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Como cualquier ser humano

Los grandes tenistas que durmieron en hoteles malos, viajaron en clase turista, recibieron propuestas de matrimonio en medio de un partido y no fueron reconocidos, cuentan sus mejores historias.

Por Redacción EG ·

28 de agosto de 2009
Los jugadores de tenis, como cualquier deportista, han pasado por situaciones que han quedado para la historia. Así han pasado por malas experiencias como dormir en hoteles de pésimo nivel, soportar un largo viaje en clase económica, ser confundidos con alguno de sus colegas, verse amenazados por un zapatero o recibir una propuesta de matrimonio en pleno partido. Aquí les dejamos algunas anécdotas para que se entretengan.

No por ser millonarios y famosos, los tenistas viajan con una troupe de colaboradores. Muchos saben que contar con muchos acompañantes, podría llamar la atención de la gente. Por eso, la mayoría de los profesionales prefiere mantenerse en el anonimato; lo que, a veces, puede traer serios inconvenientes.

Nuestra primera historia tiene como protagonistas a James Blake y Tommy Haas, quienes pasaron una noche muy agitada, horas antes de presentarse en un torneo.  
Imagen DAVYDENKO, FEDERER, HAAS, BLAKE, GRAFF Y STEPANEK acumulan historias muy divertidas.
DAVYDENKO, FEDERER, HAAS, BLAKE, GRAFF Y STEPANEK acumulan historias muy divertidas.

El alemán contó que para una competición en Montreal, llegó con su compañero estadounidense a un hotel –cuando el reloj decretaba las 2 y media de la mañana- por un retraso en el vuelo.

“A esa hora no había nadie en el lobby para llevar las valijas y tuvimos que cargarlas hasta el ascensor, para descubrir que no funcionaba, y tener que subir por las escaleras con todo el equipaje. Al día siguiente, directamente, nos cambiamos de hotel”, rememoró Haas. El mismo que intentó utilizar su fama para que lo atendieran rápido en un restaurante de Florida y el tiro le salió por la culata. Se identificó ante una camarera para que le tomase su pedido, quien no le creyó ni lo tomó en serio hasta que tuvo que mostrarle su registro de conducir.

Otro que ha tenido muy mala suerte con la elección del hotel, fue Radek Stepanek. “Hace siete u ocho años jugué un challenger en la India. En la puerta de mi habitación había un hueco enorme y cuando me desperté por la mañana encontré dos o tres animales bajo mi cama. No fue una experiencia para nada agradable”, comentó, sin siquiera un poco de nostalgia, el checo.

Muchas veces la gente ve un rostro familiar, reconocen que es alguien famoso, pero no están muy seguros de quién es. Pero, ante la duda, le piden una foto y también una firmita para el recuerdo. Nikolay Davydenko contó que lo confunden con su colega el croata Ivan Ljubicic.  “Tal vez porque ambos somos calvos”, bromeó el ruso. El número 8 del ranking de ATP contó las desventajas que le trajo no haber viajado en jets privados. “En una ocasión me puse una gorra y anteojos de sol y viajé de Moscú a Alemania en clase turista, para ir de incógnito y poder dormir tranquilo. Una azafata me reconoció y se lo dijo al capitán. Me pasé todo el vuelo firmando autógrafos”, agregó Davydenko.

En 2004, al año siguiente de haberse consagrado en Flushing Meadows, Roger Federer tuvo serios inconvenientes para ingresar a la zona de los tenistas, porque no tenía su credencial. En el apuro por llegar a tiempo al partido, el número uno del mundo dejó olvidada su credencial en el hotel. Al llegar a la entrada para los deportistas y no contar con su acreditación correspondiente, no lo dejaron entrar. “Alguien de mi entorno dijo quien era, pero la señora que estaba a cargo me mostró el escáner y respondió: 'Lo siento, esto es para plástico, no para rostros', y tuve que regresar a buscar la credencial”, contó el suizo.

Steffi Graff, tan seria como Federer, protagonizó en 1996 una anécdota muy graciosa.  En Wimbledon, durante una semifinal contra la japonesa Kimiko Date, un espectador aprovechó el silencio que se había generado antes del saque de la alemana y le gritó si se quería casar con él. La actual esposa de André Agassi se preparó para sacar, picó la pelota contra el suelo, y le contestó a su admirador: “¿Cuánto dinero tienes?”. La fama consigue seguidores incondicionales.

El tenista argentino Mariano Zabaleta dijo que tiene mil historias chistosas para contar, pero calificó como la mejor cuando estuvo a punto de ser golpeado por un zapatero italiano. El conductor de Tennis Pro había ingresado al local de la ciudad de Biella, junto a Juan Mónaco y Gustavo Marcaccio para arreglar un par de zapatillas. El hombre se enojó porque lo estaban filmando y los sacó del local amenazándolos con un palo. Cuando intentaron reingresar al negocio, el zapatero volvió a amenazarlos e intento pegarles nuevamente.


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