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La ley de ring

A nadie le gusta, pero a veces toca a favor y otras, en contra. Como le ocurrió a Lucas Matthysse: el sábado ganó en el ring y perdió en las tarjetas.

Por Carlos Irusta ·

27 de junio de 2011

No puede ser, dice el aficionado anónimo que sigue el boxeo. No puede ser, decimos nosotros. No puede ser, dicen lo que presuntamente rigen al boxeo. Y... sí, puede ser, porque es. Si no, ¿Cómo se explica?
Desde que este cronista tiene uso de razón – bueno, es una manera de decir, usted nos entiende, ¿verdad? – fallos localistas hubo siempre. Todavía hoy, se discute que Nicolino Locche “no le ganó a nadie” en el Luna Park, porque siempre le regalaban las peleas (lo cual, por cierto, es una ligereza mayúscula).
Pero claro, hoy hay televisión. O mejor dicho, hace ya rato que hay televisión. Y entonces es más difícil la mentira.
Así, hace un tiempo lo robaron a Ulises Solís en Mar del Plata y le dieron la victoria a Luis Lazarte. Solís se quejó, hicieron la revancha y, aunque en esta segunda edición, Lazarte no hubiera merecido perder su corona mundial, lo dieron perdedor y listo. Se reparó la injusticia y el negocio siguió funcionando.
El sábado le volvió a tocar a Lucas Matthysse: primero peleó con Zab Judah y aunque había ventajas para él, lo dieron perdedor. Y ahora, ante Devon Alexander, pasó igual.
¿Quién tiene la culpa? El sistema, claro; se sabe que cuando se pelea con un campeón mundial, un local o el favorito del promotor, hay que hacer mucho más para ganar.
Cuando peleó con el puertorriqueño Cintrón, Maravilla Martínez lo tiró, el referí contó hasta diez... Y, sin embargo, la pelea siguió luego de un largo rato. Por lo menos, Maravilla la sacó barata, porque le dieron empate.
Alicia Ashley le había ganado a La Tigresa Acuña, pero se fue derrotada y así...
Mathysse no terminó de asegurar del todo la pelea. Hoy por hoy, el ejemplo sería Marcos Maidana, que tira golpes hasta el final, a veces sobre el límite mismo de sus propias fuerzas.
Pero no todos somos iguales; a Lucas le faltó ese final envuelto en llamas que le reclamábamos frente a la tele. Y, como la ley del ring es así, nos guste o no, perdió la pelea. Al menos en las tarjetas. El promotor Don King, festejó como nadie, ya que Devon Alexander, además, es pupilo suyo. Con lo cual, está todo dicho.