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Boca levantó una Copa que tuvo sabor a desahogo

Le ganó 2-1 a Racing la final de la Copa Argentina, con golazos de Silva y VIatri. El equipo de Falcioni desperdició muchas jugadas y sufrió hasta el final ante un Racing que se suicidó tácticamente.

Por Redacción EG ·

09 de agosto de 2012
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SAN JUAN (Enviado especial)- Hay que verlo a Schiavi levantando esa Copa. Hay que verlo a Silva, eufórico en el festejo. A Clemente desaforado. A Falcioni, con lágrimas. Hay que ver a todo Boca, hasta sus hinchas, festejando un título que llegó con un inusitado sabor a revancha, después de un par de meses llenos de golpes, lesiones, rumores y derrotas pesadas que amagaban a transformar el sueño de la triple corona en una pesadilla.

Boca venció 2-1 a Racing en un resultado que le quedó corto al trámite pero que le dio a la final en San Juan vibraciones únicas. Tuvo golazos de sus dos delanteros, Silva y Viatri. Tuvo aportes interesantes de Ustari y sólidas actuaciones de Schiavi y Caruzzo. Y tuvo un rival, Racing, cuyo técnico eligió los caminos de la desesperación a medida que pasaban los minutos. 

Racing jugó a todo o nada, sin matices. Que tras el descuento de Viola (en su último partido) haya llegado a tener una posibilidad de empate agónico es simplemente un milagro. Más delanteros entraban (terminó casi con un 3-2-5), más situaciones en contra les creaban los de Boca. Cada ataque, cada pelotazo largo para Viatri o Silva, era medio gol. Pero no pudo ser un gol completo: entre el travesaño, las milagrosas atajadas de Saja, la salvada en la línea de Cahais y la impericia de algunas malas decisiones producto de la desesperación por no liquidar, Racing llegó con vida hasta el último minuto de juego. Pero prácticamente con ningún tiro al arco.

Para Boca la Copa significa un aliciente de cara a este semestre que no había empezado bien, pero sobre todo, la seguridad de no haber hecho agua en los tres torneos que tan cerca estuvieron de ganar y que se les terminaron escurriendo de las manos en el momento cumbre. La Copa va a la Bombonera, el estadio que espera el primer partido del equipo desde la decisión de Riquelme. Al menos, habrá una vuelta olímpica para matizar la tristeza por el adiós de Román.

Martín Mazur