Análisis

Te espero en Octavos

Ser el mejor en la fase de grupos no es garantía de nada. En su forma, la Libertadores es más "meritocrática" que la Champions, pero en la práctica sucede lo contrario.

Por Redacción EG ·

21 de mayo de 2015
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El 2004 fue un año bisagra para la organización de la Copa Libertadores. Aquella vez hubo 36 equipos divididos en 9 grupos. A los octavos de final pasaban todos los primeros, los mejores 5 segundos y para los otros cuatro había dos lugares. Ajustados por el calendario, jugaban un repechaje a partido único. Independiente, por ejemplo, terminó detrás de Nacional de Montevideo en su grupo y tuvo que jugar contra Sao Caetano, escolta de América. Ambos sumaron idéntica cantidad de puntos y diferencia de gol, pero los goles a favor (diez contra nueve) determinó que la localia fuera para los brasileños.

No era un tema de cantidad. Desde 2005 aumentó el número a 38 participantes, pero se modificó el sistema por el cual van quedando en el camino. Cada etapa deja al margen al 50%. El repechaje otorga seis boletos para los grupos (o sea, lo juegan doce) y a partir de ahí comienza la Copa propiamente dicha.

Los grupos son independientes hasta el momento de los Octavos de Final. Entre los primeros se arma una tabla de posiciones y entre los segundos una paralela. Los cruces se arman entre el 1 y el 16, el 2 y el 15 y así sucesivamente. El objetivo es darle un privilegio a los que mejor performance tuvieron en la primera etapa, suponiendo que a los que peor les fue, son los de menor jerarquía. Hay algunas contradicciones: este año San Pablo como segundo hizo más puntos que el Cruzeiro, pero la ventaja para definir en su cruce en Octavos fue para el equipo de Belo Horizonte que terminó ganando.

El sistema que se implementa desde 2005 en la Libertadores tiene varios puntos interesantes. En primer lugar, que lo hecho en la primera ronda influye hasta el final de la Copa. Hay algún aspecto de justicia. En el caso River, definirá todas las series como visitante. Una excepción jurisdiccional sucederá en una supuesta final con Tigres porque el último partido de la Copa no puede ser en México. Retomando con las bondades del nuevo sistema, mantiene la emoción de la última fecha en cada zona y obliga a los clasificados a estar pendientes de otros grupos porque son posibles rivales de Octavos de Final. Eso no sucede en los Mundiales. El primero del A solamente deberá estar atento al B para el cruce más cercano mientras que a otros recién podrá enfrentar a partir de semifinales.

En los hechos, ser el mejor primero no es un beneficio que asegure el bienestar a largo plazo. Boca, que había ganado los seis partidos contra Zamora, Montevideo Wanderers y Palestino, quedó a mitad de camino contra su eterno rival. Tuvo el privilegio de definir como local, pero no lo aprovechó. En 2014, sucedió lo mismo. Vélez terminó primero en la general, pero Nacional de Asunción le dio una sorpresa. Como si fuera poco, los paraguayos llegaron hasta la final donde perdió contra San Lorenzo, el anteúltimo peor clasificado.

En la edición de 2013 ocurrió un hecho inédito. Atlético Mineiro fue el mejor en la general y luego salió campeón. De punta a punta. Un año antes, se coronó el Corinthians, el segundo mejor preclasificado. En los antecedentes hay buenas y malas para quienes tuvieron resultados positivos en la primera ronda. Las estadísticas indican que de once ediciones, el decimosexto le ganó al primero cuatro veces (2010, 2011, 2014, 2015).

En Europa con los Octavos de final de la Champions se aplica un sistema diferente. Por un lado los primeros, por el otro los segundos y se mezclan en un sorteo sin anestesia. Pueden tocar del mismo país, repetirse un rival de grupo o un cruce muy taquillero como para estar en una fase tan inicial. Lo mismo sucede más adelante. Pero en Octavos de Final prevalece generalmente la misma lógica que en los grupos. El mejor primero clasifica y el peor segundo queda eliminado. Hay que retroceder hasta 2010 para que se rompa esta tendencia y fue cuando el Inter entró por la ventana y en Octavos le ganó al Chelsea. Aparentemente tomó envión porque terminó dando la vuelta en el Bernabéu.