Historias

Grandes peleas, se buscan

Con De la Hoya y Mayweather al borde del retiro, quedan pocos boxeadores que puedan llegar a ofrecer verdaderos espectáculos pugilísticos.

Por Redacción EG ·

08 de mayo de 2007
Ya quedó atrás la noche del sábado. La esperada noche del sábado 5 de mayo. En el MGM Grand Arena, ante 16.000 espectadores, Floyd Mayweather le ganó por puntos a Oscar De La Hoya y capturó el campeonato de los medianos júnior del Consejo Mundial de Boxeo. Fue, por cierto, una pelea en la que por momentos se vivió más un duelo de esgrima que una batalla campal. Y, aunque muchos silbaron la decisión, ganó quien pegó más y mejor sobre el que atacó toda la noche.
 
Después del encuentro, los dos manifestaron dudas sobre el futuro. Oscar un poco menos: “Creo que yo gané esta noche; veré de nuevo el combate y entonces decidiré qué hacer”, dijo –sin mencionar que, además, fue el promotor de la pelea, o sea que ganará mucho más que los 24 millones de dólares asegurados de bolsa. “Siento que voy a retirarme, quiero estar con los míos, pero no estoy seguro”, dijo Mayweather, que viene amenazando hace rato con colgar los guantes.
 
No faltan quienes dicen que habrá una revancha. Sólo justificable para generar más millones ya que en el ring quedó en claro que Oscar, a los 34, ya está viejo para pelear con Floyd (30) mucho más veloz y técnico que él.
 
¿Y ahora? Con Oscar se está yendo el último gran generador de dinero del boxeo moderno. Se vienen algunos choques interesantes como el de Bernard Hopkins con Winky Wright. O el de Ricky Hatton ante José Luis Castillo. O la aparición de Manny Pacquiao ante sea-quien-sea. Y quedan todavía, retazos de Eric Morales o Marco Antonio Barrera. Todos grandes peleadores.
 
Pero esas súper peleas, capaces de conmover al mundo, no están a la vista. Ni siquiera ésta, que ha batido algunos records de recaudación –como si, después de todo, la recaudación de dólares fuera lo único en la vida- fue una batalla que quedará en la historia. Nada que ver con Ali-Frazier I o II, Hagler-Hearns, Durán-Leonard I. Ni mucho menos aquellas ya legendarias noches de los LaMotta, Zale, Graciano, Robinson & Co.
 
Es un gran boxeador Mayweather, pero no estremece al fanático del boxeo. No se entrega. No tiene por qué hacerlo, es cierto. Pero le falta la pasión que, por ejemplo, ha puesto el propio Oscar en cada presentación, ganando o perdiendo. Peleando con Oscar, Mayweather ha colectado una fortuna, pero seguramente mañana –si pelea con otro- las cifras caerán, puesto que el astro real era Oscar. No, no hay grandes peleas en el futuro, de ésas que erizaban la piel con sólo imaginárselas. Y, para colmo, tal vez haya sido la última de El Niño de Oro quien, por lo menos, siempre le puso pasión y corazón a sus combates. Carlos Irusta