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Figallo: listo para volver

A punto de regresar a las canchas en Montpellier tras superar una lesión, uno de los mejores pilares del mundo repasa su carrera y analiza el presente de Los Pumas.

Por Redacción EG ·

04 de mayo de 2014
  Nota publicada en la edición de Abril de 2014 de El Gráfico

Imagen FIGALLO domina en las alturas contra los All Blacks, hasta aquí su último partido con Los Pumas, cuando se lesionó.
FIGALLO domina en las alturas contra los All Blacks, hasta aquí su último partido con Los Pumas, cuando se lesionó.
Gales, junio de 2008. Campeonato Mundial Juvenil de rugby. Garin Jenkins, hooker retirado con 58 partidos internacionales para el seleccionado de ese país, busca a un jugador en el plantel de Los Pumitas. El ex hooker le propone al novato jugar en Ospreys, uno de los mejores clubes en la tierra del dragón. Jenkins avizora un futuro rugbístico brillante para el chico que ya era figura. Por consejo del padre, el rugbier argentino no viste la camiseta del equipo de Swansea. “La idea era no desaparecer de los equipos nacionales y escalar lo máximo posible antes de irme. Siempre fue un sueño llegar a Los Pumas siendo un jugador de mi club, del Jockey Club de Salta”, le dice Juan Figallo a El Gráfico. Garin tenía razón. El Chipi es en la actualidad un pilar indiscutido de Los Pumas y uno de los mejores del mundo en su puesto.

Finalmente, Figallo dejó su Jockey querido y partió rumbo a Europa. Llegó en 2009 al Montpellier, un club de esa ciudad del sur francés. Antes, había sido convocado para el seleccionado mayor y su nombre ya estaba marcado con fibrón amarillo en la carpeta del head coach Santiago Phelan por sus grandes condiciones. Hoy por hoy, Juan vive meses de recuperación por una lesión cervical que se hizo durante el partido de Argentina ante los All Blacks jugado en La Plata, en septiembre de 2013. Intentó volver, pero no estaba del todo curado. La prioridad actual es recobrar la salud y poder volver a las canchas aunque el regreso se ha dilatado.

-¿Cómo estás en el Montpellier?
-En el club realmente estoy bien. El tema importante es que volví lesionado del Rugby Championship. Al principio hubo choques con el club porque a ninguna institución le gusta que sus jugadores vuelvan lesionados. Se me hizo un poco larga la recuperación, traté de volver y no pude, se me alargó un poco. En eso estoy: tratando de recuperarme para volver a jugar.

Montpellier es una ciudad emplazada a escasos kilómetros del mar Mediterráneo. Está a 160 kilómetros al oeste de Marsella. Como en toda la región sureña gala, el rugby es pasión y cada ciudad apoya a su club sin condiciones. Con Figallo y otros argentinos, los de azul y celeste alcanzaron su mejor resultado en la Primera División de su país al ser finalistas del Top 14 en la temporada 2010/11.

-¿Cómo es tu vida en Montpellier?
-Vivo acá con mi novia. Ella estudia francés, así que durante el día va a la facultad. Yo voy a mi trabajo, que es ir al club a entrenar. Tenemos amigos argentinos acá, y por ahí nos reunimos. Montpellier es una ciudad linda. Y ahora, con mucho sol, está bárbara para salir. Disfruto de estar con mi familia en el momento en que no entreno.

El primera línea de Argentina abrazó la ovalada desde muy pequeño. Con cuatro años ya jugaba de manera informal. Desde niño, y hasta su partida a Francia, siempre con la roja y blanca del Jockey salteño. Como tantos rugbiers, su padre, ex jugador, le puso la primera pelota en las manos. Guillermo, apodado Chipi, perdió su sobrenombre a manos de su hijo. “Cuando lo acompañaba a él, yo era ‘Chipicito’ o ‘Chipi Junior’ y cuando fui creciendo, me quedé con el apodo y mi viejo se transformó en ‘Papá Chipi’. El pasó a ser el papá del ‘Chipi’. Lo heredado no es robado”, explica Juan.

