Las Entrevistas de El Gráfico

Gomito Gómez, en primera persona

A los 39 años, el máximo ídolo de Chicago, camiseta con la que logró tres ascensos, nos habla de sus experiencias.

Por Redacción EG ·

30 de junio de 2014
 Nota publicada en la edición de junio de 2014 de El Gráfico

Imagen GOMITO y el Torito de Mataderos. Un amor sólido e indestructible.
GOMITO y el Torito de Mataderos. Un amor sólido e indestructible.
EL ROMANCE CON CHICAGO comenzó cuando tenía sólo seis años. Las inferiores del club entrenaban en Ciudad Evita y yo vivía a unas cinco cuadras de ahí. Desde muy chico ya estaba identificado con estos colores, jugaba en un equipo del barrio que se llamaba “12 de Octubre”, donde usábamos la camiseta de Chicago. Un hombre que organizaba los campeonatos de la zona nos llevó a mí y a varios chicos a probarnos, y por suerte quedé.

TUVE UN DEBUT FRUSTRADO. Hugo Zerr, el técnico de aquel momento, me dijo: “Pibe ¿cómo está para mañana? Mire que usted va a concentrar y va a jugar”. El partido era frente a Deportivo Italiano. Estaba muy nervioso, me temblaban hasta los dientes. En el primer tiempo echan a un defensor nuestro y el técnico me mira y me dice: “Me parece que hoy no es tu día”. Tuvo que poner un defensor y no pude debutar. Me sentí mal, pero estaba ahí, cerca. Ya me había puesto la verdinegra y había sentido ese gustito de ser parte. Pensé que iba a debutar en el próximo partido, estaba todo dado, pero tuve otra mala. En la semana me pegaron una patada en el entrenamiento, y me lesioné; me torcí la rodilla y estuve parado más de 20 días. Finalmente llegó el gran debut, el 30 de mayo de 1992, frente a Central Córdoba, en Rosario. Jugué el segundo tiempo, pero lamentablemente perdimos.

UN PARTIDO INOLVIDABLE fue el del ascenso a Primera con Chicago, contra Instituto, en Córdoba, en la segunda final del Reducido de la B Nacional del 2001. Teníamos dos hombres menos, nos cobraron un penal en contra. Tuvimos que soportar más de medio partido en inferioridad numérica, íbamos 2 a 2 y con un gol del Topo Gómez ganamos 3 a 2 y logramos el ascenso. Sufriendo, siempre “a lo Chicago”. Fue una hazaña porque era un equipo que se había formado para pelear el descenso. Pero le pudimos dar esa alegría a la gente que lo esperaba desde hacía 20 años, ya que había subido a Primera por última vez en 1981. Habíamos llevado más de 10 mil personas al Chateau. Veíamos banderas verdinegras por todos lados, pensábamos en ellos, y gracias a Dios se dio, aunque tuvimos que cortar clavos hasta lo último.

MIS PADRES HAN SIDO claves en mi carrera. Hicieron un esfuerzo enorme para que pudiera dedicarme al fútbol. Me llevaban a todos los entrenamientos; me acuerdo que hacían 34 grados de calor en verano, y que en invierno, con un frío bárbaro, salíamos a las 6 de la mañana para llegar a horario. Terminé cursando la escuela a la noche porque de lo contrario no podía entrenar, no me daban los tiempos. Gracias a ellos siempre me pude dedicar a estudiar, aunque iba de espaldas al colegio, jajaja.

MI HIJO JUEGA EN CHICAGO, en la Sexta. Se llama Gabriel, tiene 17 años y es enganche como yo. Trato de aconsejarlo en cuestiones técnicas, y le saco toda la presión que pueda tener. Quiero que disfrute y que se dedique a esto por pasión y amor, como lo hice yo.

EL PEOR MOMENTO DE MI VIDA fue en el 2001. Chicago se jugaba la primera final para ascender. En ese momento le detectaron una enfermedad a mi hija, y ahí todo pasó a un segundo plano. Lo primero es tu familia. Estando en el sanatorio, mi hija me dijo: “¿Por qué estás acá y no estás ahí, jugando?”. En ese momento me di cuenta de que tenía que jugar.

