Las Entrevistas de El Gráfico

Maxi Moralez, talento en frasco chico

Se formó en las turbulencias de Racing, salió ileso del fútbol ruso y llegó al paraíso de Vélez para seducir con toda la dimensión de su fútbol. Un gigante de talle small.

Por Redacción EG ·

12 de junio de 2009

Nota publicada en la edición de mayo de 2009.

AUNQUE Campagnuolo solía decirle Pulgarcito, este pibe es Astroboy. Imposible no asociar su figura con la imagen del dibujito animado japonés, “átomo, el brazo poderoso”, el chiquitín que salía disparado hacia el cielo, pionero en el arte de entretener desde la pantalla chica (1952). El peinado, con ese jopo negro en forma de montañita que crece en el medio de su cabeza, pone a Maximiliano Moralez a la par del personaje de historieta.

“Ni lo conozco a Astroboy”, responderá Maxi ante las comparaciones. Y es lógico, porque al fin de cuentas el 10 de Vélez es hijo de la modernidad, que tiene a la Play Station como ícono del divertimento antes que cualquier otra actividad. Y en la Play parece que exhibe un talento similar al que desempolva en los campos de juego. De hecho, en el Mundial Sub 20 de Canadá 2007 le pasó el trapo a todos, incluido a otro peso-pesado como el Kun Agüero. Le falta medirse con un tal Messi.

Imagen Maxi Moralez, 22 años, en Vélez desde enero de 2009 (Foto: Alejandro Chaskielberg)
Maxi Moralez, 22 años, en Vélez desde enero de 2009 (Foto: Alejandro Chaskielberg)
Puede parecer una obviedad, pero si Maxi asombra desde la platea por su mínima envergadura, tenerlo enfrente en proceso de desvestido para colocarse la camiseta de Vélez y arrancar con la producción fotográfica, realmente lleva a pensar que el fútbol es un juego casi perfecto que no discrimina. De otro modo, no puede entenderse que semejante cuerpito de 160 centímetros y 53 kilos pueda competir de igual a igual contra otros que lo duplican en peso. Y que incluso termine poniéndolos en ridículo.

-¿En tu familia son todos chiquitos?
-Mi vieja y mis hermanas, sí; mi viejo más o menos.
-¿Te acomplejó alguna vez el tema?
-No me molestó ni me perjudicó, todo lo que conseguí en el fútbol lo hice así, con esta altura. Y creo que mal no me fue. Siempre tuve técnicos a quienes no les importó el tamaño, se fijaban sólo en lo futbolístico y por eso nunca me complicó el tema.
-¿Tuviste problemas de crecimiento como Messi?
-No, lo que sí recuerdo es que al poco tiempo de estar en Buenos Aires hicimos unos estudios para ver si había algo, pero quedó en la nada.
-¿Desde pibe fuiste bajito?
-Siempre, no es que era alto y en un momento dejé de crecer, para nada (risas).
-¿Conocés alguno más chiquito que vos?
-Con Diego (Buonanotte) estamos ahí, palo y palo.

TIENE HUMOR Frasquito Moralez, aunque por momentos lo disimule su gran timidez. Si bien a la hora de hablar de fútbol suele hacerle honor a su estatura (respuestas cortas), también puede destaparse, como lo hizo en “Animales Sueltos”, el programa de Alejandro Fantino, develando algunas de sus fantasías sexuales felizmente cumplidas.

“Moralez es acentuando en la a, no sé porqué lo ponen en la e”, se queja y aclara, antes de empezar a revivir su historia personal. “Acentuado en la a y con z final. Desde chico, cada vez que me preguntaban mi apellido decía: ‘Morales con z, me llamo Moralez con z’, como si ‘con z’ fuera un segundo apellido”, sonríe.

Hijo de un albañil y de una ama de casa, criado en una familia humilde junto a tres hermanas mujeres, Maxi es de Granadero Baigorria, en las afueras de Rosario, aunque creció en Fray Luis Beltrán, otra localidad cercana, donde sigue viviendo su familia.

“Mi equipo de barrio era Villa Felisa –evoca–, ahí jugaba en cancha de once en la Liga Sanlorencina. Un día me preguntaron si quería ir a una prueba para Racing que se hacía en San Lorenzo, la ciudad de donde es Mascherano. Tenía 13 años y fui con dos primos, pero más que nada para joder un rato, para no tener que ir al entrenamiento en mi club, jamás me imaginé que podía quedar. Mis primos no quisieron probarse, y eso que jugaban muy bien. Recuerdo que había muchos chicos, como 150, y probaban todo el día. Yo fui en bicicleta desde casa. Jugué un rato, de enganche, y me las rebusqué, sobre todo porque no conocía a nadie y en esas pruebas nadie te la quiere pasar. Volví a casa tranquilo, tampoco tenía esperanzas con tantos chicos, pero parece que a Bertolini, el DT de Racing, le gusté”.

Hoy, Maxi no recuerda exactamente qué pensó mientras pedaleaba de regreso a casa. Sí está seguro de que no esperaba ningún llamado, que no alentaba mayores expectativas. “A la noche llamaron a casa para decirles a mis viejos que tenía que ir a Buenos Aires a completar la prueba durante una semana. Fue una gran alegría, porque yo soñaba con llegar a jugar al fútbol pero tampoco me hacía muchas ilusiones”, destaca. En realidad, un año antes había probado suerte en Rosario Central.

“Quedé y hasta hice la pretemporada, pero cuando terminó me querían mandar a una liga local y la verdad era que para irme a una liga local preferí quedarme en mi club. No sé cómo la hubiera piloteado porque desde chiquito era hincha de Newell’s, por mi viejo y mi familia. Incluso iba seguido a la cancha”, asegura. Hubiera sido bravo, sin duda.

