¡Habla memoria!

Los Pericos, fiesta de un fútbol ritual

La banda de reggae más popular de la Argentina lleva ya 23 años sobre los escenarios y sus integrantes tienen idea de celebrar el acontecimiento jugando un torneo de papi con otros grupos. Más allá de que reconocen que no tienen un gran equipo, se le animan a cualquiera porque les sobra optimismo.

Por Redacción EG ·

05 de febrero de 2010

eNota publicada en la edición enero 2010 de la revista El Gráfico.

CAE LA TARDE en Robledo Sound Machine, el estudio de grabación del barrio porteño de Núñez de donde surgen los primeros acordes de la mayoría de los temas de Los Pericos. Allí esperan los integrantes de la banda, que están preparados para una charla intensa sobre fútbol. Willie Valentinis, el guitarrista, tiene puesta su camiseta de River y es el blanco de las preguntas sobre las elecciones realizadas en el club, tema que resume con la frase “En River sobran dirigentes” y corta súbitamente cuando aparece Marcelo Blanco, percusionista del grupo, quien llega enfundado en los colores de Boca, y con un autógrafo de Martín Palermo estampado sobre la tela. “Hace un tiempo lo insultabas, decías que se tenía que retirar, ahora te sacás fotos con esa camiseta”, lo provoca Valentinis. El recién llegado no les hace caso a las burlas y saluda. Mientras tanto, Juanchi Baleirón (voz y guitarras), Gastón Gonçalves (bajo), Horacio Avendaño (saxo) y el Topo Raiman (batería) se enganchan en el debate futbolero, pero aprovechan la reunión para definir detalles de los próximos conciertos y el nuevo material del grupo. También avisan que Diego Blanco, tecladista y fana de River, no va a poder venir a la reunión.

Horacio abre un paquete y se encuentra con la nueva camiseta del Rojo, la elogia y recibe una catarata de gastadas. No sólo lo discriminan por ser el único de los siete integrantes del grupo que no es ni de River ni de Boca, también lo tildan -cariñosamente- de ser el “mufa” de la Selección Argentina. No es para menos, el 5 de septiembre, día de su cumpleaños siempre fue un día nefasto para el equipo argentino. “Coincidió con el 5 a 0 ante Colombia… el último fue el 3 a 1 frente a Brasil. Yo avisé… Antes del partido en Rosario dije que la Argentina iba a perder”, se exculpa.

Todavía no terminaron de sacarse las fotos y ya comienzan a contar sus mejores anécdotas relacionadas con el mundo de la pelota. La primera, justamente, tiene que ver con la Selección. “Esta fue terrible, estábamos en el aeropuerto de Colombia, sentados en un bar, el día que Palermo erró los tres penales. Obviamente, en ese lugar eran todos colombianos. Nosotros como buenos argentinos, bien agrandados, los cargábamos. Cuando dan el primer penal para la Argentina, les gritábamos: ‘Eh, vamos Argentina, colombianos putos’. Patea Palermo y lo erra. Ahí, nos entraron a cargar ellos.

Después del primer gol de Colombia, nos comimos otra gastada. Con el otro penal, les hicimos lo mismo y así sucesivamente. No sabés el gaste que nos comimos gracias al divino de Palermo”, rememora Willy, mientras le tira una mirada fulminante a Marcelo, que termina de posar orgulloso con la camiseta firmada por el goleador.

El resto de los hinchas de Boca –Juanchi, Gastón y Marcelo– le insisten a Horacio para que relate cómo fue su visita al estadio de Independiente y logran que cuente lo que no quería revelar. “Uh, fue terrible. Yo quería ver las copas y algunas ni estaban en las vitrinas. ¡Las sacaban de cajas de galletitas Bagley!
Vaya a saber cuándo se volverá a ganar una de esas, no las pueden guardar así…”, se queja el saxofonista.