FUI FELIZ EN INDEPENDIENTE. En el equipo campeón del 2002 tuve la posibilidad de jugar varios partidos. Ahí pude ser campeón en Primera. Pero cada objetivo logrado tiene su lugar especial en mi vida. En 2004 llegué a Estados Unidos y también salí campeón. Era algo nuevo, hasta los festejos eran diferentes. Cuando entramos al vestuario estaba todo empapelado, y nos habían dejado botellas de champagne para festejar, y para que no se mojaran las instalaciones habían cubierto todo. Estuvieron muy precavidos, nada que ver con lo que pasa acá.

Imagen GRITO DE GOL en el DC United, club donde fue campeón en 2004 y 2006.
GRITO DE GOL en el DC United, club donde fue campeón en 2004 y 2006.
GALLEGO FUE UNO DE LOS TECNICOS más claros que tuve. Era muy directo, simple. La primera vez que lo vi fue en una charla técnica antes de un partido amistoso con Libertad de Paraguay. Empezó diciéndole a un compañero: “Si vos le pegás de tres dedos, te saco”. Me sorprendió, era una expresión rara, pero ahí todos nos dimos cuenta de que su mensaje era conciso, no iba a andar con vueltas. A veces, si el técnico dice muchas cosas a la vez, puede que no se lo entienda. Los conceptos tienen que ser claros, sencillos, eso es fundamental para el jugador.

MENOTTI fue un entrenador que siempre me tuvo en cuenta, pero con quien no jugaba en mi puesto. Con él jugué muchas veces de mediapunta y en ese lugar me costaba, no rendía. Es una persona con grandes conocimientos. Nos brindaba conceptos que excedían lo futbolístico, nos hablaba de la vida. Al principio me preguntaba “¿Qué me estará queriendo decir?”, pero después lo maduraba y lo comprendía. En cuanto a lo futbolístico, con la llegada de Trossero cambió todo, me ubicó en la posición en la que jugaba en Chicago, donde me sentía cómodo. Justamente ahí fue donde llegué a mi mejor nivel.

ME FUI A ESTADOS UNIDOS porque quería jugar en el exterior y la oferta era muy buena. Si movilizaba a toda mi familia, era para ir afuera, no me seducía ir a un equipo del interior. Viví una experiencia muy linda. Es una Liga desconocida para nosotros, pero competitiva, muy intensa. El trato era de equipo grande, como en Europa. Tenían muchos jugadores de selección como Donovan o Dempsey, y otros que juegan en Alemania, Holanda o Italia. Dentro de la cancha, en el fútbol es lo mismo que acá y que en todos lados. Enseguida te entendés con tus compañeros. Y fuera del fútbol, me adapté muy bien. La gente me recibió de maravillas y eso me hizo rendir al máximo. En el equipo éramos varios latinos y nos quedábamos después del entrenamiento a charlar, porque ellos son más fríos que acá. Una vez hicimos un asado en la casa de un compañero norteamericano, estábamos con Matías Donet, pero después de comer nos dejaron solos con todo y se fueron a ver en la televisión los partidos de fútbol americano. Se volvían locos. Lo cómico es que nosotros no entendíamos nada, pero los acompañábamos igual. Después de eso querían que nos juntáramos más seguido.

VOLVI PORQUE QUIERO retirarme en Chicago. Tenía la oportunidad de ir a otros lugares, pero quería estar acá. Lo necesitaba. Tenía que volver a mi lugar para dejar a mi club en el sitio que se merece. Con mi señora siempre tuvimos el objetivo de volver, deseábamos estar con nuestra gente. Tenía 36 años y no quería volver con el bastón, jajaja.

ERA PLATA O MIERDA. La gente me quería y me lo hacía saber. Cuando volví de vacaciones, un grupo importante de hinchas me fueron a buscar al aeropuerto y me pedieron que volviera; eso fue fundamental para mi regreso. Sentía que Chicago me necesitaba. Pero todo eso se me podía volver en contra. Actué con el corazón y hoy puedo decir que las cosas salieron bien.

