Argentinos en el exterior

"Terminé la secundaria en Bélgica"

El fútbol llevó a Dario Soraire desde su Salta natal hacia Bélgica cuando tenía 17 años. En el presente juega en el Differdange, de la Primera de Luxemburgo pero además necesita trabajar.

Por Redacción EG ·

02 de febrero de 2010
Es uno de esos enganches que únicamente puede generar el fútbol argentino. Dario Soraire luce con orgullo la camiseta número 10, en las lejanas y frías tierras de Luxemburgo. Nació en Rosario de La Frontera, Salta, tiene 31 años y lleva 14 viviendo en Europa.

Imagen ES ENGANCHE aunque se diga que en Europa ya se juega sin el típico 10, Soraire lo luce como buen argentino.
ES ENGANCHE aunque se diga que en Europa ya se juega sin el típico 10, Soraire lo luce como buen argentino.
-¿Cómo surgió la posibilidad de emigrar a Europa?
-Yo tenía 17 años y jugaba en el Hispano Argentino, un club de Salta. En ese entonces, Mario Mendoza (un futbolista argentino) que se encontraba jugando en Bélgica iba a mirar jugadores al Norte del país para acercarlos a diferentes clubes. Así llegué al Royal Excelsior Virton, de tercera división, donde empecé en la reserva y jugué algunos partidos. Estaba con otros dos chicos argentinos que venían de mi ciudad (Marcelo Lobo y Miguel Nadal). Ellos se fueron a Francia y yo pasé al Arlon, donde estuve cuatro años.

-¿Como hacías para relacionarte con el director técnico y con tus compañeros? Me imagino que no entendías nada. ¿Apenas llegaste, te pusiste a estudiar el idioma?
-Al principio no entendía nada. Pero cuando daban un ejercicio esperaba para ver lo que hacían los demás. O sino también usábamos lenguaje de señas (risas). Con respecto a estudiar, era algo que no me gustaba mucho, pero hice un curso de 6 meses para aprender francés y después entré a un colegio y terminé la secundaria en Bélgica. En Salta, había hecho hasta tercer año. No me pude ir de viaje de egresados porque tenía que jugar al fútbol.

-¿Por allá también se estila ir de viaje de egresados? En Argentina muchos van a Bariloche, ¿en Bélgica qué hacen?
-Suelen ir por Alemania o Francia, que quedan muy cerca. Incluso ahora desde Luxemburgo estoy a 5 minutos de la frontera francesa. Por eso pude ir a conocer y recorrer. Es todo muy lindo.

-¿Cómo fue el paso de un club a otro y la mudanza?
-Había venido otro chico de Buenos Aires (también el contacto había sido a través de Mario Mendoza) y se fue a probar al Petange, un equipo de la Segunda División de Luxemburgo que tenía como objetivo ascender. Yo justo lo acompañé y los dirigentes querían más jugadores. Me sedujo porque tenían la aspiración de subir. Estuve a prueba una semana, entrenando y al poco tiempo firmé contrato por 2 años.

Imagen EN LA NIEVE también se juega. El invierno en Luxemburgo es crudo.
EN LA NIEVE también se juega. El invierno en Luxemburgo es crudo.
-¿Cómo te fue? ¿Lograron el objetivo?
-Muy bien. Sí, ascendimos a Primera y además salimos campeones de la Copa local, en el 2005. Es igual que como en España, que se juega la Copa del Rey. La final la ganamos 5 a 0 y yo metí un gol. Después, de 4 años pasé al Differdange, donde estoy actualmente.

-¿Y que tal el nuevo equipo?
-Es uno de los cuatro clubes más grandes de Luxemburgo. El primer año metí 10 goles, el equipo terminó segundo y clasificamos directo a la pre-UEFA. Lamentablemente nos tocó con el Slovan Bratislava, y perdimos 2-0 de locales y 3-0 en Eslovaquia. Al año siguiente salimos quintos en la Liga y el año pasado volvimos a finalizar segundos. En julio jugamos la UEFA con el Rijeka, de Croacia. En casa ganamos 1-0, pero de visistante no nos fue tan bien (3-0 abajo).

-¿Cómo te arreglás con el tema económico?
-Los equipos son semi profesionales acá. O sea que no te alcanza el sueldo. Pero los dirigentes son muy buenos, se preocupan en que estés bien y me consiguieron un trabajo en una fábrica de ventanas. Trabajo a la mañana y entreno a la tarde.

Imagen EL FÚTBOL lo llevó a conocer gran parte de Europa.
EL FÚTBOL lo llevó a conocer gran parte de Europa.
-¿Es linda la ciudad? ¿Los edificios tienen un estilo francés? ¿Cómo es la gente?
-Se parece más a Alemania. Las personas son un poco más frías, no como los argentinos que nos juntamos a tomar mate. Ellos viven para el trabajo, para pagar sus casas y sus autos.

-¿Y los hinchas? ¿Van a la cancha?
-Sí, en partidos importantes hay 3 mil personas. Pero no son tan fanáticos. Las canchas no tienen alambrados, igual que Inglaterra, y la gente es muy respetuosa.

-¿Se extraña mucho? ¿Estuviste de visita?
-Claro. Para las fiestas vuelvo para mis pagos. Estoy acostumbrado pero se extraña la familia, la pesca, que es una actividad que me gusta mucho. Acá no hay mucho para hacer. Ahora que estamos en receso por el invierno, con cinco grados bajos cero y está nevando mucho, nos dan libres los fines de semana. Entonces aprovecho para juntarme a tomar mate o a comer un asado con Mario (Mendoza), que es un amigo. Recién el 26 de febrero comienza de vuelta la temporada, con la Copa de Luxemburgo.

Imagen UN CAMPEÓN, con uno de sus hijos en brazos.
UN CAMPEÓN, con uno de sus hijos en brazos.
-En Luxemburgo, ¿con quienes estás?
-Con mi señora Griselda y mis dos hijos. El mayor es Martiniano, de 5 años, y el menor se llama Torsten y tiene un año y medio. Mi mujer me ayuda mucho y está contenta. Además, mi contrato se termina en Junio y, como ya se habla de que me van a renovar, le pedí a los dirigentes que le encuentren un trabajo a ella.

-¿Entonces no estás planeando volver en el futuro?
-Por el momento estamos pensando en los chicos. Mi hijo mayor ya va a la escuela y le sirve porque, además del idioma luxemburgués, aprende francés y alemán. Entonces lo ideal sería que terminen el colegio y cuando crezcan, con mi señora volveríamos y ellos decidirán que quieren hacer.

-¿Tenés recuerdos de algo gracioso que te haya pasado en este tiempo que llevás allá?
-Sí, estando en el Virton, en un partido de reserva, cuando recién había llegado, un jugador belga me insulta pero, como él hablaba en francés, yo no entendía nada. Otro chico que había ido con nosotros, manejaba un poco el idioma y reacciona. Ahí se armó una pelea camino al vestuario, el árbitro ni se enteró, pero el entrenador se enojó con nosotros y decía que había que ir a pedirle disculpas a los del otro equipo porque no correspondía reaccionar así.

Por Gabriel Carrizo Koren