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Idolos de la Selección: Ermindo Onega

Un talento incalculable caracterizó al Ronco. Su mejor actuación fue en la Copa de las Naciones del 64, ganada en Brasil.

Por Redacción EG ·

05 de mayo de 2014
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Una sentencia cae sobre su figura: Ermindo mereció más de lo que fue. Es una prueba de que, a veces, el fútbol es injusto. Onega no llegó a ser lo suficientemente valorado. No consiguió el prestigio que sus pies mostraban valer, ya sea como conductor o como delantero. Tal vez estar involucrado con ese River que no salía campeón le jugó en contra. Hipótesis al margen, el Ronco fue un jugador talentoso, exquisito, con admirable manejo del balón. Simpatizantes de otros equipos conseguían su entrada para verlo en el Monumental: en acción era un lujo, pese a sus lagunas.

Con la Selección se lució en la Copa de Naciones de 1964, un certamen organizado en Brasil, entonces bicampeón del mundo. Argentina viajó sin expectativas al país vecino. Sin embargo, en parte gracias a Ermindo, el equipo dejó voces mudas al vencer a los locales en San Pablo: 3 a 0; el primero lo hizo Onega. En el Mundial de Inglaterra 1966 deplegó un poco de su magia, pero no alcanzó: Argentina fue eliminada en cuartos de final por el local. Su hermano menor, Daniel, también fue internacional.

Carnet de ídolo



Nombre y apellido: ERMINGO ANGEL ONEGA
Nació: 30/04/1940 en Las Parejas, Santa Fe.
Jugó: 30 partidos entre 1960 y 1967.
Goles: 11.
Mundiales: 1966.
Títulos: 2 (Torneo Panamericano 1960 y Copa de las Naciones 1964).