Las Entrevistas de El Gráfico

El Bambino Veira, en primera persona

Porteño, 62 años. Jugó en San Lorenzo, Huracán y Banfield, 98 goles en 189 partidos. Como DT fue campeón con River y San Lorenzo.

Por Redacción EG ·

30 de enero de 2009









 

Nota publicada en la edición octubre 2008 de la revista El Gráfico.

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SOY UN DESASTRE. Al menos para acordarme de las frases, o para guardar fotos. Cuando me hablaron del libro, ayudé en lo que pude, pero la verdad es que, de ser por mí, no hubiera salido nunca. Decí que me encontré con Carlos Abdo, que si no...

A VECES NI ME ACUERDO de mis frases, suerte que algunos las anotaron. De otras sí, ¿eh? Un día, un jugador me preguntó por qué lo había sacado y le contesté: “Me tenés que preguntar por qué te puse, nene”. Si no la cuento después, y alguien la repite, me la hubiera olvidado.

LA BASE ESTA. Esa la dije cuando dejé Boca como entrenador, antes de que asumiera Bianchi y, la verdad, prendió un montón. Yo me avivé enseguida, ¿viste? Por eso la seguí usando.

LO LEO Y ME RIO. Los informes que vienen del libro son muy positivos, se vendió muy bien. La verdad, es muy divertido. Yo no soy buen lector, pero cada vez que lo leo, encuentro algo que me gusta y me pregunto qué vendrá después. ¡Como si no fuera mi vida!

VIVO CONTANDO ANECDOTAS y, a veces, aunque no quiera, me las piden igual. Ahora los muchachos me cargan con una segunda edición del libro, pero ya saben cómo son estas cosas: las mejores historias no se pueden contar.

LOS PIBES NO SABEN QUIEN FUI. Los más grandes ya saben de mi carrera de jugador, o como técnico. Pero los más pibes, en cambio, me conocen por lo que soy ahora. Eso de ser un personaje de Buenos Aires me resulta raro, pero la verdad es que soy eso, un personaje...

SIEMPRE FUI IGUAL. Un chico de barrio que tenía una ilusión, la de querer llegar a Primera División. Por eso creo que la gente me quiere, porque soy tan natural por la tele como personalmente.

AHORA VIVO EN PUERTO MADERO, como antes viví en muchos lugares; pero ojo, a no equivocarse, yo sigo siendo el mismo que iba al café de Chiclana y Deán Funes. Sigo yendo ahí y me encuentro con los muchachos. Si algo no se pierde en la vida es el barrio y el café.

LOS CODIGOS DEL CAFE te marcaban para siempre. Con ellos me manejé toda mi vida. No soy el único, todos los de mi generación somos así, El Chiche Sosa, el Coco Basile... Todos hemos parado en el café, en una esquina, todos nos criamos en esa forma.

NO TENGO CELULAR, ni entiendo nada de internet, me hablás de chatear y ¡salgo corriendo! Ojo, no estoy en contra de la tecnología y de saber qué pasa en el mundo, es muy bueno, pero a mí dejame como estoy...

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CONTARLE A UN AMIGO lo que te pasaba con una mina o con el laburo, era cosa de todos los días; y para eso estaba el café. Yo fui hecho de esa manera.

PARA VER FUTBOL, VOY A LA CANCHA. Después de tantos años, uno se da cuenta de cómo está plantado un equipo, qué tiene y qué le falta. No están mal los videos y mucho menos verlo por la tele. Pero cuando se trata de comentar, lo ideal es ser lo más sencillo que se pueda y aplicar toda la experiencia que uno tiene.

LA TELE ES FACIL, al menos para mí, porque me siento cómodo. Y no hay ningún secreto, simplemente soy auténtico, digo lo que pienso y actúo como soy. Yo empecé hace cerca de 12 años, en El Equipo de Primera. Había cada nene... Conducía Fernando Niembro y estaban Francescoli, Ruggeri, Bianchi, Maradona... una mesa muy fuerte... Yo dirigía Boca en ese momento.