Si Horacio tiene que elegir entre River o Boca, inclina la balanza para el lado del equipo de Núñez. “Es por tradición futbolística”, expone como motivo y, al toque, entona el cantito “Alonsooooo, Bochiiiiini, Alonsooooo, Bochiiiiini”. También avisa que el Tolo Gallego, técnico de Independiente, va a hacer una buena campaña: “No digo que va a ganar el campeonato, pero seguro que va a llegar lejos. El equipo se despertó. Independiente es un club con historia. Tuvo a Bochini, a Bertoni, a Pavoni, a Erico. Ahora tenemos a Mareque, al Cuqui, y al Patito Rodríguez, que es un buen proyecto”, analiza entre risas. “Ah, también está Lucas, mi gato, que se llama así por Pusineri. Le puse así porque me lo regalaron justo cuando Pusi había hecho el gol del empate contra Boca, en 2002. Un día me lo encontré y le conté que tenía un gato que llevaba su nombre y se mató de risa”, asegura Horacio.

@fotoD@Juanchi aprovecha para mencionar otra historia para el recuerdo. “¡Pobre Bochini, el día que nos vino a ver a los camarines después de un recital! Me acuerdo de que él quería conocernos y Horacio se le tiró encima para abrazarlo cuando lo vio y le decía ‘Bochaaaaaaaa, Bochaaaa, sos un maestro’. Se asustó, porque no se la veía venir”, relata la voz principal de la banda. Horacio sale rápido de un viejo carrito de supermercados en el que se ubicó para las fotos y representa el momento del encuentro tan emotivo con Bochini.

“Muchas veces nos cruzamos con futbolistas. Nos pasó de compartir hotel con los jugadores de la época grossa del seleccionado colombiano, como Higuita y Valderrama, y nos quedábamos charlando durante horas”, agrega Willie. Lo cierto es que ninguno de los chicos de Los Pericos es muy deportista. Willie fue el único que jugó al fútbol durante su infancia y, según él, tuvo chances de llegar lejos. “Me fui a probar a River, entré al equipo C, que era como una Reserva. A algunos los fueron echando, un solo compañero pasó al A. En un momento quedé yo solo, y me fui. No tenía ese fanatismo por el fútbol. Igual, hoy podría ser el técnico de River, porque Astrada jugó en mi puesto, y además, nació en el mismo mes y año que yo”, bromea el guitarrista.

GROUPIES VS BOTINERAS
Aunque todos los integrantes de la banda portan anillos de casados y ya no están “de levante” como en los 80, se animan a hablar de las groupies y las diferencias con las botineras. “Tienen algo en común entre ellas, es la curiosidad por el músico o por el futbolista. Aunque la diferencia entre nosotros y los futbolistas es que ellos tienen más fama, más plata, más mujeres, más físico y más entrenamiento”, bromea Willie.

Juanchi mete su lema “Las groupies son las mamás de las botineras” y explica que la groupies son una especie de animal en extinción: “Debe haber muy pocas groupies. Encima, las botineras, como las que andan por Esperanto tratando de enganchar a algún jugador, son mucho más peligrosas”, sintetiza el productor de varios músicos reconocidos de nuestro país.

“La botinera sale con el 3 de Banfield, porque sabe que al pibe lo van a vender al equipo B de Rumania y se va a llenar de billetes. En cambio, las groupies buscan por otra cosa, quizás se enganchó porque te vio tocar. Tiene tu foto, se sabe las letras y es más romántica. Las botineras van a los bifes”, declara Horacio.

Willie lo corta y enuncia un concepto básico del diccionario de los rockeros. “La groupie era la mina que se enfiestaba con toda la banda y se iba de gira. No se quería casar. Estaba con uno, mañana con el otro, y pasado con otro diferente. Por eso es groupie, la botinera quiere enganchar a uno para casarse y salvarse. La mina no es fan del futbolista. No le importa si juega al papi o si el flaco está en Boca”, aclara.

Todos coinciden en que el futbolista ve la vida de manera muy diferente al músico. “Nosotros no tenemos fecha de caducidad. Ninguno de nosotros tiene edad para ser futbolista, lo que sí tenemos es 23 años de trayectoria y podemos tener 20 más. Pero ellos, a los 34 o a los 35 años tienen que pensar en el retiro. Se les da todo muy rápido y en un ambiente más competitivo. Para nosotros, hoy puede vender más discos otro grupo y no nos mata, no es lo mismo que venga un pibe de 18 años, te saque el puesto y no juegues ni en la Reserva. O no le gustes a un DT y te mande a jugar a Defensores de Belgrano”, cierra el verborrágico guitarrista.

