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Igual que en el 78
Las Leonas son campeonas del mundo. Vencieron 3 a 1 a Holanda, igual resultado e igual seleccionado rival que los hombres de Menotti enfrentaron hace 32 años en la cancha de River. Una diferencia notable: este título se celebró en democracia.
Por Carlos Poggi ·
11 de septiembre de 2010
No era Kempes, era Sole García. No estaba Fillol, pero sí Belén Succi. Ni Luque ni Bertoni, Aymar y Rebecchi. Aquellos primeros campeones mundiales de fútbol era los leones de Menotti, estas bicampeonas del mundo son las Leonas de Retegui como antes lo fueron de Vigil. Un mismo resultado frente a un mismo rival les otorgó gloriosas similitudes. Aquel 3-1 ante Holanda en la cancha de River fue apoteótico aunque en el palco y en la Rosada hubiera militares y no gobernantes de civil. En este Rosario, del 11 de septiembre, las maestras argentinas del hóckey sobre césped escribieron su propia página de gloria en el Día del Maestro y en democracia.
Fue conmovedor el lespectáculo en el mundialista de Ludueña. Desde el entorno con un público enfervorizado hasta las lágrimas de las Leonas cuando se escuchaban los acordes del Himno Nacional. Clima de final, clima de juego de campeoneas. Jerarquía para definir y ovarios para defender en los momentos complicados que no fueron pocos. Rebecchi y Barrionuevo fueron decisivas para redondear un resultado tal vez soñado pero difícil de conseguir en la cancha. La arquera Succi fue aquel Fillol monumental del 78, y Luciana Aymar sin lucir en lo individual se mostró, sin egoísmos, para dar una mano donde hiciera falta. Trabajo de equipo que le dicen.
Holanda fue el rival esperado y por serlo, el triunfo vale el doble o el triple. Las Leonas fueron unas fieras y se quedaron merecidamente con la coronación. Y está claro que el recambio no afecta el espíritu de un equipo que ha hecho historia. Campeoneas del mundo y símbolos deportivos indudables, estas mujeres argentinas han dejado una marca. Indeleble, por cierto.
Fue conmovedor el lespectáculo en el mundialista de Ludueña. Desde el entorno con un público enfervorizado hasta las lágrimas de las Leonas cuando se escuchaban los acordes del Himno Nacional. Clima de final, clima de juego de campeoneas. Jerarquía para definir y ovarios para defender en los momentos complicados que no fueron pocos. Rebecchi y Barrionuevo fueron decisivas para redondear un resultado tal vez soñado pero difícil de conseguir en la cancha. La arquera Succi fue aquel Fillol monumental del 78, y Luciana Aymar sin lucir en lo individual se mostró, sin egoísmos, para dar una mano donde hiciera falta. Trabajo de equipo que le dicen.
Holanda fue el rival esperado y por serlo, el triunfo vale el doble o el triple. Las Leonas fueron unas fieras y se quedaron merecidamente con la coronación. Y está claro que el recambio no afecta el espíritu de un equipo que ha hecho historia. Campeoneas del mundo y símbolos deportivos indudables, estas mujeres argentinas han dejado una marca. Indeleble, por cierto.