Pero lo cierto es que Racing lo hizo venir a Buenos Aires. Estuvo una semana, superó el derecho de admisión y justo el día en que se volvía para sus pagos, la gran ciudad le pasó el aviso de que no todas serían rosas: “Estábamos en la puerta del hotel donde paraba, con otros tres chicos y con Gonzalo, mi representante. Me olvidé algo en la habitación, subí un toque y cuando bajé, dos chabones le robaron el auto a Gonzalo, con todos nuestros bolsos adentro. ‘Esto es Buenos Aires’, pensé. Me quedé en ojotas, jean, remera, y con una sola media. Volví esa noche a casa en colectivo y me cagué de frío todo el viaje. Que te reciban así en la gran ciudad es difícil”.

Y si el recibimiento no fue el ideal, ni qué decir de lo que seguiría: el entrañable y singular Racing Club. “Habré estado seis meses en la pensión del estadio, con Macarone, Ponce, Piñal y Yacob. Fue jodido sobrellevarla, pero al mismo tiempo son experiencias que no te olvidás más, que no se comparan con nada. Yo me sigo juntando con esos chicos, siempre hablamos de las cosas que pasamos ahí, de cuando salíamos a bailar o de cuando nos quedábamos tomando mate y charlando”.

El 2003 fue el año de aterrizaje en el club con edad de Séptima, en el 2004 fue campeón con la Sexta y en 2005 le llegó la hora de jugar con los grandes. “Soy chiquito pero no arrugo”, anunciaba en Olé, un par de meses antes del debut, mientras posaba en una foto con el arquero Sergio Romero, que le sacaba como cinco cabezas. Parecía un chiste. Por esos días participó en varias prácticas como sparring de la Selección mayor de Pekerman. Con la otra celeste y blanca impuso una cuota de talento que escaseaba en el club, y a mediados del 2007 fue el ancho de bastos de la Selección Sub 20 que se coronó campeón mundial en Canadá con Mauro Zárate, Ever Banega y Damián Escudero. Maxi metió cuatro goles y fue elegido segundo mejor jugador del campeonato detrás del Kun Agüero. En Avellaneda se frotaban las manos, se preparaban para disfrutar del nuevo crack que acababa de explotar, pero la ilusión duró apenas un partido (2-0 a Olimpo) antes de que los rusos se lo zamparan de un bocado en una venta relámpago de 7 millones de euros. En el FC Moscú, Moralito duró cuatro meses y siete partidos.

-Igual, no me arrepiento de haber ido a Rusia, porque la pasé muy bien. Aunque en lo futbolístico no me ayudó, el pase me dio una tranquilidad económica y la posibilidad de conocer un país hermoso. Firmé un contrato por cinco años, pero quería estar en los Juegos Olímpicos y por eso volví a Racing, para que me vieran más y poder tener esa chance.
-Pero no se te dio.
-Es que no anduve bien y justo Diego (por Buonanotte) pasaba un gran momento y se ganó el lugar. Pero no reniego de haber tomado esa decisión. En un momento tenés que elegir y te la jugás.
-Además, el gol a Belgrano por la Promoción justificó ampliamente tu regreso.
-La gente me sigue recordando ese gol porque era una situación jodidísima, muy traumática, que se notaba que la gente vivía con mucha angustia. Y nosotros también la vivíamos así. En esa época, a cada lugar adonde íbamos nos decían “Nos vamos a la B, nos vamos a la B”, era tremendo jugar así.
-¿Cómo creés que te recibirán en el Cilindro cuando te toque ir?
-Por ahí no tuve la mejor salida del club: si me silban me la tendré que aguantar, y si me aplauden me voy a poner muy contento. En Racing dejé muchos amigos, que es lo más importante, y cuando estuve en el club hice las cosas bien y la gente lo reconoció. Este año esperé hasta último momento para tratar de quedarme en Racing, pero llegó un momento en que no podía esperar más.
-¿Llop te dijo que vos no eras la prioridad o te diste cuenta solo?
-En ningún momento hablé con él después de terminar el torneo pasado. Yo hablaba con los dirigentes, en realidad era yo el que los tenía que llamar para tratar de que hicieran algo, por ahí se comunicaban con la gente de IMG, que me representa, les decían una cosa y después no se hacía. Por las ganas que tenía de quedarme en Racing, me movía y hasta hablé con el presidente nuevo y llegué a pedirle que hiciera un esfuerzo, que tampoco era tanto, pero se ve que tenían el aval del técnico de que yo no era su prioridad y me la tuve que bancar.
-¿No te dio bronca que Llop se fuera a los tres partidos del nuevo torneo?
-Y sí, obvio que me dio bronca, pero igual yo estaba tranquilo y feliz con la decisión que había tomado, aunque triste de dejar a Racing en esa situación.
-¿En qué se nota que Vélez es un club serio?
-Lo fundamental es que están al día con los sueldos. Después, las instalaciones de la Villa Olímpica son impresionantes, no te hace falta nada: hidromasajes, nutricionistas, médicos, la cancha para entrenar, tenés todo. Y estar al día te da la tranquilidad de dedicarte a jugar y nada más.
-Más o menos como Racing...
-Yo no puedo hablar mal de Racing, porque lo que viví ahí fue increíble. Nunca me quejé y no me voy a quejar ahora, porque Racing me dio todo a mí.
-¿A quiénes imaginás peleando el campeonato en la última fecha?
-Ojalá que estemos nosotros, el campeonato es muy irregular y cualquiera le gana a cualquiera. Vélez está muy bien; Lanús, también, pero falta demasiado.

Por Diego Borinsky