“Lo dice la famosa frase ‘Billetera mata galán’. Que no se arruinen la vida, que se dejen de joder con esas minas”, aconseja Horacio. Está claro. A las botineras les queda poco tiempo para hacer negocios (siempre y cuando los futbolistas escuchen el mensaje del saxofonista). El round número uno lo ganaron las groupies.

PERICOS FUTBOLEROS
El nexo musical entre Los Pericos y las hinchadas comenzó hace muchísimo tiempo, cuando los fanáticos de San Lorenzo –conocidos por sus ingeniosas canciones– versionaron algunos de los primeros temas de la banda. “La primera que escuchamos era muy fuerte. La Butteler (un sector de la hinchada cuerva) reemplazó el estribillo de uno de nuestros primeros temas con nombres de varias drogas: marihuana, cocaína y LSD. Igual, nos gusta mucho escuchar adaptaciones de nuestros temas en la cancha. Significa que son tan populares que la gente los toma como propios. Es grosso”, define Juanchi.

Después de casi tres mil presentaciones, Los Pericos destacan que nunca sintieron haber perdido por goleada, ni siquiera en sus primeros recitales. “Quizás alguna vez tuvimos que tocar en un festival con mucha concurrencia de heavy metals, o compartimos escenario con Rata Blanca. Pero, por suerte, siempre nos trataron muy bien. Hasta en Europa, donde nos tocó presentarnos antes de Beck o de Sonic Youth, que tienen estilos diferentes al nuestro, el público nos recibió perfecto y se enganchó con nuestros temas”, define Willie.

SE VIENE EL DESAFIO
Cincuenta chicos de Talar de Pacheco formaron La Doce Perica, una banda de fanáticos que sigue a Los Pericos desde hace más de 15 años y no falta nunca a un recital del grupo. Antes iban solos, pero ahora van con sus hijos. Estos muchachos les hicieron el aguante a Los Pericos, en un torneo de bandas que se hizo hace unos años. “No pudimos ganar, pero los chicos nos dieron una mano para no perder por paliza”, rememora Juanchi.

“Es muy divertido ver un partido nuestro, porque nadie entiende nada de fútbol ni tiene una visión conceptual de cómo debe jugarse a la pelota”, comenta Willie. Aunque en el puesto más ingrato de todos, el arco, Los Pericos tienen dos variantes. “Somos el único equipo con dos arqueros, no rotamos, ¡dos de siete juegan de arqueros!”, observa Juanchi.

Pasó un año desde la última vez que participaron en un picadito. En esa oportunidad, jugaron contra los chicos del programa de televisión Hay Equipo. “Estuvimos bastante bien los primeros 20 minutos, aguantando el 0 a 0. Después, cuando nos empezaron a hacer un par de goles, ellos pusieron a atajar a los más malos de su equipo para hacer un poco más entretenida la cosa”, cuenta Horacio, uno de los arqueros del equipo, que rememoró nostálgicamente uno de sus goles en un partido reciente. “Salí del arco, dejé a varios en el camino y metí un golazo”, detalla con una sonrisa en el rostro, hasta que lo corta Willie. “Sos el arquero con más salida del mundo, pero te comés un montón de goles. Esa jugada te salió una vez después de 20 intentos. Así cualquiera”, lo chicanea el guitarrista.

“No soy Messi. Acordate de que cuando buscó club acá para que le cubrieran las inyecciones famosas de los mil dólares, tu equipo le dijo que no. ¡Qué visionarios!”, devuelve el saxofonista. Dice que su seudónimo es Libélula y revela ser el arquero que usa más metros de vendas: “Me pongo en las muñecas, los dedos, los tobillos y las rodillas, parezco la Momia”.

Los Pericos aseguran que empezaron a entrenarse para competir con otros grupos musicales, ya que la Bersuit había organizado una competencia que después no se hizo. “Una pena, ya teníamos la pelota y nos habíamos comprado hasta los botines”. El cantante de la banda también recibe la mirada crítica de los muchachos: “Juanchi es un defensor pum para arriba, apenas tiene la pelota, la rechaza”, coinciden Horacio y Willie.

La banda de reggae más importante de la Argentina cumplió 23 años y El Gráfico les propuso organizar un torneo de bandas para festejar este nuevo año de vida. Los Pericos no se achican, y aceptan el desafío. Horacio, ya comienza a vendarse…

Por Alejandra Altamirano Halle / Foto: Jorge Dominelli.