NO ME VEO COMO IDOLO ni como un símbolo. Trato de manejarme igual que siempre. Soy uno más del plantel. La gente de Chicago es muy pasional y conmigo siempre tuvieron algo especial, me bancaron en las buenas y en las malas. Me perdonaban todo y siempre esperaban algo a cambio. Por suerte, con el tiempo se los fui dando. Pero no por esto me siento ídolo.

Imagen CELEBRA junto a Hernán Franco, Gabriel Milito y Lucas Pusineri.
CELEBRA junto a Hernán Franco, Gabriel Milito y Lucas Pusineri.
LA VIRTUD DEL EQUIPO ACTUAL es que sabe a qué juega, sabe lo que quiere, y eso no abunda, menos en una categoría como la B Metropolitana. Seguimos con la misma sintonía de juego durante los 90 minutos hasta obtener el resultado. Guede pide que los cinco pasen, que suban los laterales. Jugamos un fútbol arriesgado, marcando mano a mano atrás, siempre siendo ofensivos. Nos identificamos con este estilo porque la pelota llega más limpia. Entonces, encontrás espacios que con otros planteos no tenés. Y en esta categoría es una revolución, es poco habitual que se vea un equipo así.

SUBIR A PRIMERA es una linda posibilidad. Con el nuevo formato se abrió una hermosa esperanza. Va a estar difícil, pero uno lo piensa y lo analiza y sí, ¿por qué no? Las ganas están. Chicago hace siete años que no pisa la Primera. Sería grandioso devolverle algo a los hinchas que tanto nos brindan. Es una gran posibilidad para muchos equipos. No habría que desaprovecharla.

SIGO JUGANDO AL FUTBOL POR AMOR. Es algo que uno siente. El día que no esté nervioso antes de un partido, o que no se me mojen las manos en la manga antes del salir a la cancha, me voy retirar. En la despedida de Gaby Milito, mis ex compañeros del Independiente del 2002 me preguntaban si me quedaban ganas. Todavía las tengo. Las ganas siguen intactas. Llego a mi casa después de un partido que gané y lo disfruto. Y cuando pierdo, me agarro una bronca bárbara. Eso es el fútbol. Eso es pasión.

ME HUBIERA GUSTADO JUGAR en la Selección o integrar algún equipo Sub 15, Sub 20, es decir, vestir la celeste y blanca. Sé que era muy difícil porque siempre hubo grandes jugadores. Pero más allá de esto, quería ir a jugar afuera y lo conseguí, gané títulos, conocí muchos lugares, viví momentos inolvidables, tuve lindas experiencias. En definitiva, estoy orgulloso de lo que hice en mi carrera.

FUI A VER A MESSI para agradecerle por un video que le hizo a mi hija para su cumpleaños. Le dije que era nuestra bandera. Como argentino me representa. Es un orgullo. Nos recibió muy bien. Es una persona muy simple, humilde y eso lo hace más grande. Ojalá puedan hacer un gran Mundial, como futbolista no hay nada que agregar, pero también por la clase de persona que es. Le deseo lo mejor.

UN PRESIDENTE del club me decepcionó. Prefiero no dar el nombre. Pero no cumplió con su palabra, ni con lo que estaba firmado. No le importó la clase de persona que era yo. Hubo jugadores que estuvieron poco tiempo acá, y a ellos les cumplió, eso está bien, pero conmigo no lo hizo. Después de 10 años pude cobrar esa deuda.

AHORA DECIDIRE si continUo jugando al fútbol o no. Haré un balance de cómo estoy en lo físico y en lo mental. En las últimas vacaciones me pasó que quería volver a entrenar lo más pronto posible. Ahí es cuando siento que quiero seguir. Pero aún no hablamos con la dirigencia sobre mi futuro. Me voy a sentar primero a hablar con mi familia, y ver cómo estoy. Y de ahí en más tomaré una decisión.

CUANDO ME RETIRE quiero seguir relacionado al fútbol. No sé si sería entrenador, pero si me gustaría seguir ligado al club. Quizás como manager, acercando jugadores. Me gustaría aportar mi experiencia y mi cariño a este club. Mi club.
 
Por Guadalupe Sena. Fotos: Maxi Didari y Archivo El Gráfico