Tres animales: debut demoledor de Leo, el Toro y la Araña

LA SELECCIÓN ARGENTINA goza de muy buena salud, eso está claro. El apetito de gloria nunca lo pierde y se dio un atracón este martes frente a Bolivia en el Monumental, donde no dejó dudas y aplastó a su oponente a pura jerarquía.

Pero era la noche en la que habría una prueba de fuego: la primera vez en la cancha desde el vamos del tridente ofensivo conformado por Lionel Messi, Lautaro Martínez y Julián Álvarez.

Cuando le preguntaron al entrenador Lionel Scaloni si podrían estar los tres como titulares, contestó que era "una posibilidad". Después se convirtió en realidad y sin dudas que el conductor debe haberse quedado tranquilo porque cuenta con un arma mortífera en la era post Ángel Di María con la que preocupar a los rivales.

Las pruebas están a la vista: los tres marcaron goles y se vistieron de asistidores. En el primero, la presión de Lautaro en la salida boliviana surtió efecto y terminó en un pase a Messi para que definiera de zurda al primer palo del arquero Luis Viscarra.

 

 

En el segundo, Julián metió un hermoso pase desde la mitad de la cancha que el capitán recibió de frente al arco en la medialuna del área para asistir de primera al crack de Inter, quien definió de derecha.

 

 

El tercero nació de los inspiradísimos pies de la Pulga, que de una pelota parada dejó cara a cara a la nueva figura de Atlético Madrid para que patee de derecha y de pique al suelo para facturar el 3-0.

 

 

Con Messi como bastonero, el tan mentado "doble 9" del Toro y la Araña no fue tal ya que la posición central del ataque la ocupó más Lautaro y Julián se movió con más libertad y dinámica desde más atrás. 

A los 19 del complemento se diluyó la sociedad con la salida del hombre de Calchín para que ingrese Thiago Almada, autor del cuarto tanto, y a los 27 se fue Martínez para dejarle su lugar al debutante Nico Paz. Pero el debut del terceto fue a todas luces muy auspicioso y otra señal de alarma para todo aquel que se interponga al furioso frenesí de un equipo que no pierde jamás el apetito destructor.

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