EL FÚTBOL NO ES NINGUNA CIENCIA. Así como dentro del campo resuelve el jugador, hay que tomar al juego como lo que es, no digo no darle importancia, pero tampoco que todo sea tan dramático... Es un juego, eso es...

SI SOY EL BONAVENA DEL FÚTBOL no lo sé... Es posible, puede ser; después de todo, me crié con él, estuvimos muchos años juntos. De lo que estoy seguro es de  que, si Ringo viviera en esta época, sería un fenómeno, era único. Hoy serían Tinelli y él.

SOY MUY TRANQUILO. Claro, la gente cree que vivo de joda, pero no es así: me gusta pasear con mis hijas, ir al cine, ir al teatro... Cosa de todos los días.

ME ACUESTO A LAS TRES, CUATRO DE LA MAÑANA. Eso sí, de noche me gusta salir, estar con mis amigos, cenar con ellos... No me veo ni loco acostándome a las once.

UN LEXOTANIL te ayuda. Yo tomo uno todas las noches para apoliyar tranquilo. Primero, porque es un relajante muscular que hace bien; y además, porque tengo artrosis en los tobillos y eso me calma.

A VECES MADRUGO, pero eso sí, si es algo realmente muy importante. Si no, duermo hasta el mediodía.

EL NEGOCIO DE LA VIDA ES DISFRUTAr. Por eso yo estoy bien; porque cualquier cosa que haga, trato de pasarla bien, de la mejor manera posible y ponerle la mejor onda. ¿Te parece que es muy difícil?

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NO HABLO DE FÚTBOL, salvo que en una de esas me prenda. Yo paro en “Clásica y Moderna”, una librería-bar muy bohemia que está por Callao, cerca de la avenida Santa Fe. Y por las noches, voy a cenar a La Raya con los muchachos de siempre: el Coco Basile, Cherquis Bialo, Pagani, Cacho Paladino... Y hablamos de anécdotas, de cosas del pasado o del presente, pero poco de fútbol.

HAY QUE ESTAR preparado. Yo siempre soy muy natural para todo, pero cuando tengo un evento, me mentalizo: voy preparado, sabiendo que voy a estar con mucha gente y que, si tengo que firmar doscientos autógrafos, lo voy a hacer, siempre con la mejor onda. Por eso nunca me siento invadido, estoy preparado mentalmente.

LA MENTE ES TODO. Yo estuve mal. Pero muy mal, ¿eh? Estuve en un pabellón de Villa Devoto; de eso no me olvidaré jamás, pero siempre supe que era inocente. Cuando salí en libertad, fui a caminar por la calle Florida. Y la reacción de la gente me hizo saber que no estaba equivocado. A los 40 días, volví a San Lorenzo.

ME GUSTA EL FÚTBOL dinámico. Con Alfredo Weber siempre trabajamos en equipos equilibrados en lo táctico, bien físicamente y dinámicos; si a eso le sumás la cuota de precisión, ahí está. Si está la dinámica y después la contundencia, perfecto. A la salida de los volantes y la gran sorpresa de llegar por afuera, hay que culminar bien la jugada, tener precisión, por eso digo que el fútbol no es ninguna ciencia.

SE VENDEN muchos jugadores y por eso, a veces, no hay estructura. River, Boca, San Lorenzo, Estudiantes, Lanús, pueden hacerlo; pero otros, por vender, terminan desequilibrados en la cancha, no hay recambio. Los clubes con menos recursos económicos empiezan a vender jugadores y se desequilibran en la cancha. Pero a veces, no les queda otro remedio que vender.

VOLVERIA A SER TeCNICO si apareciera un proyecto bueno. Hoy están muy presionados –técnicos y jugadores-; no hay plazos de espera. Y yo digo lo mismo de siempre: un entrenador tiene que estar 6 meses y ver la estructura, y después otros 6 meses para ver qué se puede traer, hay que tener un año de trabajo... Por eso un día, estando en San Lorenzo, les dije a los jugadores que íbamos a jugar al fútbol, no a la cámara de gas...

