Descubriendo a...

Descubriendo a Carlos Luque

Antes de lucirse en el Mundial Sub 20 quiso volver a Córdoba, se probó en River y vivió con los Cardetti.

Por Redacción EG ·

04 de enero de 2012
Nota publicada en la edición noviembre 2011 de la Revista El Gráfico

Imagen "Con trabajo se me va a ir dando. Siempre quiero brindar lo mejor de mí", piensa el joven delantero de Colón, que tiene un futuro enorme.
"Con trabajo se me va a ir dando. Siempre quiero brindar lo mejor de mí", piensa el joven delantero de Colón, que tiene un futuro enorme.
“Si no te quedás en Santa Fe, volvés al tambo a ordeñar vacas y no me hablás más”, le decía José Luís Luque a su hijo Carlos Martín (o Martincito, como él lo llama) cada vez que el muchacho se quería volver a su casa en Las Varillas, Córdoba. Es que Martincito no terminaba de acostumbrarse a la vida en la pensión de Colón.

Nació el 1° de marzo de 1993, en Colonia San Bartolomé, un pueblito a 37 kilómetros de Las Varillas. Su papá, un exjugador, quería que estudiara, pero Martincito siguió sus pasos y se convirtió en wing izquierdo. Se formó en la Academia Duchini, y probó suerte en River, San Lorenzo y Lanús, pero no quedó en ninguno.

El destino le puso en el camino (literalmente) al papá de Martín Cardetti, quien levantó al suyo mientras hacía dedo en la ruta. Le contó a José Luís quién era su hijo, que estaba jugando en Colón, y le consiguió a Martincito una prueba en el club santafesino.

Tenía 14 años cuando Mario Sciaqua le dio el visto bueno y le pidió que volviera a la semana siguiente. Desde ese día, no lo dejaron ir. Vivió seis meses con los Cardetti, hasta que consiguió lugar en la pensión del club. Brilló en Inferiores y en Reserva, hasta que debutó en Primera el 13 de marzo de 2011 en la derrota ante Racing (0-4). Su punto de partida fue la goleada 3-0 frente a Huracán. Esa noche, el zurdo se lució y se llevó la ovación de las tribunas.

Poco después, Walter Perazzo lo citó para el Mundial Sub 20 de Colombia. Fue suplente en los primeros dos partidos, pero 10 minutos ante Inglaterra fueron suficientes para demostrar cómo podía desbordar y asistir magistralmente a sus compañeros. Fue titular ante Corea del Norte y brilló: metió el centro que derivó en el primer gol argentino.

Tras la eliminación ante Portugal, el balance arrojó que lo más positivo del equipo fue la explosión del jugador del Sabalero. Martincito, promesa de Colón, tiene destino europeo. Y está muy lejos de ordeñar vacas en el campo.

Por Alejandra Altamirano Halle