Su padre, que falleció en abril de 2013, influyó positivamente en su carrera. “Heredé todo de él. Fue quien me llevó al rugby, el que me enseñó todo. No sólo los valores del rugby, sino los valores de la vida. El y mi mamá. Era un gran fanático del rugby. Siempre tuve padres que me apoyaron en el deporte y que creyeron en mí. Eso ayuda y mucho. A los 19 años, cuando tenés la idea de jugar profesionalmente, si un padre no te apoya, es muy difícil lograrlo. La confianza que me tenían ayudó mucho para conseguir todo”, afirma el forward.

Previo a vestir la celeste y blanca, defendió la camiseta de Los Mayuatos, el seleccionado de su unión durante dos temporadas. “Con los jugadores nos conocíamos de jugar en contra, no hay muchos equipos en Salta –dice Juan–. Es lindo disfrutar de un seleccionado con ellos. Siempre que estuve en Los Mayuatos lo disfruté y lo viví al cien por ciento”.

 
Imagen OTRO orgullo de Figallo: haber defendido la camiseta salteña.
OTRO orgullo de Figallo: haber defendido la camiseta salteña.
LA CONSOLIDACION
Tras su actuación destacada en Los Pumitas, en agosto de 2008, a dos meses de aquel mundial juvenil en Gales, llegó el llamado a la Selección Mayor. “Yo venía del mundial, justo estaba ese partido y hubo una serie de lesiones de jugadores de la primera línea. Durante la semana se lesionó Juan Gómez y me llamaron a mí. Me dijeron: ‘Estás convocado para Los Pumas’. Creía que era una broma y yo decía: ‘Mentira, si están en Sudáfrica’. Insistieron: ‘No, en serio. Te vas mañana’. No lo podía creer”, rememora.

Posteriormente, llegó la Copa del Mundo de 2011, donde tuvo una actuación muy destacada. “Aquella vez fue mi primera ida a Pensacola (ciudad estadounidense sede de un centro de entrenamiento especializado). La preparación con Los Pumas fue muy linda y muy dura. Estaba mano a mano peleando el puesto con Chelchi (Martín Scelzo), cagándonos a palos. Recibí muchos consejos de un viejo sabio como Chelchi, gran persona. Siempre me entrené para estar al cien por ciento, pero en mi cabeza suponía que iba a jugar Scelzo. Todo eso fue una competencia sana con Scelzo y el Chinchu (Maximiliano) Bustos”.

-La prensa te eligió como el mejor jugador del grupo B y te nombró en el XV ideal como el mejor pilar derecho del campeonato. ¿Cómo viste eso?
-Son cosas muy lindas. Es mucho, pero el rugby es un deporte de 15. Si se dan las cosas así, es por dejar la vida adentro de una cancha. Fue un honor.

-¿Cómo viste los dos primeros campeonatos del Rugby Championship?
-Es un torneo muy duro. Cada vez nos vamos habituando a este nivel. No olvidemos que son los tres mejores equipos del mundo, con todo lo que eso implica: el campeonato profesional que juegan ellos en sus países, la infraestructura, etcétera. Tener un campeonato todos los años fue una cosa muy grosa para Argentina como equipo. Poco a poco vamos creciendo y aprendiendo a jugar a este nivel. En algún momento, el equipo va a tener todo como para cambiar los resultados.

-En la Argentina, el público es muy exitista. El que no sabe de rugby ve que el seleccionado pierde todos los partidos y se desanima. ¿Qué opinás?
-Si se pierde con los mejores, se tiene que mejorar sí o sí. El que no sabe de rugby no se da cuenta de contra quiénes estamos jugando. Nosotros vamos perdiendo el miedo a ganarles a estos grandes equipos. En cuanto uno se descuida un poco en este campeonato, se come los 70 puntos como contra Sudáfrica en Soweto o los 50 puntos como locales contra Australia. Uno no puede desconcentrarse un segundo.

-Argentina seguramente tendrá un equipo propio en el torneo de los clubes de Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda en 2016. ¿Jugarías en una franquicia argentina del Súper Rugby de acá a dos años?
-Me gustaría. Que haya una franquicia que sea argentina es un paso muy grande para el rugby argentino. Hay que ver con los argentinos que juegan en Europa cómo será el cambio para poder volver.

Por: Hernan Alvarez / Foto: Alejandro Bosco