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Las verdades de Cappa

Razones y argumentos en esta lucha dramática de River contra el tiempo y los promedios.

Por Diego Borinsky ·

27 de septiembre de 2010
No tiene razón Angel Cappa cuando asegura que nadie juega mejor que River. O simplemente cuando asegura que River juega bien. Tampoco cuando afirma que lo pasó por arriba a Newell’s. Sí se comprende su calentura y la expresión del domingo a la noche en la conferencia de prensa: “Lo de Pompei fue horroroso”.
 
Los periodistas solemos decir, en aras de un equilibrio que viste bien ante las cámaras, que tal o cual árbitro dirigió muy mal un determinado partido pero que lo hizo igual para los dos y no influyó en el resultado. Es una manera sutil de opinar y no jugarse, de no quedar pegado con el quejón de turno. No es el caso de hoy: Pompei claramente perjudicó a River. No le cobró tres penales: 1) codazo de Gioda a Pavone en el primer tiempo; 2) sandwich a Funes Mori en el ST, entre Gioda que lo cargó ilícitamente desde atrás y el otro defensor que por las dudas lo cruzó del otro lado; 3) Patadón a Funes Mori en el ST por el otro sector, cuando un defensor de Quilmes intentó rechazar.
 
No conforme con no penar estas faltas, por la distancia que lo separaban de las jugadas, Juan Pablo Pompei cometió un error conceptual difícil de encontrar en un aprendiz de árbitro de primer grado, que fue el que encendió la crispación de Cappa: paró un avance de 2 contra 1 en tres cuartos de cancha, en el minuto 44, para amonestar a Morales, de Quilmes. Si esa jugada no terminaba en gol, finalizaba en tiro libre de último recurso y expulsión. Y en cualquier caso, el partido hubiera terminado con los hombres de River reteniendo el balón cerca del corner rival y lejos de Carrizo. Pompei no tiene argumento que lo salve. Aún si pensaba expulsar a Morales debió haber aplicado la ley de ventaja para River, porque el delantero cervecero jamás hubiera llegado a participar de esa maniobra; se encontraba a 30 metros de la pelota. Y, concluida la maniobra, ahí sí sancionar con tarjeta al futbolista de Quilmes.
 
Bien, entonces. Para explicar los dos puntos que River perdió y dejó de descontarle a todos los rivales de abajo (Quilmes, Olimpo, All Boys, Gimnasia, Huracán, Tigre, Arsenal y Racing, ninguno de ellos ganó), va este pequeño ranking de responsabilidades: 1°) La pésima actuación de Pompei; 2°) El error de Carrizo en no salir y pegarle un puñetazo a un centro que cayó en su área chica (¿quién puede criticarlo después de los puntos que ganó ante Tigre, Independiente y Arsenal); 3°) La impericia de Funes Mori, a quien no se lo puede martirizar tampoco porque le dio al menos 4 puntos a River en partidos absolutamente cerrados (vs. Tigre y vs. Arsenal, sendos 1-0 con goles suyos).
 
Validada las razones de Cappa, algunos apuntes finales vinculados al dramático momento que vive River.
 
1) Basta de hablar de la tabla de arriba. Hasta que River no supere al menos a seis rivales en la tabla de los promedios (los tres ascendidos más otros tres), debería prohibirse la palabra “campeonato” o “clasificación a la Copa Libertadores” para toda la comunidad riverplatense. Eso confunde. Pavone no puede decir: “Es una pena que no ganamos para acercarnos a la punta”. No. Pavone debería haber dicho: “Es una pena que no ganamos porque nos hubiéramos acercado un poco más a todos los que pelean con los promedios”. La gente de River no tiene que hacer fuerza por All Boys en su duelo con Estudiantes para así poder llegar a la punta por la caída del líder. No. La gente de River debe desear que All Boys, como Olimpo y Quilmes y Huracán y Tigre y Arsenal y Gimnasia y Racing pierdan todos los partidos (o que empaten si juegan entre ellos), para así poder respirar con el descenso. Vale recordarlo: River suma 33 campeonatos en la era profesional, le lleva 10 de ventaja a Boca. Un título más o menos no le cambia la vida. Un descenso, sí. Sólo River, Boca e Independiente jamás bajaron a segunda. No es por teñir de dramatismo la situación ni tampoco es cuestión de exagerar la influencia de una pelotita en el humor diario de un futbolero y en la vida de las personas, pero si River llega a irse al descenso, más de 10 millones de hinchas deberán sacar un boleto a la Luna, Marte o alrededores.
 
2) Erik Lamela es un crack. Su aparición puede aportarle muchas soluciones a Cappa. River apuesta a jugar con el balón, a tratarlo bien, a elaborar la acción con pases y más pases, pero termina haciéndose demasiado lento y previsible, mientras sus rivales de ocasión se acomodan y aprietan en media cancha. El zurdito con movimientos de Fernando Redondo le cambia el ritmo a la jugada, provoca la aceleración que falta gracias a una zancada impactante. Se notó contra Quilmes en un par de arranques. Además, traba y quita, e inicia así un contraataque. Falló el domingo en cometer una falta infantil que derivó en el empate y supuestamente en perder la marca de Caneo. Son pecados de juventud, pero Lamela puede brindarle a River el salto de calidad y el revulsivo que anda buscando Cappa. De hecho, ante Quilmes y con su presencia, River jugó los mejores minutos de este campeonato.
 
3) La pelea por el descenso será ardua y hasta el final del próximo torneo. Quienes pensaban que en un par de jornadas River le escaparía a la zona roja, estaban muy confundidos. Ya se consumó algo más que un quinto de la temporada (8 fechas de 38), River le ganó a Tigre y a Huracán y sigue mirando de lejos a casi todos. Todavía no jugó con Boca ni con San Lorenzo ni con Estudiantes ni con Banfield. Hoy sólo tiene a Quilmes y Olimpo abajo, con la necesaria aclaración de considerar que si los recién ascendidos ganan 3 partidos seguidos, lo pasarán en el promedio. All Boys se hizo fuerte en su cancha y también afuera y tiene menos puntos de los que merece. Gimnasia completará su partido suspendido este miércoles ante Estudiantes y, si empata, queda igual que River. Considerando que el Lobo no tiene nombres ni funcionamiento, que se arrastra por el campeonato, River debería superarlo y darle alcance a Huracán, que hoy está a 6 puntos en la maldita tabla, para dejar atrás a cuatro equipos y salir de la promoción. Pero 6 puntos no se descuentan así nomás. Tigre parece haber superado la tormenta y Caruso es un bicho del ascenso, sacapuntos a morir. Tiene muy claro qué quiere en cada partido y difícilmente deje puntos sencillos en el camino. Y Arsenal está bien armado, y este de verdad corre con el caballo del comisario.
 
4) El panorama no es sencillo, por eso toda la comunidad riverplatense debe ser consciente de por qué está jugando. Y también debe saber que las soluciones mágicas y los árbitros que con alguna “manito” van a ayudar a River para que no baje, no existen. Juan Pablo Pompei es el mejor ejemplo.