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Al borde del abismo

Por primera vez en más de tres décadas, Julio Grondona sintió que los clubes le daban la espalda y dio marcha atrás con el torneo de 38 equipos. Un gesto que tiene varias lecturas.

Por Elías Perugino ·

02 de agosto de 2011

Algunas reflexiones luego del abrupto retroceso de la AFA en el proyecto del campeonato de 38 equipos:
 
* Nunca, en sus 32 años de mandato, Julio Humberto Grondona apareció tan debilitado como ahora. Por primera vez, varios clubes no solo se le plantaron puertas para adentro, sino que también se animaron a ventilar sus posturas ante los medios. Entonces, en menos de una semana pasó del “ni loco doy un paso atrás” al “no tengo ningún interés en modificar nada”.
 
* Hábil como es, JHG prefirió dar marcha atrás ante la comprobación de que un pasito más podía depositarlo en… el abismo. Acostumbrado a ser la locomotora de todos los proyectos, esta vez sintió que los vagones se le descarrilaban y se alineaban en otro sentido.
 
* Abatido como pocas veces, molesto por sentirse “una feta de jamón”, JHG comprendió crudamente que su cargo está en peligro como nunca antes. Que la reelección en la asamblea de octubre puede correr riesgo. Si los clubes se animaron a serrucharle este proyecto, bien pueden aprovechar esa fuerza de bloque para ungir a otro candidato. Por eso dijo “hay que ver si estamos en octubre, hay que vivir el día a día”.
 
* Su vinculación con el Gobierno para el plan Fútbol Para Todos acaba de pasarle su primera gran factura. Activó y desactivó la idea a pedido del oficialismo, que pensó el megatorneo como una usina de votos para las elecciones nacionales –hinchas contentos, votantes felices- y ordenó recular para despegarse lo más rápido posible. De allí que JHG, su hijo y José Luis Meiszner hayan aparecido cuan bomberos de mangueras gigantescas para apagar el incendio provocado por el vocero Ernesto Cherquis Bialo, cuyo pecado fue decir la verdad –“Este quilombo no se armaba si River no descendía”- en un rol donde lo que se le reclama es comunicar un mensaje oficial, aunque ese mensaje no responda estrictamente a la verdad. Rehén de aquel acuerdo con el Gobierno, JHG puso la mejilla y se ligó todos los cachetazos.
 
* Ahora lo asalta otro temor a JHG: que desde el Gobierno consideren que su caída puede reportarle beneficios electorales. Y que el oficialismo pueda manipular a los dirigentes que decidirán su continuidad como él lo hizo en los últimos 32 años.
 
@PeruginoElias