con los chicos, en interacción con la Selección Mayor? Jorge Theiler era el elegido del Tata para ser su mano derecha en la base de la pirámide. Pero AFA no lo aceptó. Primero sostuvo en funciones a Humberto Grondona, honrando un contrato. Pero una vez finalizado el vínculo con él, a ningún dirigente le interesó sostener ese proyecto u optar por otro. Eligieron la nada misma.

Entonces… Después de Messi, después de esta camada, ¿qué? Es un interrogante para formularse ya, ahora, con urgencia. Vale el caso testigo de la final de la Copa América Centenario. En el plantel argentino había siete futbolistas que integraron los campeones Sub 20 de Holanda 2005 y Canadá 2007: Romero, Mercado, Banega, Di María, Biglia, Agüero (jugó los dos torneos) y Messi. Los chilenos que jugaron la final y participaron en esos mismos Sub 20 fueron ocho: Isla, Medel, Alexis Sánchez, Vidal, Jara, Marcelo Díaz, Fuenzalida y Toselli. Luego se desarticuló el proyecto Pekerman-Tocalli [6] y Argentina fue barranca abajo. No clasificó para Egipto 2009 y Turquía 2013, arañó cuartos de final en Colombia 2011 y quedó afuera en la primera ronda de Nueva Zelanda 2015. Y el año pasado, en el Sub 17 de Chile, el fútbol argentino recibió un cachetazo dolorosísimo: perdió sus tres partidos [7] y terminó último entre 24 participantes.

¿Se entiende el escenario? Las alarmas no suenan, gritan. Conviene subrayarlo ahora, cuando la Selección acaba de jugar tres finales en dos años calendarios. Ahora, cuando Messi anuncia su repentina retirada y cunde la amenaza de un efecto dominó. Ahora, porque urge empezar a trabajar a partir de mañana.

Por Elías Perugino

Textos al pie

1- Escrito en primera persona, México 86. Mi Mundial, mi verdad. Así ganamos la Copa es un repaso imperdible de una gran gesta del fútbol argentino.

2- De los 23 futbolistas que fueron a ese Mundial, 16 habían pasado por las manos de José y sus colaboradores: Sorin, Coloccini, Cambiasso, Saviola, Mascherano, Riquelme, Tevez, Franco, Gabriel Milito, Scaloni, Aimar, Cuffré, Maxi Rodríguez, Nico Burdisso, Messi y Ustari.

3- Debido a los conflictos internos, Segura y Chiqui Tapia fueron y vinieron desde la Argentina. Como el diálogo era tirante, luego se sumó un buen interlocutor de los jugadores, Juan Carlos Crespi. Tras la intervención de FIFA, Segura decidió irse antes de la final. Al frente de la delegación nacional terminó estando Chiqui Tapia.

4- Antes de la final, Leo estalló a través de Instagram, la única de sus cuentas de redes sociales que maneja personalmente: “Qué desastre son los de la AFA por dios!!!” Detrás de eso y la final perdida, vino su renuncia.

5- Para Rusia 2018, las edades de los jugadores base serán las siguientes: Romero (31 años), Mascherano (33), Banega (29), Messi (30), Higuain (30), Di María (30).

6- Mientras duró el ciclo, Argentina logró cinco títulos Sub 20: Qatar 95, Malasia 97, Argentina 01, Holanda 05 y Canadá 07.

7- El equipo dirigido por Miguel Lemme integró el Grupo C y perdió ante México (0-2), Alemania (0-4) y Australia (1-2).

Nota publicada en la edición de julio de 2016 de El Gráfico