Estamos en octubre de 1996. Pleno reinado de José Luis Chilavert como arquero goleador. Vélez fue campeón del mundo, ganó todo en Argentina y en Sudamérica empiezan a imitarlo. Rafael Dudamel, el excéntrico arquero de Venezuela, que pasaría por Quilmes en nuestro país, es uno de los que intenta seguir el legado de Chila. Y en el partido contra la albiceleste, por las Eliminatorias para Francia 1998, agarra la pelota en el minuto 87 porque hay un tiro libre. 30, 35 metros del arco. Toma una carrera corta y golpeando la pelota con la cara interna del pie convierte el segundo gol de su equipo. Lo grita con el alma y lo festeja con el banco. El resultado, igual, no se mueve demasiado. Estaba 1-4. Ahora 2-4. Y terminaría 2-5. Pero Dudamel, aquella tarde, amargó, aunque sea por un rato, a la Selección.
Aquella tarde, en San Cristobal, Argentina ganó 5-2 con goles de Ariel Ortega, Juan Pablo Sorín, Diego Simeone, Hugo Morales y José Albornoz. Giovanni Savarese y Rafael Dudamel convirtieron para la Vinotinto.