NUNCA ENSAYO NADA. Cuando dije: “La base está” fue porque, realmente, era una base de Boca extraordinaria. Las otras, como: “Belleza” o “Enderezá la nave que partimos”, me salieron de una...

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DOY CHARLAS A EMPRESARIOS. Y nunca ensayo, ya lo dije. Hablo de la personalidad, del liderazgo, de la motivación... Pero ya sé cómo sigue todo, porque a la media hora, ¡terminan pidiéndome anécdotas!

LA DEL TITANIC me la repiten siempre y la verdad es que está buena. Esa la dije cuando estaba en San Lorenzo, allá por el 2004-2005: “Pibe, tengo más laburo que el plomero del Titanic”. Yo, por las dudas, cuando puedo la repito. ¡Me hace reír siempre! Por lo general, cuento una anécdota, me acuerdo de lo que pasó, y por eso me río...

FUI FANA DEL NEGRO PELE, así que cuando pude compartir lugares y hoteles con el Negro, sentí una emoción grande, tremenda. Fue una forma de darme cuenta de que, después de todo, había elegido el camino correcto.

SOY ENTRENADOR DE CASUALIDAD o, mejor dicho, porque Carmelo Faraone me habló, porque si no, a mí no se me hubiera ocurrido nunca. El me llamó para jugar en Ferro, pero yo ya no quería más. Entonces empezó a hacerme ver los partidos y a entrenar con él. Un día me aconsejó hacer el curso de técnico y ahí empezó todo... 

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SABIA QUE IBA A JUGAR EN PRIMERA, nunca lo dudé: se lo decía a todos, a mis amigos, a mis viejos; yo jugaba en la Cuarta y me daba cuenta de que valía, de que desequilibraba. Siempre me tuve una gran fe. Reconozco que esa fue siempre una de mis grandes virtudes.

EL CARISMA ES OTRA cosa, eso viene con uno o no. Y en eso tuve un don, que descubrí siendo pibe: me di cuenta de que era diferente a los demás.

TODO PASA POR LA CABEZA, cuando uno no está bien, trata de mentalizarse para estar bien; pasan cosas y momentos malos, duros, pero uno trata de compaginar el día para estar bien...

ME PIDEN CONSEJOS de vida y me da risa. Ojo, no es una burla, para nada, ¿eh? Al contrario, lo que pasa es que, al menos para mí, la vida es sencilla, hay que saber enfrentar los problemas siempre con buena onda y una sonrisa. Siento que es algo muy simple; pero me doy cuenta de que, para los demás, no lo es tanto. Por eso la fórmula me parece tan sencilla...

HAY QUE SABER MIRAR. Cuando en River jugamos con el Steaua de Bucarest en Japón, por la Copa Intercontinental, estudié todos los detalles. Y así me di cuenta de que, cuando había un foul, miraban al arquero y se distraían. Y así fue, porque el Beto Alonso se apuró en una y Alzamendi metió el rebote.

NO TODAS LAS ANÉCDOTAS son mías, aunque las haya vivido. El día que Casa perdió el brazo nos preocupamos todos, fue un golpe terrible para él. Hasta lo mandaron a Estados Unidos para que le colocaran uno ortopédico. El asunto es que, cuando volvió, nos juntamos todos para darle la bienvenida. Todo el equipo de San Lorenzo estaba reunido... ¡Pero el Manco apareció sin el brazo! "¿Qué pasó?", le preguntamos todos. “¡Lo vendí, muchachos, lo vendí!”. Ese día aprendí que la mente es lo más poderoso que hay. Y la buena onda, claro.

LA CHARLA DE MI VIDA fue cuando estaba en San Lorenzo, en el 95. Se acercaba la final del Clausura. “Esto es San Lorenzo, carajo. Vamos, los quiero a todos mirando para arriba, sacando pecho”, y unas cuantas cosas más. En el partido final, Gimnasia recibió a Independiente; y San Lorenzo viajó a Rosario, para medirse con Central. Los dos partidos al mismo tiempo. Cuando finalmente supe el resultado, lloré mucho, sentí que había cumplido con mi misión y que aquella charla técnica había sido la mejor de mi vida...